Después del entierro Julia y Clara, tuvieron una seria discusión ya que Clara, quería realizar las gestiones para que se le entregara a Julia, las propiedades de Juan Miguel, además del dinero en las cuentas bancarias, pero Julia aseguraba que no necesitaban nada de eso, que no habían venido al mundo con dinero debajo del brazo, y cuando llegara el día de morir no se llevaría nada, que no quería nada de Juan Miguel.
-¡Pero es tuyo!- gimió Clara frustrada-¡Es nuestro, no de ella y de sus hijos!
-Son tus hermanos Clara.
-Medios hermanos, además no te digo que los dejes sin nada, al menos no a ellos, porque Inés, no se merece absolutamente nada. Tú tienes derecho a ese dinero.
-No lo quiero- dijo Julia firme, ese dinero no me hará feliz, entiéndelo Clara, lo único que me hace feliz es estar en el campo junto a Eliott, es allí donde quiero estar, el dinero no compra felicidad.
-No lo hago por avari
Julia, sonrió mientras se encontraba acostada en medio de las flores, mirando la inmensidad azul que estaba sobre ella, allí donde habita el creador, ese que nos otorga el regalo de la vida, y nos da oportunidad de vivirla como queramos, aunque no todos podamos hacerlo precisamente así. Suspiró porque era feliz, inmensamente feliz, tan feliz como puede serse. Tan feliz como jamás llegó a ser nunca.Su mirada se llenó de brillo al pensar en lo afortunada que era en ese momento, es cierto, la felicidad llegó un poco tarde, pero como solía decir su madre "Nunca es tarde cuando la dicha es buena" y la dicha que sentía en ese momento era muy, muy buena.Le dio gracias a Dios, porque a pesar de que los años habían transcurrido, de que su piel ya no era bonita y firme, Eliott seguía amándola, seguía haciéndola reír, llenándola de detalles, de chistes, de sonrisas, de tímidas caricias, esas de las que muchos pensarían que a su edad ya no se disfruta
La verdad es que no puedo expresar mis agradecimientos tanto como quisiera, escribir esta historia fue sumamente dolorosa y emotiva para mi, escribir sobre la dura vida que llevó una de las mujeres que tanto amo, pero me ha servido para drenar un poco el amargo dolor de su partida.Debo aclarar que no todos los nombres usados aquí son los verdaderos. Pero los personajes, tramas y hechos son verídicos. Sé que para algunos es difícil creer que alguien haya podido soportar tanto, por eso esa mujer es mi heroína, la mujer más buena, más noble, con un corazón tan puro, tan lleno de amor y perdón para todos, que a pesar de ser lastimada y humillada en todo, jamás se atrevió a levantar la mano en contra de nadie que la lastimaba, para algunos fue tonta, para mi fue muy buena, y la palabra orgullo es poco para lo que siento al hablar de ella.Perderla ha dejado un inmenso vacio en mi, uno que busco llenar con su sonrisa, con su voz, tierna y bajita,
ESTA HISTORIA ES MUY IMPORTANTE PARA MI.HACE POCO PERDÍ A UNA DE LAS MUJERES MÁS IMPORTANTES DE MI VIDA. MI ABI, LA MUJER MÁS BUENA QUE HE CONOCIDO, Y NO LO DIGO SÓLO PORQUE SEA MI ABUELA, LO DIGO PORQUE NO HAY NADA MÁS CIERTO EN ESTE MUNDO.ES POR ELLO QUE QUIERO DEDICAR ESTA HISTORIA A SU MEMORIA, DEDICARLA A NOMBRE DE J.D.C.R. LA MEJOR DE LAS MUJERES, QUIÉN HA SIDO PARA MI; EJEMPLO DE BONDAD, DE LUCHA, DE CONSTANCIA, PERO SOBRE TODO, EJEMPLO DE AMOR INCONDICIONAL.LA MEJOR MUJER DE TODAS.MIS ÚLTIMAS PALABRAS PARA ELLA "TE AMO VIEJA DE MI CORAZÓN"SUS ÚLTIMAS PALABRAS PARA MI "YO TE ADORO MI AMOR"YO TAMBIÉN TE ADORO ABI, TE AMO Y SIEMPRE TE AMARÉ, POR TU AMOR Y POR TODO " INOCENCIA " ES PARA TI. &
