Ofelia apretó los dientes y se alejó. Mario era un tipo imposible.
Katty conversaba con algunas amigas.
“Es encantadora tu fiesta… pero… Dónde está tu esposo No lo veo por ningún lado”. Una mujer rubia miró a todos lados, mencionando a Aníbal, Katty apretó las manos. “Está en un viaje de negocios…”
La mujer se burló. “¿Estás segura? Por ahí escuché que lo vieron en los bares bebiendo y con diferentes mujeres”.
Maggie entró a la defensa de su amiga. “¡Eso es mentira! Aníbal ama a Katty, son solo chismes”.
La mujer sonrió de lado y tomó su copa.
Katty nerviosa miro a todos lados, Aníbal no llegó a la fiesta, ella suspiró cansada y triste, no estaba disfrutando nada, el momento del pastel había llegado, todos se acercaron a cantarle a Katty las mañanitas, sus padres a su lado sonreían mientras seguían la letra de la canción, su tío miraba a Katty con un brillo muy especial.
La gente seguía la melodía en coro hasta que se escuchó un estruendo. La gran puerta de la entrada fue abierta de golpe y se escucha un gran relajo.
Todos se callaron y giraron a ver la entrada, Aníbal acababa de llegar con varias mujeres que vestían de forma vulgar.
Aníbal llevaba a una de ellas abrazada y se acercó hasta donde Katy y su familia estaban parados junto al pastel, al parecer estaba ebrio, sonreía y chocaba con las cosas, no tenía buen equilibrio.
Aníbal camino hasta Katty abrazando a una de las mujeres que lo acompañaban. “Mi querida esposa…”
Katty lo miraba detenidamente en silencio. La gente susurraba en voz baja, mirando toda la escena.
Mario lo detuvo antes de que se acercara a su sobrina. “¿Qué estás haciendo? ¿Qué es todo esto?”. Él miraba de reojo a la gente que empezaba a cuchichear.
Aníbal soltó a la mujer y palmeó el hombro de Mario burlándose. “No lo ves, vine a la fiesta de mi mujer”. Apuntó a las mujeres que venían con muy poca ropa. “Y traje algunas amigas…”
Mario quitó la mano de Aníbal advirtiéndole. “Será mejor que te vayas”.
Aníbal se burló. “¿Por qué? Me quiero divertir, es la fiesta de mi esposa”.
Volvió a abrazar a la mujer que llevaba a un lado besando su cuello. Katty giro su rostro con dolor.
Maggie se acercó dándole una bofetada a Aníbal. “¿Qué te pasa? ¿Qué te crees? ¡Será mejor que te vayas! ¡Eres un imbécil!”. Javier se acercó al ver a Maggie descontrolada, se notaba que quería matarlo.
Aníbal miró a Maggie con odio. “Vas a arrepentirte de eso”.
Gonzalo no entendía, miró a su hija que estaba muy avergonzada y le pidió a su yerno. “Aníbal, si tienes algo que decir, será mejor que lo hagas en privado, esta no es la forma de comportarse”.
Aníbal se carcajeó. “¿La forma de comportarme? ¿Qué sabes tú de comportarse?”. Aníbal se quedó serio apuntando a su suegro después de decir esto.
Gonzalo frunció el ceño. “No entiendo…”
Aníbal al fin lo dijo. “Debiste haberte comportado hace muchos años y no lastimar a una mujer que te amaba”. Era algo que había guardado por años en su corazón.
Ofelia estaba inquieta. Mario entrecerró los ojos ante las palabras de Aníbal y recordó.
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Recuerdo de Mario.
Años antes, en una iglesia de la ciudad, se celebrará el bautizo de la pequeña Katherine Alcántara, princesa de la familia y única heredera, la pequeña tenía alrededor de dos años, nunca antes se había mostrado al público, pero hoy se daba a conocer ante todos los medios, al salir de la iglesia, Gonzalo y Ofelia Alcántara mostraron la cara de la pequeña ante toda la gente presente.
Los reporteros entrevistaron a los invitados, entre empresarios y farándula con sus mejores ropas, todo estaba organizado por el tío Mario, amaba a su sobrina y no dejó ningún detalle fuera de lugar.
Un empleado se acercó a Mario. “Señor Robledo, todo está listo”.
Mario afirmó feliz, este era el mejor momento de su sobrina, se convertiría en la imagen de la compañía y haría infinidad de anuncios que darían a la empresa mucho auge, su belleza y ternura llegaría a cada espectador atrayendo millones de clientes.
“No debe haber ni un solo incidente ¿Entendiste?”. Mario advirtió.
El empleado asintió alejándose.
Mario al ver a su cuñado y su hermana llegar con la pequeña, los ayudó a entrar entre tanta prensa que quería tener la foto de la pequeña.
Gonzalo saludó desde la puerta y entró al lugar con la pequeña en brazos. Mario se quedó dando órdenes a la gente y los medios por donde entrar, hasta que quedó solo en la entrada, se regocijaba por tener todo bajo control.
Se escuchó una discusión, Mario encontrándose con un niño en la puerta, frunció el ceño caminando hasta él y los guardias que no lo dejaban entrar. “¿Qué pasa?”.
