El chico lo vio todo desde su lugar, y apretó los puños fuertemente.
El empleado llegó hasta Mario. “El señor Gonzalo no vendrá y dice que no conoce a nadie con ese nombre”.
Mario giro a ver al chico que estaba petrificado en la puerta. “Creo que te equivocaste de persona chico”. Hizo una señal a los guardias quienes rápidamente llegaron y arrastraron al niño a la calle tirándolo en la acera.
El pequeño estaba en shock no dijo nada, sus lágrimas cayeron mientras la gente lo miraba con molestia, todos los que llegaban era gente importante que no les interesaba lo que un chico callejero sintiera.
Fin del recuerdo de Mario.
……………………………….
Mario estaba intrigado y pensó. ¿Podría ser aquel niño? No. Se negó a sí mismo. No, no lo es… No puede ser.
En la puerta apareció un hombre joven, alto y de ojos verdes, llevaba un traje gris. Detrás de él había algunos hombres que lo acompañaban.
Katty al notar su presencia lo reconoció al instante y susurro. “Andrés”.
Maggie también lo vio y se calmó, estaba impactada. “¿Andrés?”.
El hombre se detuvo a un lado alejando a Aníbal de la mujer de la vida galante y poniendo distancia, lo miro a los ojos dándole una seria advertencia. “Es suficiente Aníbal”.
Aníbal lo observó en silencio, pero no dijo nada. Estaba muy ebrio, pero conocía bien al hombre y no se negó a lo que pidió.
Andrés se dirigió a la gente en especial a Katty. “Lo siento mucho, Aníbal no está en sus cinco sentidos, nos retiramos y perdonen la intromisión”.
Los hombres de Andrés sacaron a Aníbal y a las mujeres no invitadas, Katty reaccionó caminando detrás de ellos.
En el pasillo se escuchó la voz de Katty. “Andrés…”
El giro a ver a la mujer, llevaba un vestido a la medida parecía toda una princesa. Seguía siendo tan hermosa como cuando la conoció.
Aníbal se soltó de los hombres y tomó a Andrés de las solapas del saco. “Es mi mujer… ¡Mía! no se te olvide…” Le advirtió mirándolo a los ojos.
Andrés hizo una mueca y giró a decirles a los hombres. “Llévenselo”.
Rápidamente lo sacaron mientras Aníbal trataba de zafarse. “¡Andrés! ¡Te lo advierto!”. Gritaba sin cesar.
Andrés observó cómo se lo llevaban, suspiró largo bajando su rostro y al calmarse giró a ver a la mujer de pie esperándolo.
Sabía que este momento tarde o temprano llegaría. Tenía que enfrentar a la mujer.
El camino hasta ella quedando frente a frente. “Katty…”
Ella no esperó a que él hablara. “¿De dónde conoces a Aníbal? ¿Por qué estás con él?”.
Andrés tomó un respiro antes de soltar lo que diría.
Aníbal y yo somos amigos desde hace años, su familia me ayudó cuando era niño y me criaron, Aníbal y yo somos como hermanos”.
Ella bajó su rostro sin poder entender. “Tu y Aníbal se conocían antes? Entonces… Aníbal… ¿Sabía que éramos novios?”
Andrés asintió con dolor. “Lo siento Katty… Yo...Te lo explicaré algún día”.
Katty notó que Andrés quería irse, quería detenerlo, pero su tío Mario llegó. “Katty”.
Andrés levantó la mirada hacia el hombre.
Mario llegó hasta Katty resguardándola en sus brazos. “¿Estás bien?”.
Katty afirmó.
Andrés sonrió burlonamente ante la preocupación del hombre por su sobrina. “Katty…”
Ella levantó la mirada.
Andrés le regaló una bella sonrisa reconfortante. “Nos volveremos a ver…” Se dio la vuelta saliendo del lugar.