Julia, es la joven más dulce e inocente que muchos pudieran conocer, ama recorrer el campo cuando aún está por despuntar el alba, ama el olor al café matutino, el olor a flores, a campo, ama las flores. Pero existe algo que ama más que la vida que lleva, y es al soldado Héctor Rojas, quien le ha demostrado lo dulce y tierno que puede ser el amor. Él la llena de promesas de una vida juntos y no le importa tener que enfrentarse a la familia Bastidas en pleno, con tal de poder despertar todos los días junto a su adorada Julia, y que su suave voz inunde sus sentidos todos los días de su vida.Juan Miguel Centeno de las Casas, es un hombre elegante, muy pulcro al vestir, con fama de ser el más mujeriego de todo el pueblo de Cariaco. Si bien es cierto que tiene a cualquier mujer que desee, sabe que todas son mujeres de solo un rato, está encaprichado con tener una buena esposa, y la mejor para eso es Julia Bastidas, ella posee todas las caracterí
Año 1955. . . Julia abrió los ojos con somnolencia, se estiró en la cama y pudo apreciar que aún todo estaba oscuro, amaba despertar cuando no había despuntado el alba. Encendió la vela que estaba en su habitación y sonrió, un día más de vida para disfrutar, inmediatamente cerró los ojos y dio gracias por la vida que tenía.Apresurándose se lavó y se vistió. Su hermosos vestido color melón estaba bordado en blanco y a la altura del pecho, decorado con hermosos encajes. Su padre, un hombre muy severo e intolerante, en ocasiones la consentía dejándole escoger un vestido nuevo. Aquel había sido su última elección. Se apresuró a la cocina, la mujer que ayudaba en los quehaceres aún no despertaba y la casa poseía ese maravilloso silencio del cual sólo se puede disfrutar a esas horas.Encendió el fogón y colocó sobre él, la pequeña cacerola con agua para el café, su padre amaba despertar
Julia, estaba sentada bajo el árbol de mangos con la mirada perdida en el horizonte, mirando, pero sin mirar a nada en específico, sus pensamientos no dejaban de fluir.No le agradaba la idea de que ese hombre tuviese tanto tiempo en su casa, la atormentaba la idea. Tomó una flor de una pequeña planta que estaba cerca, y sintió nostalgia porque tenía días que no veía a Héctor. Su amor por él crecía en silencio, disfrutaba de las pequeñas cosas de la vida; el olor de las flores, el agua del río, la alegría de estar en familia, mirar la alborada y los atardeceres. Dejó escapar un largo suspiro y la voz de su hermana la trajo de vuelta a la realidad.-¡Julia!. . . ¡Julia!- llegaba corriendo hasta ella.-Cecilia. . . ¿qué sucede?- se levantó preocupada.-Padre te necesita- anunció.-¿Sucede algo malo?- sus ojos estaban abiertos.-No lo sé- se encoge de hombros- se e
Los días transcurrían con normalidad y Julia no había tenido noticias de Juan Miguel, no sabía si alegrarse o preocuparse por ello.-Fania. . . Fania. . . – su hermana parecía perdida en sus propios pensamientos.-Si, Julia.-Cecilia está enferma, acompáñame al río- le pidió.-No Julia, quiero quedarme en casa. Madre amaneció con mucha gripa.-Y padre de mal humor- le recordó- ya no hay ropa limpia Fania, yo la lavaré, sólo debes acompañarme.-Pero no quiero- se quejó.-Por favor- pidió dulcemente.-De acuerdo- concedió- pero no lavaré la ropa de Jesús, él siempre la ensucia mucho, más que padre, parece que hiciera él solo la faena de todos.-Lo haré yo- le sonrió porque era cierto, la ropa de su hermano Jesús, solía ser la más sucia de todas, Cecilia bromeaba diciendo que él jugaba en el charco con los puercos.-Te
La cesta hecha de caña amarga que Julia traía en las manos, cayó al suelo junto con la ropa que contenía, sus ojos se cristalizaron.-E. . . eso no puede ser- dijo conteniendo un sollozo.-Es cierto- respondió Cecilia, bajando la mirada al suelo, mientras que amargas lágrimas le surcaban el rostro.Julia quiso gritar y llorar, pero se giró y salió corriendo lo más rápido posible, haciendo caso omiso a las voces que la llamaban. Corrió sin saber por cuánto tiempo, hasta sentir que sus pulmones comenzaban a arder, la maleza acariciaba su vestido a su paso, las flores se enganchaban del encaje mientras que las lágrimas le impedían la visión.Después de tanto correr llegó a un lugar donde siempre iba cuando estaba preocupada, triste o cuando se iba a encontrar con Héctor. El hermoso claro estaba rodeado por muchos árboles, lindas flores, y aves que cantaba acompañando el suave movimiento del agua. Se desplomó bajo