El chico miró a Mario. “Quiero hablar con Gonzalo Alcántara”.
Mario se burló del chico. “¿Quién eres para dirigirle la palabra?”.
“Soy su hijo”. Esto lo dijo con mucha seguridad mirando a Mario a los ojos, su altura no le quitaba porte y seriedad.
“¿Qué dices?”. Le advirtió a los guardias alejarse.
“Quiero hablar con mi padre… Mi mamá está en el hospital… Necesito que él la ayude”.
Mario se inclinó observando esos ojos cafés tan cristalinos. “¿Quién es tu madre?”.
“Leticia Macias”.
Mario sonrió recordando a la mujer. “Leticia… Está bien”. Le dio una señal al empleado anterior quien se acercó.
Le dio una orden en voz alta frente al chico. “Dile al señor Alcántara que un chico está en la puerta y quiere hablar de una mujer llamada Leticia”.
El empleado se inclinó obedeciendo y entró a la fiesta, el chico se asomaba por las grandes puertas, donde se veía como Gonzalo llevaba a la pequeña en brazos quien se carcajeaba con los invitados, era toda una belleza a su corta edad, el empleado llegó hasta Gonzalo quien le habló al oído, pero Gonzalo negó al empleado dándole unas palabras y siguió en la fiesta.
El chico lo vio todo desde su lugar, y apretó los puños fuertemente. El empleado llegó hasta Mario. “El señor Gonzalo no vendrá y dice que no conoce a nadie con ese nombre”. Mario giro a ver al chico que estaba petrificado en la puerta. “Creo que te equivocaste de persona chico”. Hizo una señal a los guardias quienes rápidamente llegaron y arrastraron al niño a la calle tirándolo en la acera. El pequeño estaba en shock no dijo nada, sus lágrimas cayeron mientras la gente lo miraba con molestia, todos los que llegaban era gente importante que no les interesaba lo que un chico callejero sintiera. Fin del recuerdo de Mario. ………………………………. Mario estaba intrigado y pensó. ¿Podría ser aquel niño? No. Se negó a sí mismo. No, no lo es… No puede ser. En la puerta apareció un hombre joven, alto y de ojos verdes, llevaba un traje gris. Detrás de él había algunos hombres que lo acompañaban. Katty al notar su presencia lo reconoció al instante y susurro. “Andrés”. Maggie también lo vio y
En el despacho de la casa de la familia Alcántara… El señor Gonzalo sacó un montón de papeles de un cajón y los dejó caer en el escritorio reclamándole a Mario. “¡Me puedes explicar! ¿Qué diablos está pasando?”. Mario solo hizo una pequeña mueca y levantó la mirada, se acercó caminando a la silla, apretó los dientes aguantando la humillación de que le gritaran. El señor Alcántara siguió recriminando, golpeó con furia los papeles que acababa de lanzar. “En primera este nuevo producto no está funcionando, hay demasiadas quejas sobre la calidad, las acciones están cayendo, en segunda cómo es posible que dejes que Aníbal haga lo que quiere en la empresa, tú eres el que está en la empresa trabajando con él, Tú eres el encargado de verificar todo lo que hace, te lo dije el día que me retiré, debes estar atento a todo ¡A Todo!”. Mario se quedó en silencio escuchando los regaños. Gonzalo apretó el respaldo de la silla con dolor, frotándose las sienes. “El maldito ni siquiera ha querido v
Por la mañana Katty se levantó de la cama con grandes ojeras, no pudo dormir bien en toda la noche pensando en Aníbal y Andrés. Entró al baño y se dio una larga ducha, al salir vistió ropa sencilla y se maquilló muy poco, no como siempre lo hacía, salió de la habitación y bajó las escaleras hasta el comedor donde su tío Mario, su madre Ofelia y su padre Gonzalo ya estaban esperándola. “Buenos días”. Les dijo tratando de fingir que estaba bien, su padre la animó. “Ven a desayunar cariño, Esther hizo tus panqueques favoritos”. Katy se acercó a su papá dándole un fuerte abrazo. “Gracias, pero voy a almorzar con Maggie, me está esperando”. Ella estaba a punto de irse cuando su tío tomó su mano preguntando. “¿Estás segura?”. “Sí tío”. El hombre le regaló una gran sonrisa. “Tenemos que hablar sobre Aníbal más tarde Katy”. Le insinuó su padre antes de que ella se fuera. Ella fingió una sonrisa y afirmó. “Sí papá, más tarde lo haremos”. Katty se despidió de ellos y salió de la casa, Of