Mario miró de reojo a su empleado quien inmediatamente entendió y salió del lugar siguiendo a Andrés. Mario llevó a Katty a la fiesta, pero antes de llegar a la puerta, se detuvo. “No quiero entrar”.
Mario hizo que lo mirara a los ojos. “Tienes que hacerlo”. Él acarició su mejilla con ternura. “Debes ser fuerte hoy y enfrentar a toda esa gente, eres fuerte mi niña, mañana investigaré qué está pasando y lo resolveré… Aníbal tiene mucho que explicar”.
El miedo pasó por el rostro de Katty, si su familia se enteraba de lo que Aníbal había hecho hasta ahora no dejarían que volviera con él.
Regresaron a la fiesta, Katty hizo caso a su tío, entró levantando la frente en alto y con una gran sonrisa, cada paso que daba era doloroso, pero ahora no era momento de dejarse caer, llegó hasta el pastel y lo miró en silencio, no le atraía nada, solo quería salir de ahí, levantó la mirada encontrándose con los ojos de su amiga quien la entendía perfectamente.
El señor Gonzalo su padre estaba muy serio, sentado cerca de Katty y miraba de vez en cuando a Mario, quien notó inmediatamente la indirecta. Ofelia se acercó a Mario con miedo. “¿Qué vamos hacer? ¿Aníbal sabe sobre Leticia? ¿Cómo es posible?”.
Mario la miró con enojo. “Será mejor que te calles y acompañes a tu hija en la partida de pastel”. Ella sintió escalofríos en sus huesos, Mario está furioso, Ofelia retrocedió colocándose a un lado de Katty.
Katty giro a ver a su padre y el se levanto abrazándola, por un momento tuvo miedo de perderla era su más preciado tesoro y la forma en que Aníbal se comporto no era la correcta, tendría una larga platica con su hija y su yerno.
El pastel se cortó entre risas fingidas y susurros de la gente invitada, después de eso se dio por terminado el evento y la gente empezó a irse
Gonzalo ayudó a Katty a subir al coche y Maggie se despidió desde lejos, estaba inquieta. Javier se acercó. “Es hora de irnos”.
Maggie afirmó y le comentó a Javier. “Esto es muy extraño… ¿Por qué Andrés está con Aníbal?”.
Javier negó. Todo era muy extraño.
Al regresar a la mansión Alcántara, Katty se dirigió a su padre. “¿Puedo quedarme está noche?”.
Gonzalo inmediatamente aceptó. “Claro que sí Querida, tu habitación está limpia”.
“Gracias… iré a dormir”.
Todos la miraron subir las escaleras, Gonzalo giró su vista hacia Mario. “Tenemos que hablar”.
Ofelia miró a Mario con miedo por lo que podía pasar.
Mario tranquilo obedeció inmediatamente y caminó hasta el despacho junto con Gonzalo.
En el despacho de la casa de la familia Alcántara… El señor Gonzalo sacó un montón de papeles de un cajón y los dejó caer en el escritorio reclamándole a Mario. “¡Me puedes explicar! ¿Qué diablos está pasando?”. Mario solo hizo una pequeña mueca y levantó la mirada, se acercó caminando a la silla, apretó los dientes aguantando la humillación de que le gritaran. El señor Alcántara siguió recriminando, golpeó con furia los papeles que acababa de lanzar. “En primera este nuevo producto no está funcionando, hay demasiadas quejas sobre la calidad, las acciones están cayendo, en segunda cómo es posible que dejes que Aníbal haga lo que quiere en la empresa, tú eres el que está en la empresa trabajando con él, Tú eres el encargado de verificar todo lo que hace, te lo dije el día que me retiré, debes estar atento a todo ¡A Todo!”. Mario se quedó en silencio escuchando los regaños. Gonzalo apretó el respaldo de la silla con dolor, frotándose las sienes. “El maldito ni siquiera ha querido v
