Conozcan a Rosalía, Pablo y Leonel. En la historia de ROSALIA... Búsquenme como Ara Yi Escritora y conozcan mas de mis historias... Buena lectura!!!!
Era igual que hace años, pero la situación era diferente, esta vez Andrés no llevaba jeans y playeras informales, ni llevaba su mochila, él estaba de pie enfundado en un traje azul y zapatos de piel, su cabello era corto y estaba bien peinado hacia atrás. Katty se detuvo a unos pasos, Andrés al sentir su presencia se giró encontrándose con la mirada de la chica. “Hola… Katty”. Katty no contestó nada y se detuvo al escuchar su voz, trató de tranquilizar su corazón que martilleaba con fuerza, apretó los puños. Él se rascó la ceja con los dedos y dejó salir una pequeña sonrisa nerviosa. Al levantar la mirada le declaró. “Eres igual o más bella que hace años…” Katty miro a otro lado haciendo una mueca. “No vine a escuchar tus mentiras”. Andrés hizo una línea en su boca. “Katty…Yo me la he pasado disculpándome desde que volví a verte… Quiero explicarte porque me fui… porque te dejé”. El empezó a explicarle a Katty… “Mi padre trabajaba en la empresa ALCA, él creó el sistema UNIX, era
Gonzalo frunció el ceño. “¿No crees que estás tomando esto muy a pecho?”. A veces era extraño como Mario se preocupaba de más por Katty, la sobreprotegía muchos más que él. Mario descontrolado negó por la ligera actitud de Gonzalo. “¡No! Es el futuro de Katy, no puedes permitir que cualquiera se acerque a ella”. Respiro profundo tranquilizándose. “Ella merece lo mejor Gonzalo”. Quiso hacerle entender la importancia de Katty para ellos. Pero Gonzalo tenía un punto. “Mario… Si lo alejas, ellos seguirán viéndose a escondidas y el problema será más grande, creo que hay que darle una oportunidad al chico puede que con el tiempo ellos terminan y Katy lo deja”. Mario negaba caminando nervioso por la oficina. “No estoy seguro, ese chico debe estar detrás de la fortuna de la familia, de todo el poder que tenemos”. Gonzalo preguntó. “¿Investigaste?”. Mario afirmó. “Viene del extranjero. Y no hay mucha información sobre él, ese extraño…” Mario se quedó pensativo. “Bueno dejaremos que Ka
“Me pediste que me casara contigo y me abandonaste en el registro civil”. Cuántas veces Katty había querido reclamarle a Andrés. Andrés sintió su pecho doler. “Sí, lo hice, quería casarme contigo y causar problemas en tu familia, pero me di cuenta de lo mucho que te amaba y sabía que todo eso te dolería no era digno estar contigo… Yo no tengo justificación de nada. Solo quería aclarar las cosas contigo hoy y pedirte perdón, sé que es muy difícil pedirte otra oportunidad”. “¿Oportunidad? Andrés ¡Soy una mujer casada!”. Él se río bajando el rostro. “Katty… Eso no me importa, te amo y yo te haré feliz”. Andrés quiso acercarse y tomar su mano, pero ella dio unos pasos atrás alejándose. El sintió lo fría que era Katty. “Aníbal no te conviene, debes alejarte de él”. Le advirtió. Ella se burló. “Dices que Aníbal no me conviene. ¿Y quién me conviene? ¿Tú? después de lo que me hiciste”. Andrés negó. “Aníbal… No es lo que crees, él tiene muchos traumas y no sabe lo que hace, está mal y
Andrés sin pensarlo contestó. “Haré cualquier cosa por Katty, no dejaré que la sigas dañando”. Aníbal sintió un revoloteo en su corazón, era ¿furia? ¿dolor? eran sentimientos extraños. “Ya lo veremos”. Una mujer mayor de tez clara y ojos cafés claros entró a la habitación, llevaba un vestido largo y suelto con un listón en la cintura y sandalias bajas. “Muchachos no discutan, si es algo de trabajo solo arreglenlo”. “¡Madrina! Al fin llegaste”. Aníbal se acercó besando en la frente a la mujer y abrazándola. Ella observó al hombre, estaba más delgado. “Aníbal debemos hablar…” “Lo mejor será que me vaya”. Él se alejó dándole una última mirada a Andrés. “Pero…” Ella intentó detenerlo, Aníbal salió del departamento de Andrés rápidamente, la mujer solo se quedó mirando su espalda. Giro a ver a Andrés. “¿Sigue con la misma idea?”. Andrés afirmó peinándose el cabello hacia atrás. “No puedo convencerlo de que la deje… Yo la amo y no dejaré que la lastime más”. La mujer preocupada ju
