Este debería ser el mejor día de la vida de Rouss Wyner, en unas cuantas horas se casaría con el amor de su vida, con su hombre perfecto, con el que soñaba todas las noches y con el cual estaba dispuesta a pasar el resto de su vida. Llevaban saliendo hace dos años, había rechazado a muchos porque solo Él estaba en sus ojos y arraigado en lo más profundo de su corazón. El día cuando se convirtieron en novios fue el más feliz de su vida, atesorando ese recuerdo como uno de los más hermosos que tenía, y los cuales eran poco. Muchos la habían perseguido confesándole sus sentimientos con la leve esperanza que ella los aceptara, pero todos fueron rechazos sin tener la más mínima oportunidad. Desde que se había enamorado en la secundaria de Bratt Miller, no había lugar ni espacio para nadie más en su vida ni en su corazón, ni tampoco quería darles lugar, ya que todo su mundo giraba alrededor de Bratt. Bratt era el primer hijo de la familia Miller, la cual era la tercera familia más influ
–Así es Rosy, tu madre te dejó una herencia, la cual heredaras después que te cases– le confirmó con una sonrisa. –te pareces tanto a ella– recalco acariciando su mejilla viendo a su querida Lilly atreves de Rouss. –Ya es hora de tu boda mi Rosy, te veo en la ceremonia– Luisa acaricio su mejilla suavemente marchándose con un sonido de –tac–, –tac–, –tac– que dejaba el bastón al golpear el piso, siendo ayudaba por su ayudante al salir. Su abuela era una de esas otras personas que podía contar con una mano, y por supuesto Bratt, solo ellos merecían su amor y su atención. …. Ya era la hora, el momento había llegado, solo estaba a minutos de estar por fin casada con Bratt y ser totalmente feliz a su lado. Un golpe en la puerta le indico que ya debía salir, con sus manos sudando y los nervios floreciendo, toma el ramo de rosas blancas para salir. Inhalando y exhalando para calmar sus nervios, abre la puerta para salir, pero en ese instante es interceptada por Bratt Miller q
El cuerpo de Rouss yacía en el piso, su cabello estaba despeinado, sus mejillas estaban rojas he hinchadas, sus labios ensangrentados temblaban levemente mientras se mordía el labio inferior saboreando el sabor metálico para aguantar los sollozos que querían escapar. Los murmullos de la multitud que se habían agrumado se podían escuchar. –¿Qué está pasando?, ¿Por qué la novia está en el piso?–. preguntó alguien que acababa de llegar con desconcierto. –No lo sé exactamente, pero ya que su prometido no hace nada, deben de haber terminado– respondió tranquila e indiferentemente, pero con mucha satisfacción la joven interrogada. –Ohh, debe ser así– musito la otra chica sin darle importancia. Algunos otros murmullos más continuarán, el cuerpo de Rouss temblaba levemente y sus largas pestañas revoletearon humedecidas para esparcir las lágrimas que querían brotar. En el siguiente segundo, siente como es tomada del brazo bruscamente levantándola del piso quedando frente a su padre que l
¡¡Se suponía que Luisa tenía que darle la espalda a Rouss y humillarla públicamente!!. Pero tal cosa no había sucedido. Al menos su reputación ya estaba dañada, había sido humillada y Bratt la había dejado frente a todos. Al final, no tuvo tanta suerte la bastarda. Al Penar así, una sonrisa complaciente se curvo en los labios de los tres cómplices. Rouss reanudó sus pasos firmes y suaves hacia la tranquila calle, nada comparada con los murmullos hipócritas que dejaba atrás. Al estar fuera del alcancé de la vista de todos , su cuerpo se tambaleo, sus piernas abandonaron toda la fuerza que anteriormente tenían convirtiéndose en gelatinas precipitándose a caer, afortunadamente había un gran muro para apoyarse con sus manos temblorosas, sino, hubiera caído al frío y duro piso donde se prometía que jamás volvería a estar. Janet que estaba retrasada para la boda, estacionó su coche junto a ella sorprendida al verla en ese estado. Sus piernas automáticamente abandonaron el coche
