Durante la última semana de su turno como doncella del rey, Nessa se convirtió en el centro de atención gracias a una serie de vestidos espectaculares que llegaban de manera misteriosa al castillo, supuestamente enviados por su familia. Estos vestidos, aunque visiblemente incómodos por sus corsés ajustados que afinaban su cintura, eran indudablemente hermosos y estaban hechos de los tejidos más finos y adornados con detalles intrincados.Cada vez que tenía la oportunidad, Nessa no dudaba en hacer alarde de su nueva indumentaria ante las otras doncellas, asegurando con un tono elevado que los vestidos eran importaciones exclusivas traídas desde Britannia en el nuevo barco del rey, una afirmación que, aunque destinada a impresionar, también despertaba un murmullo de envidia sana y cuchicheos entre algunas doncellas. Sin embargo, otras veían más allá de la fachada y murmuraban sobre la superficialidad y las claras inseguridades de Nessa, que parecía usar sus vestidos como una armadura co
En las brumosas tierras de la antigua Hibernia, en un pueblo llamado Eridan, donde los cuentos de hadas se entretejen con la cruda realidad de la vida medieval, vive una joven de ojos verdes que destellan como esmeraldas en la penumbra de su aldea. Con su melena de fuego y una piel pálida como la nieve, con pequeños destellos rosados, Ideth Valdamir encarna una belleza tierna y pacífica de su tierra natal. Criada entre las leyendas de antaño y los susurros del bosque "encantado", su destino se entrelaza con los misterios del pasado y las promesas del futuro.La hermosa muchacha vive en las afueras del reino con su familia, donde los campos dorados se extienden hasta perderse en el horizonte y el aroma a tierra fértil impregna el aire. Ajena a los lujos y las intrigas de la corte, su vida transcurre entre el trabajo en los campos bajo el resplandor del sol.En el reino se alza el imponente y majestuoso castillo del rey Waila y la reina Leonor. Su legado de paz y prosperidad hacia el re
Al despertar, Ideth sintió el frío de la mañana acariciando su rostro. Con movimientos lentos y cuidadosos, se incorporó entre las sombras del bosque y se envolvió con la manta desgastada que había encontrado la noche anterior. El tejido áspero y rugoso le proporcionaban un poco de calor y comodidad en medio de la frescura matutina.Con la manta envuelta alrededor de su cuerpo, Ideth se sentía protegida y lista para enfrentar el día que se extendía ante ella. A pesar de la incertidumbre y el dolor que la rodeaban, la esperanza seguía ardiendo en su interior, impulsándola a seguir adelante y a honrar la memoria de su hermano de la mejor manera que pudiera.Con pasos decidido, se encamino hacia el lugar del entierro, su figura envuelta en la manta desgastada era apenas visible entre los árboles del bosque. Con cada paso, su determinación crecía, fortalecida por el recuerdo de su hermano y la promesa que se había hecho a sí misma de estar presente en ese momento de despedida, aunque fuer
Ideth se quedó quieta escuchando con atención lo que sucedía al otro lado de la puerta. Las órdenes del caballero de mayor jerarquía a Kayden resonaban en el pasillo, llenando el aire con un aura de misterio y peligro.Ideth se preguntó que significaban esas órdenes y qué papel desempeñaba Kayden en todo esto. Una sensación de inquietud se apoderó de ella, no podía escuchar con claridad lo que hablaban los caballeros.Ideth permaneció inmóvil junto a la puerta, con la esperanza de captar más fragmentos de la conversación y desentrañar el enigma que rodeaba al misterioso caballero y su obediente subordinado.Con su cabeza aún ocupada en desentrañar las órdenes que Kayden había recibido, Ideth observó con sorpresa cómo la puerta de su pequeña habitación se abría lentamente. Tres mujeres entraron llevando elementos de aseo, y entre ellas, Ideth pudo ver fugazmente el rostro de Kayden. Era un joven alto, de cabello castaño, piel bronceada y ojos azul claro. Su figura fornida estaba cubier
