—Entiendo eso cariño, pero no puedo dejar al abuelo encargarse de esto solo. En cuanto lo den de alta regresaremos a casa. —¿Por qué debes quedarte? Preguntó Carlos algo irritado. Karina que jugaba entre sus brazos volvió la mirada y vio a su padre irritado. —Papi... Si no quieres estar lejos de mamá, ¿Por qué no vamos? A Carlos por un momento se le ilumino la mirada y sonrió con orgullo. Besí su cabecita y con un tono completamente diferente le hablo a Irene. —¿Qué te parece si los acompañamos? Max extraña a sus hermanos y Tobías tambien quiere visitar la ciudad... —Eso no... El chico involuntariamente involucrado estaba por negarlo, cuando Carlos le susurró algo irritado. —Cállate, no te molestaré tres meses con la computadora. Inmediatamente él aceptó. —¿Cuánto tiempo tengo sin ver a Estefanía? Madre, no hay problema si vamos, ¿Cierto? Irene se emocionó también al saber que no estaría lejos de su familia e inmediatamente asintió. —Perfecto, entonces los veré en el aeropu
—¡Me voy papá!—¡Estefanía! ¡Estefanía! ¡Te estoy hablando! La niña... Señorita en cuestión, salió de la casa rápidamente y subió a su auto. Richard que estaba por bajar del mismo, sintió su vida pasar frente a sus ojos cuando ella aceleró y salió de la mansión. —¡Maldita sea! ¡¿Quieres matarme?! —Jajajaja, no es nada que no puedas controlar. Además, hoy no quiero escuchar a mi padre. Si no salía de ahí rápido estaría en problemas con mamá. Richard solto un profundo suspiro exasperado. Desde hacía mucho tiempo esa chiquilla malcriada estaba por volverlo loco. Ocho años habían pasado, Tobías había crecido cómo un gran chico, flojo y hasta cierto punto caprichoso, pero iba por un fructífero y gran camino. Alana era una niña hermosa, tierna y dulce, que, pese a la necedad de los padres de Esteban jamás estuvo cerca de ellos o supo de su padre hasta ese momento, Irene tomó la decisión de esperar a que tuviera edad, para poder hablar con ella y explicar un poco la situación. Y en cua
—¿Qué quieres...? ¿Qué? — El divorcio. Te dejaré esta casa y tendrás una pensión lo suficientemente buena como para que no tengas que trabajar el resto de tus días. El trabajo es aparte, por lo que podrás continuar sin problema Salvo la palabra divorcio, Irene no escuchó más. Miró al hombre frente a ella atónita y confundida. Sabía que no había mucho tiempo de por medio y, que cualquier cosa que pudieran desarrollar había sido muy poca, pero. —Lily volvió, y hasta hace unas horas me enteré de que voy a ser padre dentro de muy poco tiempo. Cumpliré con todo lo que quedamos. Tienes toda la libertad de rehacer tu vida, y si necesitas algo, solo dímelo, no importa de que se trate, te apoyaré Su fría mirada y esa indiferente manera
Todas esas mujeres que, en algún momento, se jactaban de ser sus compañeras o “novias” en esos momentos, varias estaban en las sillas apretando con irritación sus pañuelos, otras se abstuvieron de ir y por lógica, a algunas otras no les importo un poco.Sin darse cuenta les había ganado a todas ellas, y un sentimiento de autocomplacencia, apareció inesperadamente. Ella misma se sorprendió por un momento, se sacudió todos los pensamientos inútiles y trato de centrarse en lo que tenía en ese momento. Al día siguiente, Irene se levantó muy temprano como siempre. Acostumbraba correr todas las mañanas, pero ese día bebió té en la terraza relajadamente.Sintió unas ganas inmensas de observar a Alan dormir, pero su vergüenza era más grande. Así que decidió esperarlo afuera.Es perfecto.
"¿Estás jugando?"La expresión de Irene era muy fácil de descifrar, por lo que Alan simplemente la ignoró y se dirigió a Arturo.— Si tenemos un hijo entonces, ¿Seremos dueños? O ¿Simples administradores? Todos los presentes estaban tan eufóricos, por la romántica pareja.Ambos eran jóvenes y atractivos, ella a pesar de no ser una mujer de la realeza o de una familia tan prominente como Alan, era recatada y exudaba un aura de elegancia y suavidad atrayente. Cualquiera ya fuera hombre o mujer, querría robar una vista más de ella al verla pasar. Cosa que todos sabían. Irene estaba tan impactada, que no supo qué decir en el silencioso auto.La actitud de Alan como esperaba cambio en el instante en el que estuvieron seguros de que nadie los seguía o fotografiaba.Aún podía sentir cosquillear el lugar en donde su brazo toco. Su coraz&oacuUn análisis perfecto.
No terminan los problemas.