La primera noche.

En la cama, Alan subió sobre ella, Irene estaba un poco temerosa, pero mientras más sentía su nerviosismo y vergüenza, sentía como si estuviera en sus días de escuela, varias fueron las chicas que se le entregaron, pero ninguna como ella.  

Incluso en la cama trataban de tomarle la delantera, como si fueran las grandes expertas, ansiosas y con una gran curiosidad. A ninguna la trató tan delicadamente, ni la beso con cariño como si fuera un tesoro, todo lo que conocía se fue por la borda.  

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