–….– ¡¿Qué diablos decía?!. ¡¿Esposo?!. ¡¿Casarse?!. No gracias, ya tenía un mal sabor. –¡No digas idioteces!, ¡jamás me casare!– Gritó Janet con la mandíbula tensa. Rouss se encogió de hombros sin decir nada y siguió comiendo. Janet soltó un bufido concentrándose en sus alimentos. Después de haber terminado, Rouss ayudó a ordenar la cocina, aunque Janet ya la había dejado limpia. Ambas se dejaron caer en el gran sofá de terciopelo morado después de terminar. Encendieron la gran pantalla que estaba en la pared para buscar una película y entretenerse. Al final se decidieron por una animación, aunque ya tenían 20 años, aún es gustaba este tipo de animación. Mientras veían la película y al ver la escena de dos amigas en la secundaria, un recuerdo brillo en la mente de Janet, exponiéndolo sin pensarlo mucho. –Rosy, ¿recuerdas la vez que estábamos en jardín de la escuela y se te dio por practicar tu equilibrio en un muro bajo?, te dije que podías caer, pero te reíste y r
Al apenas abrir la puerta, sintió una ráfaga de viento y luego alguien abrazándola fuertemente. Al recuperarse de su sorpresa, corresponde al abrazo dándole palmaditas suaves en la espalda para calmar los sollozos que dejaba salir la figura en sus brazos escuchándola hablar con voz temblorosa. –¡por fin volviste!, Rosy– Rouss sonrió con lagrimas en los ojos –si, ya volví Janet, perdón por hacerte esperar mucho–. Janet se aparto de sus brazos y Rouss aprovecho para limpiarle las lágrimas mientras le hablaba con voz tranquila y suave. –Nuestra ‘belleza primaveral valiente’, debe cuidar su imagen, ¿Qué pasa si te ven llorando?, pensaran que te estoy intimidando– al terminar de hablar una sonrisa burlona adorna sus labios mientras que caminaba con Janet hasta el sofá sentándose. –Deja tus tonterías y no me digas así, aún no entiendo porque me dieron ese título, tsk– vocifero fruncido sus cejas con disgusto al tiempo que hacia un puchero. Rouss sonrió divertida al verla molesta p
Lizzy tenía un vestido blanco hasta la rodilla, la falda caía de su cintura en forma de campana recalcando lo pequeña y frágil que era. Se veía tan pura y limpia, como todo una pequeña princesa y la mágica hada que era. Saludaba a sus fans con una amable sonrisa sintiéndose muy bien al escuchar sus elogios haciendo que se sintiera cada vez más superior. Pero su sonrisa fue disminuyendo al escuchar las siguientes palabras. –No se que le ven, ni siquiera es tan bonita, no le llega ni a los pies a nuestra ‘hermosa flor primaveral valiente’– musito uno de los fans de Janet rodando los ojos al escuchar sus estúpidos elogios. –Es verdad, ¡ni siquiera sabe actuar!, jamás estará a la altura de nuestra flor primaveral valiente– vocifero otro en apoyo a su ídolo. Lizzy apretó los dientes en disgusto al escucharlos, estaba cansada de siempre vivir bajo la sombra de esa mal***a de Janet, ojalá no existiera y desapareciera como Rouss. Janet que esperaba su turno para bajar, se sentía tan
–Hermano Bratt– lo llamo con un rostro abatido y triste mientras le tiraba suavemente de la manga de su camisa. Bratt bajo su mirada al escucharle hablar, viendo sus ojos llorosos y su expresión triste mientras lo miraba con un toque de timidez. Su corazón se oprimió al verla en ese estado haciendo que su sangre hirviera de coraje al ver la responsable que seguía caminando tranquilamente como si nada. Sin poder evitarlo, tomó la mano de Lizzy para llevarla con esa mujer y reclamarle. –Rouss, Lizzy esta siendo amable contigo y tú actúas como si nada, ¿acaso tienes sentimientos?– gritó con los dientes apretados y un rostro feroz al mirarla fijamente con desprecio. Rouss se quedó mirando esos ojos que alguna vez la habían mirado con amor y ternura, donde solo se reflejaba ella y en los cuales se perdía sin querer volver, esos mismos ojos ahora la miraban con tanto odio y resentimiento. Parpadeando sus largas pestañas para esfumar de su visión el recuerdo de esa mirada. Así