Ideth, desconcertada de la actitud de Kayden, se preguntaba qué había hecho mal. Intentó recordar si había dicho algo inapropiado o si su gesto amistoso había sido interpretado de manera equivocada. Sin embargo, no encontraba ninguna razón para que Kayden la ignorara de esa manera. Se sentía confundida y un poco herida por la repentina distancia entre ellos.Los pasillos del castillo resonaban con el murmullo de las doncellas y el sonido de los pasos de los caballeros mientras se dirigían hacia las habitaciones asignadas. A pesar del alivio temporal de no tener que enfrentarse al rey esa noche, el aire estaba cargado de tensión y preocupación.En sus habitaciones, las doncellas se sumergieron en sus propios pensamientos mientras se preparaban para la cena. Algunas creaban especulaciones sobre el paradero del rey y lo que eso podía significar para su destino en el castillo. Otras, como Ideth, se sentían intranquilas por la extraña actitud de Kayden y las miradas furtivas que intercambi
Kayden yacía en su cama, sumido en una mezcla de remordimiento y determinación. Repasaba una y otra vez las estupideces que había cometido, preguntándose cómo podría redimirse ante Ideth y corregir sus errores. En su mente, se formaban planes y estrategias para recuperar la confianza de la doncella que había sido testigo de su comportamiento errático. La noche se le hizo larga, pero Kayden sabía que debía encontrar una manera de enmendar sus acciones.Con determinación renovada, Kayden se levantó temprano en la mañana, consciente de que ese día volvía a ser el protector de Ideth. Con la esperanza de poder solucionar algo, se preparó rápidamente y se dirigió hacia el lugar donde debía encontrarse con ella. Sus pensamientos estaban centrados en cómo podía empezar a reparar el daño causado y recuperar la confianza de Ideth.Kayden saludó a Brendan con cortesía al relevarlo de sus actividades, sin rastro de los celos que lo habían consumido el día anterior.Mientras Kayden estaba parado e
Roisin había amanecido temprano, llena de entusiasmo por dedicar unas horas a su gran pasión: la confección de ropa. Con habilidad y delicadeza, se sumergió en el mundo de los hilos y las telas, dejando fluir su creatividad mientras bordaba y diseñaba nuevos vestidos. Cada puntada era un acto de amor hacia su arte, y cada pieza que creaba era un reflejo de su talento y dedicación.Sin embargo, este momento de paz y creatividad se veía constantemente interrumpido por sus deberes como acompañante del rey. Apenas tenía tiempo para dedicarse a su pasatiempo favorito, ya que debía estar siempre presente junto al monarca. A pesar de ello, Roisin encontraba en la costura un refugio, un espacio donde podía expresarse libremente y olvidarse, aunque fuera por un instante, de las exigencias de su cargo temporal en el castillo.Roisin apenas había comenzado a coser cuando un golpe en la puerta interrumpió su concentración. Al abrir, se encontró con el mensajero del rey, quien le comunico que al d
Los caballeros de Dargoth, comisionados por sus propios monarcas para desentrañar el misterio detrás del fallecimiento de la reina Leonor, madre de la actual reina Riona de Dargoth, partieron con la determinación de descubrir la verdad y llevar justicia a su reino afligido. Sin embargo, al regresar con las manos vacías, se enfrentaron a la difícil tarea de enfrentar a sus reyes con la desalentadora noticia de que su misión había sido interrumpida por caballeros de Eridan.Con pesar y frustración, relataron cómo sus esfuerzos por investigar el trágico evento habían sido frustrados por la intervención de los caballeros de Eridan, quienes los habían descubierto antes de que pudieran avanzar en su indagación. La presencia de los caballeros de Eridan había complicado aún más su tarea y les había impedido obtener cualquier pista significativa sobre la muerte de la reina Leonor.Ahora, frente a sus reyes, los caballeros de Dargoth enfrentaban la difícil tarea de explicar su fracaso y enfrent