Todos los presentes estaban tan eufóricos, por la romántica pareja.
Ambos eran jóvenes y atractivos, ella a pesar de no ser una mujer de la realeza o de una familia tan prominente como Alan, era recatada y exudaba un aura de elegancia y suavidad atrayente. Cualquiera ya fuera hombre o mujer, querría robar una vista más de ella al verla pasar. Cosa que todos sabían.
Menos ella.
Irene se sentía en una nube, estaba tan emocionada, que cualquier cosa que sucediera a su alrededor ni la notó. Pero desafortunadamente, pudo haberse ahorrado muchos disgustos si, por lo menos hubiera visto una vez, a la mujer que a la distancia rechinaba los dientes, mientras los miraba furiosa.
Alan sonrió con satisfacción y le lanzó una mirada retadora a Lily, ella estaba tan segura de su agarre en él, que creyó que con haberle dado una excelente noche de sexo y llorarle lastimosamente arrepentida, habría sido suficiente. Pero no, no solo no cancelo esa estúpida boda, sino que se burló a cada segundo que podía de ella.
Estaba tan molesta y en su interior a cada hora que pasaba, una gran llama de rabia, celos y arrepentimiento no la dejaban en paz.
¿Como había sido tan estúpida? ¿En qué demonios estaba pensando?
– Todo es culpa de ese maldito viejo.
Mordiéndose fuertemente los labios, estaba recordando el cómo habían sucedido las cosas. Todo estaba cada vez más complicado, pero ese desgraciado simplemente quería una amante de turno, aunque le prometió dejar a su esposa, adorarla y darle todos los papeles principales de sus nuevos guiones como su musa. La historia fue muy diferente después.
No habían pasado ni dos meses cuando el desgraciado la botó del departamento y cancelo todas las tarjetas que le había dado. Sus cuentas de banco estaban tan bajas que quería llorar cada que veía sus estados de cuenta. Y al final.
Resultó que el tonto que había descartado como b****a, era el único heredero de la familia Martínez casi quería arrancarse el cabello por su gran estupidez. Relativamente confiada, se acercó a él nuevamente, pero fue rechazada cada vez.
Al encontrarlo en su despedida de soltero, sacó todo el armamento y tácticas que tenía y conocía. Todo por no dejar ir a ese gran y perfecto pez que tanto la había adorado. Esa noche fue implacable, fue rudo, insensible y grosero.
Aunque muchas veces había sido tratada de esa manera, en esos momentos se sintió tan herida y rebajada que estuvo a punto de botar todo y salir de ahí por la última dignidad que le quedaba.
Pero al recordar las cuentas casi vacías y sus deudas en las tiendas, tragó saliva seca y continuó diciéndole palabras de amor y entregándose con gran "emoción" pero ella en ningún momento notó, que a él ya no le importaba en lo más mínimo.
Desgraciada o afortunadamente, debido a su anonimato pasó por situaciones similares. No fue la primera vez en la que una chica lo había botado y humillado. La primera en hacerlo simplemente volvió llorando y suplicando perdón al saber quién era su abuelo. Y de igual manera, el experimento con la segunda y tercera.
Estaba asqueado...
En esas ocasiones de verdad lo habría dado todo por aquella que lo amara sinceramente, pero simplemente fue usado para levantar su ego y era desechado después. Por eso prefirió ser quien jugaba a ser con quien jugaban. Los días de entrega e inocencia pasaron rápido.
Para su desgracia, incluso su abuelo comenzó a intensificar su "entrenamiento" por lo que también eso influyó a no tomar enserio a nadie. No sufrió traumas especialmente grandes, ni situaciones de vida o muerte, incluso Irene pasó por momentos más difíciles que él, y él mismo lo tenía claro.
Entendió el gran compromiso de su abuelo con ella, por lo que decidió apoyarlo y en parte, compartir esa carga, ella no era mala, tenía educación, y siempre fue muy "accesible" por lo que también creyó que sería lo más prudente, debido a su hartazgo de las mujeres, y obviamente.
Sería la venganza perfecta hacia esa ramera traidora. Nunca había sentido a ese nivel tal traición, pero en específico con Lily, incluso llegó a pensar en el matrimonio seriamente, no era adepto a la idea de sentar cabeza, la perfección o la imagen pública al principio, pero debido a Lily y su trabajo como modelo y actriz, siempre hizo lo que ella pedía al pie de la letra, respetaba su trabajo y se sentía muy orgulloso de sus triunfos, la apoyó en las sombras y siempre estuvo cuando lo necesitaba.
Pero ella... Siempre estuvo con varios hombres más. No solo se trató del director cretino ése. Sino también de escritores, animadores, conductores y actores de renombre. Jamás dudó de ella, así que nunca la mandó seguir o investigar.
Quedando al final como un completo imbécil consigo mismo.
Por eso y muchas cosas más, Irene era perfecta. Era profesional y entendía casi cualquier cosa de la que se hablara, era adaptable y muy perspicaz. Por lo que incluso para la empresa en donde podría vigilarla sin mucho esfuerzo, sería perfecta, ambos trabajaban bastante bien incluso antes de que se tomara la decisión del matrimonio.