Por la mañana Katty se levantó de la cama con grandes ojeras, no pudo dormir bien en toda la noche pensando en Aníbal y Andrés. Entró al baño y se dio una larga ducha, al salir vistió ropa sencilla y se maquilló muy poco, no como siempre lo hacía, salió de la habitación y bajó las escaleras hasta el comedor donde su tío Mario, su madre Ofelia y su padre Gonzalo ya estaban esperándola. “Buenos días”. Les dijo tratando de fingir que estaba bien, su padre la animó. “Ven a desayunar cariño, Esther hizo tus panqueques favoritos”. Katy se acercó a su papá dándole un fuerte abrazo. “Gracias, pero voy a almorzar con Maggie, me está esperando”. Ella estaba a punto de irse cuando su tío tomó su mano preguntando. “¿Estás segura?”. “Sí tío”. El hombre le regaló una gran sonrisa. “Tenemos que hablar sobre Aníbal más tarde Katy”. Le insinuó su padre antes de que ella se fuera. Ella fingió una sonrisa y afirmó. “Sí papá, más tarde lo haremos”. Katty se despidió de ellos y salió de la casa, Of
Era igual que hace años, pero la situación era diferente, esta vez Andrés no llevaba jeans y playeras informales, ni llevaba su mochila, él estaba de pie enfundado en un traje azul y zapatos de piel, su cabello era corto y estaba bien peinado hacia atrás. Katty se detuvo a unos pasos, Andrés al sentir su presencia se giró encontrándose con la mirada de la chica. “Hola… Katty”. Katty no contestó nada y se detuvo al escuchar su voz, trató de tranquilizar su corazón que martilleaba con fuerza, apretó los puños. Él se rascó la ceja con los dedos y dejó salir una pequeña sonrisa nerviosa. Al levantar la mirada le declaró. “Eres igual o más bella que hace años…” Katty miro a otro lado haciendo una mueca. “No vine a escuchar tus mentiras”. Andrés hizo una línea en su boca. “Katty…Yo me la he pasado disculpándome desde que volví a verte… Quiero explicarte porque me fui… porque te dejé”. El empezó a explicarle a Katty… “Mi padre trabajaba en la empresa ALCA, él creó el sistema UNIX, era
Gonzalo frunció el ceño. “¿No crees que estás tomando esto muy a pecho?”. A veces era extraño como Mario se preocupaba de más por Katty, la sobreprotegía muchos más que él. Mario descontrolado negó por la ligera actitud de Gonzalo. “¡No! Es el futuro de Katy, no puedes permitir que cualquiera se acerque a ella”. Respiro profundo tranquilizándose. “Ella merece lo mejor Gonzalo”. Quiso hacerle entender la importancia de Katty para ellos. Pero Gonzalo tenía un punto. “Mario… Si lo alejas, ellos seguirán viéndose a escondidas y el problema será más grande, creo que hay que darle una oportunidad al chico puede que con el tiempo ellos terminan y Katy lo deja”. Mario negaba caminando nervioso por la oficina. “No estoy seguro, ese chico debe estar detrás de la fortuna de la familia, de todo el poder que tenemos”. Gonzalo preguntó. “¿Investigaste?”. Mario afirmó. “Viene del extranjero. Y no hay mucha información sobre él, ese extraño…” Mario se quedó pensativo. “Bueno dejaremos que Ka
