O N C E
Llegué cansada a la casa. Cuidar de un niño es agotador. No sabía que hacer si bañarme o dormir o quizás comer. Me lancé en el sofá y allí quedé casi muerta.
—¿Que tenemos aquí? —me levanté al oír a Ethan con Mora en brazos.
—Pensé que tardarían en regresar —me levanté y lo saludé y aproveche para cargar a Mora de un añito de edad.— ¿Tu no piensas caminar? —la bebé sonreía.
—Es muy floja, no se compara con Mariel, ella a su edad ya corría.
Me fuí a la cocina y estaba allí Ariel con su hija mayor y su madre.
—No sabía que vendrían. —le dije a ella. Tomé asiento en uno de los taburetes.
—Sí. Vamos a venir muy seguido. —Ariel me vió la cara— ¿Todo bien?
—Un poco cansada. —le dije— Un niño de dos años puede ser agotador.
—Dímelo a mi que me vuelvo loca con estas dos y más el padre que vale por tres.
—Te escuché —gritó Ethan desde la sala.
—Te amo —le regresó el grito.— tenemos una fiesta mañana. Me dier
D O C ETenía el antifaz, ni yo me reconocía. Estaba como siempre quise verme, especial y como en un cuento de hadas.Mi vestido beige me hacía una figura espectacular, ajustado completamente, en la parte alta con un corte de corazón, mostrando mis modestos senos en una linda forma, toda la parte superior lo cubrían piedrerias doradas, era de tiros. Y en la falda del vestido algo ajustado mostrando mi figura de cuerpo de guitarra, en la pierna derecha tenía una abertura que terminaba en el muslo y al caminar dejaba ver el deseado calzado alto dorado y con el antifaz y el buen maquillaje ocultaban mi desagradable marca.Ariel llevaba un vestido negro corto y Ethan un traje elegante.Llegué a la fiesta y me sentía en otro mundo, como Cenicienta en una historia. Las miradas de hombres, y no cualquier mirada sino la de seducción, deseo y no de asco o repudio.—Vamos reina. Este es tu noche. —me dijo Ariel, asentí, el antifaz ocultaba mi vergüenza
T R E C EEstaba feliz, asustada, extasiada... una mezcla de emisiones que hacía ebullición dentro de mí y sólo me provocaba gritar.Llegué a casa desvistiendome, me quité el maquillaje y me puse la ropa de siempre. Guardé dentro de una caja de zapato mis cosas valiosas y entre ellas la máscara robada de mi jefe.Con ayuda de Morey monté a Oliver al carro y me fuí a la casa donde debería estar.Lo recosté en su habitación y con las ganas que tenía de dormir me lancé a un lado de él.Soñé, sí que soñé con un hombre moreno que vestía un traje elegante y en su rostro una máscara negra, era un sueño tan vivo y real. Me levanté de la cama flotando, no tocaba el suelo y se sentía de maravilla.Besó mis cicatrices y mi corazón lo supo y estalló. Así quiero que bese las cicatrices de mi corazón.Me lavé el rostro y bajé las escaleras, Oliver no estaba conmigo.En la cocina había un niño en su silla desayunando feliz.
