Al día siguiente, Arturo muy emocionado, presentó nuevamente a Irene.
— Bueno, como ya saben y la conocen, mi preciada perla, ahora es oficial y legalmente parte de mi familia y la empresa.
La abrazó y le dio un beso en la frente con mucho cariño. La mayoría emocionados se sintieron muy felices por ella, salvo unos pocos.
Alguien, con un sabor agrio en la boca, sonrió y aplaudió sin mucho ánimo. No importaba cuanto tratara de superarlo ella era como una obra de arte que había terminado en el fango de los cerdos.
Alan tenía una pésima reputación, y, muchas mujeres miraban a Irene con burla y desdén. ¿Cuánto tiempo Alan podría serle fiel?
Sólo quedaba esperar, y todas, estaban dispuestas a intentarlo. Ése hombre no era cualquier cosa, era guapo, ambicioso y arrogante.
Por muy caballeroso que se mostrara, todas sus secretarias inmediatas creían conocerlo a la perfección.
No importaba si tenía esposa, siempre que pudieran tener por
Durante el día todo fue tranquilo, la revisión de documentos, el almuerzo expréss, más firmas, la comida de igual manera que el almuerzo. Alan después de unas horas más, comenzó a verse algo estresado, Elena, sonrió mientras se mordía el labio. Ya conocía bastante bien sus acciones y reacciones, cuando se sentía más estresado, siempre que entraba ella o alguna de sus "amigas" era una escandalosa y muy fascinante sesión de sexo. Después de un rato más, desabrochó unos botones de su blusa dejando casi al descubierto sus bonitos senos, y, se quitó las pantaletas. Llevó su café y lo puso en su escritorio. Su secretario y asistente no estaría hasta el día siguiente, así que básicamente tenían todo el tiempo que quisieran. Ella al verlo comenzó a mojarse debido a las ansias que llevaba reprimidas desde hacía se
Lástima, que no siempre sale todo como uno quiere…*********Irene no comió mucho, Alan hizo todo lo posible por relajar el ambiente, comenzaron a conversar y, paso el tiempo nuevamente. Sus atenciones y miradas eran solo para ella, sus sonrisas y guiños también.No era un restaurante cinco estrellas como acostumbraba, pero a él no le importó. Llegaron a casa, y, Alan apenas cerró la puerta, se abalanzó sobre ella, la recargó en la pared, y comenzó a comérsela a besos. Irene pronto perdió la respiración, y comenzó a jadear con él.Sus miradas se cruzaban a cada momento y su aliento se entrelazaba. Alan era el hombre que amaba, y se aseguraría de tenerlo para siempre. No quería sonar egoísta y posesiva, sin embargo estaba segura en alguna parte de su corazón, que ella ya era algo para él.No le interesaba nada más, solamente lo tenía a él y al abuelo, ya no tenía más que pensar. Lo abrazó con fuerza y se aferró a él, todas las veces que se le antojó.Al día siguiente, el dolor en el cue
-Pero que coincidencia, ¿Cómo se encuentra el rompecorazones más destacable de la ciudad?La mujer deliberadamente ignoró la presencia de Irene. Ella apretó los dientes y estaba por hablar, cuando Alan reaccionó primero.— ¿No ves acaso que estoy ocupado? Y será mejor que midas tus palabras. Ahora estoy casado. Espero que respetes a mí esposa.La mujer se quedó sin palabras, ella fue testigo de cómo en varias ocasiones él mismo abandonaba a sus acompañantes por otra mujer mejor si le apetecía, mientras no fuera serio, se comportaría como un completo patán.
—¿Qué quieres...? ¿Qué? — El divorcio. Te dejaré esta casa y tendrás una pensión lo suficientemente buena como para que no tengas que trabajar el resto de tus días. El trabajo es aparte, por lo que podrás continuar sin problema. Salvo la palabra divorcio, Irene no escuchó más. Miró al hombre frente a ella atónita y confundida. Sabía que no había mucho tiempo de por medio y, que cualquier cosa que pudieran desarrollar había sido muy poca, pero... Sinceramente, creyó por un momento que todo lo que habian pasado y vivido, habría sido de calidad, que por lo menos un lugar en su corazón se había ganado. Sin embargo... Para su desgracia no fue así. Ella
Alan frunció el ceño de inmediato, y la miró un poco irritado. - ¿Por...? ¿Qué? Preguntó cortante. Irene quería decírselo... Pero... ¿Qué cambiaría? ¿Quería que escogiera entre ella y Lily? No, esa mujer estaba dispuesta a usar cualquier cosa para volver con él, y mientras más se metiera en su camino solo sufriría. Por el bien de su bebe y el suyo, lo mejor era... Que todo siguiera su curso como en ese momento. Al ver su cambio de ac
Irene salió de la casa a primera hora del día siguiente. Alan que se Alan corrió tras ella, pero al parecer ya había subido al ascensor, Pregunto a su secretario, pero este en silencio le señalo con la cabeza las escaleras, algo incómodo. Alan corrió inmediatamente, pero no vio nada. Con una cara fea miro a su secretario, Esteban sonriente como un niño, caminó con ella por el centro de la ciudad. Pasaron por varios lugares y, mientras buscaban un lugar para comer, el tiempo pasó volando para Irene. Ella comenzó a sonreír en algún momento por sus ocurrencias y, le daba la razón en algunos comentarios. Último capítuloÁngel de la guarda
Mi nuevo y creciente amor.