N U E V E

N U E V E

El lunes era diferente, ya sabía que el vecino de mi jefe era mi hermano y pues me sentía por un lado acompañada. Había llegado temprano a la casa, el señor iría a trabajar. El tiempo había transcurrido y me había encariñado con el niño y él conmigo. Teníamos una relación como de amigos, un niño de dos años y una mujer de veintiocho años, perfecto, el sabía escuchar mis cosas más locas y no hablaba sólo balbuceaba cuando quería comer, jugar o hacer algo particular. El hombre perfecto.

La laptop en la casa era de ayuda. Yo buscaba vídeos en YouTube y recetas faciles de comida y las preparaba y luego le contaba a Morey mis avances en la cocina. 

Yo hacia lo mío y también estaba pendiente del desayuno de Oliver. Ya saben, las mujeres pueden hacer muchas cosas a la vez.

Había un silencio sospechoso y por instinto voltee. Estaba normal, como si no rompiera un plato el niño en su silla. Estaba sospechoso la situación así que fingí voltear

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