C A T O R C EMe abajé rápidamente con ganas de tirarme en la cama y no levantarme por días crucé el umbral de la puerta con prisa sin mirar a los lados y una vocecita me detuvo.—Nani... —me paralice, creí escuchar la voz de un niño el cual yo cuido. Pero yo lo llevé a su casa, pienso. Me volteo poco a poco viendo a mi jefe en el sofá con Morey y Oliver jugando con las niñas en el suelo. Atravesaron la puerta Ariel y Ethan en ese momento y yo me quería morir.—¿Sucede algo? —le pregunté asustada. Viendo a mi jefe—No. —se levantó y abrazó a Ariel y Ethan— me acabo de enterar por la señora Morey que vives aquí. Que pequeño es el mundo. ¿No?.Vi a un lado del sofá y estaba la bendita máscara esa. ¿Será que Morey abrió la boca?.—Si. Muy pequeño. Morey me acompañas a la habitación, necesito hablar contigo.Subimos rápido y antes de entrar a mi habitación no aguanté y le hablé:—Dime que no le dijiste que ese antifaz es mío —me
Q U I N C E—No sabía que conocieras a Ariel o Venecia. Pensé que sólo eras una empleada ordinaria.—Lo fuí hasta el accidente. Ella se portó bien conmigo y no es que seamos mejores amigas pero si hay una linda amistad.Llegué temprano a la casa de mi jefe y lo que me esperó fue una entrevista. La que hizo falta en un principio. Sentía nervios, no sabía lo que se traía con eso.—¿Sales con el vecino? Digo, Quiroz es un gran hombre pero no estoy de acuerdo de que metas a hombres en mi casa.—Señor yo no he metido a hombres con intenciones que se le cruza por la cabeza.Me sentí humillada con solo ese pensamiento. Se lo que se le cruza por la cabeza.—Solo digo que si me entero de que has hecho cosas indecentes en mi casa te despediré.—Ok. —me levanté de mi puesto
D I E C I S E I SELIEZER CROHNEl fin justifica los medios. El mal es la consecuencia y el bien... no encuentro ningún bien. Exasperación...Tenía una reunión muy importante de carácter urgente y de alta sensibilidad para la empresa, tenía que asistir; es más, iba tarde. La señora Sonia, esposa de uno de los inversionistas de Vancouver y gran amigo, se ofreció a ayudarme con la búsqueda de la niñera perfecta. ¿Existe eso? ¿Algo o alguien perfecto? No lo creo... Yo no he encontrado tal adjetivo en nada ni nadie. Es más soy fien creyente de que es imposible llegar a tal línea o cualidad. Bueno perfecto solo Dios, creo que es el único en llevarse esa gloria.Estaba harto de todo, no tenía éxito en la búsqueda. Una mujer que ni siquiera se veía capaz a mi parecer respondió a mis preguntas con inseguridad y hasta me dió risa su nerviosismo. Se fue y allí recibí la llamada, no tuve más remedio que aceptar la última opción. Que risa, la
D I E C I S I E T EHacía días que mi jefe estaba extraño. Se acercaba normal a darme instrucciones y luego retrocedía como si se acordara de algo y lo alarmaba.Dias aguantando esa actitud, pensaba que tenía que ver con la caída de Oli pero no, Ariel me contó que Ethan se fue de boca y esperaba que al decirme eso se refería que se cayó y se rompió todos los dientes pero no, el muy hijo de su papá abrió su pequeña gran bocota y habló lo que no debería.Me dijo que alistara al niño que tenía que asistir a una cena.Me coloqué un vestido veraniego y unas sandalias, al espejo me veía muy joven y flashes vinieron a mi mente de mi pasado. Ariel se comunicó con Venecia y me ayudaría con el problema del doctor que me seguía, le pedí que mi madre no saliera involucrada. Además m
D I E C I O C H ODesperté como todos los días: temprano, duchandome, desayunando y terminar de alistarme para ir a trabajar. Pero estoy botada, tengo que llevar las llaves y así aprovecharé para ver a mi niño.Pienso que Eliezer se dejó llevar por los comentarios y el qué dirán, ¿Que tiene que ver mi pasado con mi trabajo actual? Sólo esperaba una razón para correrme y lo consiguió.Estacioné frente de su casa, había tardado porque Morey quiso hablar conmigo acerca de mi pesadilla, fue como vivir de nuevo lo que pase hace mucho, Morey me aconseja que hablé con la policía y denuncie y no sé en realidad como moverme, tengo miedo de ese doctor que anda por la calle como si no matará embriones y fetos en pleno desarrollo y sin con el consentimiento de la madre.Hablando de madres, la mía vive en su mundo ese en que se aprovecha de hombres con intereses a su favor.Sí tengo la llave de una casa y estoy parada afuera, ¿que debería hacer? ¿t
D I E C I N U E V EMe fuí con mi guardian y éste me llevó a mi casa, no quería encontrarme con un Eliezer ya que era vecino de mi hermano. Y sí soy sincera ésto sería incómodo para ellos, tienen una relación comercial y de paso son vecinos. Estemos claros, siempre en cualquier emergencia a quien pedimos ayuda es al vecino.Le di las gracias a mi hermano con un fuerte abrazo y un: gracias por existir, y bajé. El frío me arropó y decidí entrar a mi hogar, una vez dentro quise salir de allí.—¿No te quedó claro lo que te dijo Stiven?—Tenemos que hablar. Debemos hablar. No sabía y...—No hay excusa. Podría ser una zorra y no te da derecho a tratarme como lo peor y sí no lo soy también.Ariel mecía a Mora en la puerta de la cocina y observaba la escena. Morey estaba cruzada de brazos sin entender nada y Ethan como buen amigo limpiandole el labio inferior.Se levantó rápido y trató de tocarme.—¿Y que me dices