Era igual que hace años, pero la situación era diferente, esta vez Andrés no llevaba jeans y playeras informales, ni llevaba su mochila, él estaba de pie enfundado en un traje azul y zapatos de piel, su cabello era corto y estaba bien peinado hacia atrás. Katty se detuvo a unos pasos, Andrés al sentir su presencia se giró encontrándose con la mirada de la chica. “Hola… Katty”. Katty no contestó nada y se detuvo al escuchar su voz, trató de tranquilizar su corazón que martilleaba con fuerza, apretó los puños. Él se rascó la ceja con los dedos y dejó salir una pequeña sonrisa nerviosa. Al levantar la mirada le declaró. “Eres igual o más bella que hace años…” Katty miro a otro lado haciendo una mueca. “No vine a escuchar tus mentiras”. Andrés hizo una línea en su boca. “Katty…Yo me la he pasado disculpándome desde que volví a verte… Quiero explicarte porque me fui… porque te dejé”. El empezó a explicarle a Katty… “Mi padre trabajaba en la empresa ALCA, él creó el sistema UNIX, era
Gonzalo frunció el ceño. “¿No crees que estás tomando esto muy a pecho?”. A veces era extraño como Mario se preocupaba de más por Katty, la sobreprotegía muchos más que él. Mario descontrolado negó por la ligera actitud de Gonzalo. “¡No! Es el futuro de Katy, no puedes permitir que cualquiera se acerque a ella”. Respiro profundo tranquilizándose. “Ella merece lo mejor Gonzalo”. Quiso hacerle entender la importancia de Katty para ellos. Pero Gonzalo tenía un punto. “Mario… Si lo alejas, ellos seguirán viéndose a escondidas y el problema será más grande, creo que hay que darle una oportunidad al chico puede que con el tiempo ellos terminan y Katy lo deja”. Mario negaba caminando nervioso por la oficina. “No estoy seguro, ese chico debe estar detrás de la fortuna de la familia, de todo el poder que tenemos”. Gonzalo preguntó. “¿Investigaste?”. Mario afirmó. “Viene del extranjero. Y no hay mucha información sobre él, ese extraño…” Mario se quedó pensativo. “Bueno dejaremos que Ka
“Me pediste que me casara contigo y me abandonaste en el registro civil”. Cuántas veces Katty había querido reclamarle a Andrés. Andrés sintió su pecho doler. “Sí, lo hice, quería casarme contigo y causar problemas en tu familia, pero me di cuenta de lo mucho que te amaba y sabía que todo eso te dolería no era digno estar contigo… Yo no tengo justificación de nada. Solo quería aclarar las cosas contigo hoy y pedirte perdón, sé que es muy difícil pedirte otra oportunidad”. “¿Oportunidad? Andrés ¡Soy una mujer casada!”. Él se río bajando el rostro. “Katty… Eso no me importa, te amo y yo te haré feliz”. Andrés quiso acercarse y tomar su mano, pero ella dio unos pasos atrás alejándose. El sintió lo fría que era Katty. “Aníbal no te conviene, debes alejarte de él”. Le advirtió. Ella se burló. “Dices que Aníbal no me conviene. ¿Y quién me conviene? ¿Tú? después de lo que me hiciste”. Andrés negó. “Aníbal… No es lo que crees, él tiene muchos traumas y no sabe lo que hace, está mal y
Andrés sin pensarlo contestó. “Haré cualquier cosa por Katty, no dejaré que la sigas dañando”. Aníbal sintió un revoloteo en su corazón, era ¿furia? ¿dolor? eran sentimientos extraños. “Ya lo veremos”. Una mujer mayor de tez clara y ojos cafés claros entró a la habitación, llevaba un vestido largo y suelto con un listón en la cintura y sandalias bajas. “Muchachos no discutan, si es algo de trabajo solo arreglenlo”. “¡Madrina! Al fin llegaste”. Aníbal se acercó besando en la frente a la mujer y abrazándola. Ella observó al hombre, estaba más delgado. “Aníbal debemos hablar…” “Lo mejor será que me vaya”. Él se alejó dándole una última mirada a Andrés. “Pero…” Ella intentó detenerlo, Aníbal salió del departamento de Andrés rápidamente, la mujer solo se quedó mirando su espalda. Giro a ver a Andrés. “¿Sigue con la misma idea?”. Andrés afirmó peinándose el cabello hacia atrás. “No puedo convencerlo de que la deje… Yo la amo y no dejaré que la lastime más”. La mujer preocupada ju
Aníbal subió a su auto y condujo hasta la empresa, al llegar entró e ignoro a todos a su alrededor, algunos se detenían a saludarlo, otros con miedo se alejaban mientras caminaba, llegó a la presidencia, la secretaria se levantó rápidamente acomodando su vestido corto y peinando su cabello, avanzó hacia Aníbal coqueta. “Presidente, el señor Mario lo espera”. Aníbal sonrió y pasó por alto a la mujer hasta entrar a la oficina. Mario estaba revisando unos archivos, al ver a Aníbal se levantó del asiento rápidamente. “¡¿Qué rayos está pasando Aníbal?! El producto nuevo tiene muchas inconsistencias y la gente se está quejando mucho, estamos perdiendo miles”. Aníbal ignoró al hombre y caminó hasta el bar, el altanero tomó un trago de whisky mirándolo. Mario entrecerró los ojos. “¿Qué pasa contigo y Katty?”. Aníbal volvió a servirse un trago y jugó con el vaso dándole movimientos en círculos. Aníbal levantó la mirada hacia Mario. “El producto tiene arreglo… y sobre Katherine… Me canse de