Así que no habría problemas más grandes.
Aunque no directamente siempre llegaban los halagos de sus superiores hacia ella, su dedicación y esfuerzo eran conocidos perfectamente en la empresa entera. Su abuelo siempre fanfarroneaba sobre ellos dos, y, aunque no quisiera, debía admitir que, aunque personalmente no le llamaba la atención. Profesionalmente tenía mucha curiosidad. Y hasta donde iban, cada vez le agradaba más.
Esa mirada de adoración no era finida como las de Lily o las otras, su cuerpo se veía tan pulcro y delicado que parecía una jugosa fruta de la cual quería desesperadamente un trozo, pero, todo a su tiempo.
Ella estaba tan limpia, y totalmente ignorante. Que debía tener calma, hasta donde le entregaron el reporte parecía inclusive ser virgen, al recordar esa hermosa y tersa piel, su timidez y calidez, solo despertaba en él, el deseo de hacerla suya aún más.
– Muy bien, es todo.
Aunque en el transcurso de su "análisis" pasaron horas, en la realidad solo habían transcurrido unos cuantos minutos. Pasó su brazo por el hombro de Irene y la protegió en su abrazo mientras pasaban a los reporteros.
Subieron al auto y se alejaron del lugar.
Esteban y Lily, miraban el auto alejarse con distintos estados de ánimo.
- ¿No ibas a hacer algo?
Pregunto Ramiro.
- No, a partir de este momento si no me necesita no volveré a aparecer frente a ella.
- Pero y... Si... ¿Sí?
Esteban sonrió hermosa y cálidamente mientras subía a su auto.
- Entonces estaré ahí sin importar quien se oponga.
Irene estaba tan impactada, que no supo qué decir en el silencioso auto.La actitud de Alan como esperaba cambio en el instante en el que estuvieron seguros de que nadie los seguía o fotografiaba.Aún podía sentir cosquillear el lugar en donde su brazo toco. Su coraz&oacu
La chica que no disimulaba para nada su mirada, se quedó estática admirándolo.Alan de inmediato se molestó al sentir la mirada tan desagradable. Irene cubrió una sonrisita con su mano y Alan se acercó a ella. Ella estaba sentada, pero él se puso de pie frente a ella con una mueca de desagrado, (No exactamente por ella). Le hizo una señal con la cabeza para que se fueran. A la mañana siguiente, Irene completamente recompuesta, se estiró en la cama y sonrió relajada. Se sentó y, recordó que estaba tan exhausta el día anterior que, como los pesados días de la oficina, casi se movía solo en automático.Miro a su alrededor y vio el enorme ventanal el mar se veía esplendido, se puso de pie y caminó hacia él. La vista era hermosa y hasta utópica. Irene comenzó a comer en silencio sin poder disimular suincomoidad. Alan perdido en sus pensamientos, creyó que dejando el tema de lado podría ser más sencillo. Simplemente era algo que a ella no le concernía.Ella temiendo que le provocara una indigestión tanta incomodidad, comió muy poco y comenzó a caminar en el agua. Trató de relajarse y dejarlo con sus pensamientos, era normal, una traición así no era algo muy fácil de sobrellevar y superar. La luna de hiel.
La luna de miel.
Con una mirada de tonta, se quedó congelada en el lugar. Alan volvió a sonreír. – Lo siento, te debo un paseo y una comida decente.Se puso de pie nuevamente y extendió su mano frente a ella. Irene de igual manera sonrió y tomo su mano. El mesero esperó toda la tarde por noticias, no hizo su renuncia o fue a hablar con nadie. Esperaba por lo menos poder ver que ella estaba bien, aunque sea una vez antes de irse.Toda la tarde, se corroboró que ella estaría perfectamente, ni siquiera él mismo sabia de donde rayos había sacado el valor para hacerse creer su salvador o algo así. Toda la tarde se la paso con cierta molestia e irritación, para sus compañeros, jefes e incluso los mismos clientes les pareció extraño, él siempre fue modesto, amable y atento. En la cama, Alan subió sobre ella, Irene estaba un poco temerosa, pero mientras más sentía su nerviosismo y vergüenza, sentía como si estuviera en sus días de escuela, varias fueron las chicas que se le entregaron, pero ninguna como ella. Incluso en la cama trataban de tomarle la delantera, como si fueran las grandes expertas, ansiosas y con una gran curiosidad. A ninguna la trató tan delicadamente, ni la beso con cariño como si fuera un tesoro, todo lo que conocía se fue por la borda. Estoy lista.
La primera noche.
El dolor en el cuerpo y una gran sed la hicieron despertar, con las cejas arrugadas quería cubrir el molesto sol que entraba por la ventana. Pero simplemente se rindió y se dio vuelta para cubrirse la cabeza con una almohada. – ¿Aun tienes sueño? Se escuchó una vocecilla traviesa junto a ella. Con algo de i