Aníbal subió a su auto y condujo hasta la empresa, al llegar entró e ignoro a todos a su alrededor, algunos se detenían a saludarlo, otros con miedo se alejaban mientras caminaba, llegó a la presidencia, la secretaria se levantó rápidamente acomodando su vestido corto y peinando su cabello, avanzó hacia Aníbal coqueta. “Presidente, el señor Mario lo espera”. Aníbal sonrió y pasó por alto a la mujer hasta entrar a la oficina. Mario estaba revisando unos archivos, al ver a Aníbal se levantó del asiento rápidamente. “¡¿Qué rayos está pasando Aníbal?! El producto nuevo tiene muchas inconsistencias y la gente se está quejando mucho, estamos perdiendo miles”. Aníbal ignoró al hombre y caminó hasta el bar, el altanero tomó un trago de whisky mirándolo. Mario entrecerró los ojos. “¿Qué pasa contigo y Katty?”. Aníbal volvió a servirse un trago y jugó con el vaso dándole movimientos en círculos. Aníbal levantó la mirada hacia Mario. “El producto tiene arreglo… y sobre Katherine… Me canse de
Gonzalo examinó al hombre. “Leticia…” Hacía muchos años que no escuchaba ese nombre y estos últimos días no salía de su mente. “Tu… ¿Eres su hijo?”. Aníbal observó al hombre, estaba pálido. “Vengo aquí a darte dos opciones como lo hice con Mario… La primera es salvar a tu empresa… La segunda es salvar a tu hija”. Gonzalo sudaba y se estaba quedando sin aire. Aníbal siguió. “Te daré un día para pensar…” Gonzalo lo interrumpió gritando. “¡No necesito pensarlo! Katty es lo más importante”. Aníbal negó sonriendo y burlándose de la situación. “¿La salvarías a pesar de perder todo?”. “Si. Es mi única hija, la amo y haré lo que sea por ella”. Aníbal chasqueó los dientes. “¿Estás seguro que es tu única hija?”. Gonzalo se quedó quieto. “¿Qué quieres decir?”. Aníbal irguió su cuerpo metiendo las manos en los bolsillos, mostró una mirada altanera y soltó. “Soy tu hijo”. “¿Qué estás…? ¿Qué dices?”. Gonzalo apretó más su mano contra el pecho. Aníbal caminó hasta él. “Soy hijo de Leticia
La secretaria al ver a Aníbal que llegó tan guapo en su traje gris sonrió feliz acercándose a ellos. “Señor Montecinos”. Dijo coqueta. Katty no miró a Aníbal, estaba molesta con él después de lo que pasó en su casa, pero si le dio una mirada a Andrés, quien le regaló una pequeña sonrisa de lado. La recepcionista volvió a su lugar dejando a los cuatro. Tenía miedo de involucrarse y perder su trabajo. Se sentía mal por Katty, pero no podía ayudarla. Aníbal vio de reojo a Katty y avanzó hasta el elevador. La secretaria inmediatamente lo siguió, Andrés camino siguiéndolos, pero hizo una pausa y preguntó. “Katty ¿Estás bien?”. Katty lo observó por un momento y afirmó, Andrés la dejo para subir al elevador. Katty se quedó de pie sola por un momento, la recepcionista al ver que todos se iban se acercó dándole un vaso de agua a Katty, ella al ver el vaso empezó a llorar sin control y se limpiaba con vergüenza. “Lo siento… Los siento…” La recepcionista se asustó y la llevó hasta su silla,
Ofelia le repitió a Katty. “Ve a buscar al doctor”. Quería que se alejara rápidamente de ellas. Katty afirmó dándole una última mirada a la mujer, cuando se alejó Cristina enfrentó a Ofelia. “Recuerdo que dijiste que no querías ser madre... Que nunca estarías embarazada porque perderías tu figura y todos tus… encantos…” Esto último lo dijo despectivamente, se notaba todas las operaciones y arreglos que la mujer se había hecho en el transcurso de los años para seguir joven pero definitivamente el paso del tiempo estaba haciendo estragos en ella. Ofelia nerviosa se movía de un lado a otro. “¿Qué haces aquí? Pensé que vivías en el extranjero”. Cristina cruzó sus brazos. Si, pero ahora volví y me quedaré. Tengo muchos asuntos que resolver aquí”. Ofelia mostró una cara de miedo. “Mario y Gonzalo no te quieren aquí”. Le advirtió. Por un momento Cristina se afectó con la mención de los hombres, pero rápidamente se relajó. “Ellos no son nadie para decirme donde puedo estar o que debo hac