T R E C E

T R E C E

Estaba feliz, asustada, extasiada... una mezcla de emisiones que hacía ebullición dentro de mí y sólo me provocaba gritar. 

Llegué a casa desvistiendome, me quité el maquillaje y me puse la ropa de siempre. Guardé dentro de una caja de zapato mis cosas valiosas y entre ellas la máscara robada de mi jefe.

Con ayuda de Morey monté a Oliver al carro y me fuí a la casa donde debería estar.

Lo recosté en su habitación y con las ganas que tenía de dormir me lancé a un lado de él.

Soñé, sí que soñé con un hombre moreno que vestía un traje elegante y en su rostro una máscara negra, era un sueño tan vivo y real. Me levanté de la cama flotando, no tocaba el suelo y se sentía de maravilla. 

Besó mis cicatrices y mi corazón lo supo y estalló. Así quiero que bese las cicatrices de mi corazón.

Me lavé el rostro y bajé las escaleras, Oliver no estaba conmigo.

En la cocina había un niño en su silla desayunando feliz.

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