O C H O

O C H O

Estaba corriendo por el parque, no me daba tiempo a ejercitarme y estar sola sin cuidar a mi bebé me ponía maluca en sentido de enferma, así que salí a distraerme, me puse una licra y una camiseta, una coleta alta, música y a correr.

Estaba en lo mío cuando el vecino de mi jefe se puso a mi lado haciéndome compañía sin pedírselo.

Me detuve sacándome los auriculares y lo enfrenté.

—¿Hola? 

—Stefanía Belmonte ¿Cierto?. Quiroz Belmonte. —lo miré extrañada y asustada, miraba a los lados esperando a que saliera hombres a secuestrarme.

—No es muy común que los vecinos de tu jefe sepan tu nombre, y menos te sigan.

Eso era muy extraño y producía miedo.

—No soy cualquiera —se acercó y yo retrocedí— Te conozco hace tiempo sólo que tú no a mí.

—Eso asusta. —retricedí unos pasos dispuesta a correr.

—Quizás, eres especial para mí.

Ahora correr es la única opción para mí, y el gas pimienta no es un accesorio

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