—¿Qué quieres...? ¿Qué? — El divorcio. Te dejaré esta casa y tendrás una pensión lo suficientemente buena como para que no tengas que trabajar el resto de tus días. El trabajo es aparte, por lo que podrás continuar sin problema Salvo la palabra divorcio, Irene no escuchó más. Miró al hombre frente a ella atónita y confundida. Sabía que no había mucho tiempo de por medio y, que cualquier cosa que pudieran desarrollar había sido muy poca, pero. —Lily volvió, y hasta hace unas horas me enteré de que voy a ser padre dentro de muy poco tiempo. Cumpliré con todo lo que quedamos. Tienes toda la libertad de rehacer tu vida, y si necesitas algo, solo dímelo, no importa de que se trate, te apoyaré Su fría mirada y esa indiferente manera
Todas esas mujeres que, en algún momento, se jactaban de ser sus compañeras o “novias” en esos momentos, varias estaban en las sillas apretando con irritación sus pañuelos, otras se abstuvieron de ir y por lógica, a algunas otras no les importo un poco.Sin darse cuenta les había ganado a todas ellas, y un sentimiento de autocomplacencia, apareció inesperadamente. Ella misma se sorprendió por un momento, se sacudió todos los pensamientos inútiles y trato de centrarse en lo que tenía en ese momento. Al día siguiente, Irene se levantó muy temprano como siempre. Acostumbraba correr todas las mañanas, pero ese día bebió té en la terraza relajadamente.Sintió unas ganas inmensas de observar a Alan dormir, pero su vergüenza era más grande. Así que decidió esperarlo afuera.Es perfecto.
"¿Estás jugando?"La expresión de Irene era muy fácil de descifrar, por lo que Alan simplemente la ignoró y se dirigió a Arturo.— Si tenemos un hijo entonces, ¿Seremos dueños? O ¿Simples administradores? Todos los presentes estaban tan eufóricos, por la romántica pareja.Ambos eran jóvenes y atractivos, ella a pesar de no ser una mujer de la realeza o de una familia tan prominente como Alan, era recatada y exudaba un aura de elegancia y suavidad atrayente. Cualquiera ya fuera hombre o mujer, querría robar una vista más de ella al verla pasar. Cosa que todos sabían. Irene estaba tan impactada, que no supo qué decir en el silencioso auto.La actitud de Alan como esperaba cambio en el instante en el que estuvieron seguros de que nadie los seguía o fotografiaba.Aún podía sentir cosquillear el lugar en donde su brazo toco. Su coraz&oacuUn análisis perfecto.
No terminan los problemas.
La chica que no disimulaba para nada su mirada, se quedó estática admirándolo.Alan de inmediato se molestó al sentir la mirada tan desagradable. Irene cubrió una sonrisita con su mano y Alan se acercó a ella. Ella estaba sentada, pero él se puso de pie frente a ella con una mueca de desagrado, (No exactamente por ella). Le hizo una señal con la cabeza para que se fueran. A la mañana siguiente, Irene completamente recompuesta, se estiró en la cama y sonrió relajada. Se sentó y, recordó que estaba tan exhausta el día anterior que, como los pesados días de la oficina, casi se movía solo en automático.Miro a su alrededor y vio el enorme ventanal el mar se veía esplendido, se puso de pie y caminó hacia él. La vista era hermosa y hasta utópica.Último capítuloLa luna de hiel.