“Me pediste que me casara contigo y me abandonaste en el registro civil”. Cuántas veces Katty había querido reclamarle a Andrés. Andrés sintió su pecho doler. “Sí, lo hice, quería casarme contigo y causar problemas en tu familia, pero me di cuenta de lo mucho que te amaba y sabía que todo eso te dolería no era digno estar contigo… Yo no tengo justificación de nada. Solo quería aclarar las cosas contigo hoy y pedirte perdón, sé que es muy difícil pedirte otra oportunidad”. “¿Oportunidad? Andrés ¡Soy una mujer casada!”. Él se río bajando el rostro. “Katty… Eso no me importa, te amo y yo te haré feliz”. Andrés quiso acercarse y tomar su mano, pero ella dio unos pasos atrás alejándose. El sintió lo fría que era Katty. “Aníbal no te conviene, debes alejarte de él”. Le advirtió. Ella se burló. “Dices que Aníbal no me conviene. ¿Y quién me conviene? ¿Tú? después de lo que me hiciste”. Andrés negó. “Aníbal… No es lo que crees, él tiene muchos traumas y no sabe lo que hace, está mal y
Andrés sin pensarlo contestó. “Haré cualquier cosa por Katty, no dejaré que la sigas dañando”. Aníbal sintió un revoloteo en su corazón, era ¿furia? ¿dolor? eran sentimientos extraños. “Ya lo veremos”. Una mujer mayor de tez clara y ojos cafés claros entró a la habitación, llevaba un vestido largo y suelto con un listón en la cintura y sandalias bajas. “Muchachos no discutan, si es algo de trabajo solo arreglenlo”. “¡Madrina! Al fin llegaste”. Aníbal se acercó besando en la frente a la mujer y abrazándola. Ella observó al hombre, estaba más delgado. “Aníbal debemos hablar…” “Lo mejor será que me vaya”. Él se alejó dándole una última mirada a Andrés. “Pero…” Ella intentó detenerlo, Aníbal salió del departamento de Andrés rápidamente, la mujer solo se quedó mirando su espalda. Giro a ver a Andrés. “¿Sigue con la misma idea?”. Andrés afirmó peinándose el cabello hacia atrás. “No puedo convencerlo de que la deje… Yo la amo y no dejaré que la lastime más”. La mujer preocupada ju
Aníbal subió a su auto y condujo hasta la empresa, al llegar entró e ignoro a todos a su alrededor, algunos se detenían a saludarlo, otros con miedo se alejaban mientras caminaba, llegó a la presidencia, la secretaria se levantó rápidamente acomodando su vestido corto y peinando su cabello, avanzó hacia Aníbal coqueta. “Presidente, el señor Mario lo espera”. Aníbal sonrió y pasó por alto a la mujer hasta entrar a la oficina. Mario estaba revisando unos archivos, al ver a Aníbal se levantó del asiento rápidamente. “¡¿Qué rayos está pasando Aníbal?! El producto nuevo tiene muchas inconsistencias y la gente se está quejando mucho, estamos perdiendo miles”. Aníbal ignoró al hombre y caminó hasta el bar, el altanero tomó un trago de whisky mirándolo. Mario entrecerró los ojos. “¿Qué pasa contigo y Katty?”. Aníbal volvió a servirse un trago y jugó con el vaso dándole movimientos en círculos. Aníbal levantó la mirada hacia Mario. “El producto tiene arreglo… y sobre Katherine… Me canse de
Gonzalo examinó al hombre. “Leticia…” Hacía muchos años que no escuchaba ese nombre y estos últimos días no salía de su mente. “Tu… ¿Eres su hijo?”. Aníbal observó al hombre, estaba pálido. “Vengo aquí a darte dos opciones como lo hice con Mario… La primera es salvar a tu empresa… La segunda es salvar a tu hija”. Gonzalo sudaba y se estaba quedando sin aire. Aníbal siguió. “Te daré un día para pensar…” Gonzalo lo interrumpió gritando. “¡No necesito pensarlo! Katty es lo más importante”. Aníbal negó sonriendo y burlándose de la situación. “¿La salvarías a pesar de perder todo?”. “Si. Es mi única hija, la amo y haré lo que sea por ella”. Aníbal chasqueó los dientes. “¿Estás seguro que es tu única hija?”. Gonzalo se quedó quieto. “¿Qué quieres decir?”. Aníbal irguió su cuerpo metiendo las manos en los bolsillos, mostró una mirada altanera y soltó. “Soy tu hijo”. “¿Qué estás…? ¿Qué dices?”. Gonzalo apretó más su mano contra el pecho. Aníbal caminó hasta él. “Soy hijo de Leticia