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Capítulo:8: Golpear la misma cara.

–Hermano Bratt– lo llamo con un rostro abatido y  triste mientras le tiraba suavemente de la manga  de su camisa.

Bratt  bajo su mirada al escucharle hablar, viendo sus ojos llorosos y su expresión triste mientras lo miraba con un toque de timidez. Su corazón se oprimió al verla en ese estado  haciendo que su sangre hirviera de coraje al ver la responsable que seguía caminando tranquilamente como si nada. Sin poder evitarlo, tomó la mano de Lizzy para llevarla  con esa mujer y reclamarle.

–Rouss, Lizzy esta siendo amable contigo y tú actúas  como si nada, ¿acaso tienes sentimientos?– gritó con los dientes apretados y  un rostro feroz al mirarla fijamente con desprecio.

Rouss se quedó mirando esos ojos que alguna vez la habían mirado con amor y ternura,  donde solo se reflejaba ella y en los cuales se perdía sin querer volver,  esos mismos ojos ahora la miraban con tanto odio y resentimiento.   Parpadeando sus largas pestañas para esfumar de su visión el recuerdo  de esa mirada. Así  como al mismo tiempo  una mirada seria se torna en su rostro y un aire frío los envolvió en cuestión de segundos.

–Señor Miller, si tengo o no tengo sentimientos no es de su incumbencia,  y para terminar, soy libre de hablarle o responderle a quien yo quiera– respondió con una mirada seria llena de frialdad la cual también estaba en su tono de  voz.  Dándose la vuelta, camina en dirección a donde estaba Janet platicando con una persona.

Bratt se quedo petrificado en su lugar, aún podía sentir la frialdad que Rouss había dejado en el aire, ¿Quién era esa mujer?, ¿esa era la verdadera Rouss?.  Gracias a Dios ya había visto sus verdaderos colores y se libro de esa mujer tan altanera y desvergonzada.

–Hermano Bratt,  no lo tomes personal contra mi hermana,  ella…ella es buena– susurró Lizzy tímidamente con ojos suplicantes y llorosos. Aunque por dentro estaba mas que feliz al ver como Bratt la defendía y menospreciaba a Rouss.

Después de llegar al lado de Janet, Rouss se olvidó rápidamente de ese par, colocando todo su atención en conocer  a todas las personas posibles para en un futuro no muy lejano trabajar junto a ellos, ya que se había especializado en el área  de marketing y publicidad y también se desarrollaba muy bien en otras áreas.

Ya había enviado su hoja de vida a varias entidades, aunque si fuera por ella, mejor abriría su propia compañía para hacerse un nombre respetado en la industria del entretenimiento y tener bajo su ala a muchas figuras públicas importantes. Pero lamentablemente no contaba con el recurso para hacerlo.

–¿No es esta la primera señorita Wyner?– exclamo un hombre algo panzón y calvo mientras la miraba con una mirada llena de lujuria. Su comida había vuelto y estaba vez no la dejaría ir, estaba vez la haría suya a toda costa.

Los presentes al escuchar sus palabras comenzaron a murmurar mientras la veían.

–¿Así que esa desvergonzada ha vuelto?–

–¿Cómo se atreve a volver a mostrar su rostro?, es tan repugnante–

–Seguramente siguió con su acto desvergonzado estafando a hombres para poder vivir–

–Debe estar llena de puras cirugías, por eso es que se ve tan bien–

Eran algunas de las frases que llegaban hasta los oídos de Rouss. Si hubiese escuchado esto hace cinco años atrás, habría tratado de explicarse y seguramente se hubiera alterado sin control, ya que aún era una joven sin experiencia en aprender controlar sus emociones.                                             

Con una sonrisa y un rostro imperturbable, siguió como si no hubiera escuchado nada mientras tomaba un sorbo de su vino.

Lizzy que miraba su rostro desde la distancia sin rastro de perturbación rechino los dientes en disgusto, pero, ¿como podía dejar ella pasar esta oportunidad para molestarla?, silenciosamente se escabulló de los demás hasta llegar junto a ella.

–Hump, que mujer tan desvergonzada para atreverte a volver, ¿acaso estas buscando que te vuelvan a humillar?– le dijo suavemente con una sonrisa amable.

Rouss la miro sin ninguna expresión, oficialmente la guerra había empezado,  y de la cual, no se le permitía tomar otro lugar el cual no fuera el vencedor.

–Ya veremos si me dejó humillar, de todos modos tu me seguirás– musito con pereza entrecerrando sus ojos.

Lizzy se congeló un momento al verla actuar tan despreocupadamente, pero se recompuso inmediatamente al ver a Bratt acercarse por encima de su hombro.  Dando un paso mas cerca de Rouss, mejor dicho, en dirección donde ella tenía sujetada la copa de vino, tomando a Rouss desprevenida, la copa de vino se derrama en su impecable vestido blanco.

–Hermana,  no tienes porque actuar tan impulsivamente,  en verdad me enamore del hermano mayor. Pero  por favor, no tomes represalias en su contra,  desquítate conmigo, es todo mi culpa por enamorarme de él – gritó con lagrimas en los ojos y un rostro lleno de dolor y angustia.

Rouss miro consternada por un momento a Lizzy,  pero entendió todo al ver llegar a Bratt.

–Rouss, ¿Cómo puedes ser tan malvada?, eres una mujer tan vil y siniestra– vociferó lleno de furia  colocando a Lizzy detrás de su espalda protectoramente.

Lizzy asomó la cabeza por el costado  de Bratt dándole una sonrisa malvada a Rouss, –hermano Bratt,  es todo mi culpa,  no debí enamorarme de ti, por favor no culpes a Rosy– susurró en un hilo de voz mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro afligido.

La expresión llena de furia y odio de Bratt se transformo en una llena de preocupación y amor mientras miraba a Lizzy , atrayéndola hasta su pecho mientras tratando de consolarla.

¿Este era el hombre que había amado hasta los huesos?, por el cual estaba dispuesta a dar su propia vida si era necesario. ¿cuan ciega estaba en ese entonces?. Jamás debió  creer en sus promesas  vacías de cuidarla y protegerla.                Pero ahora podía ver sus verdaderos colores,  su verdadero ser, el cual jamás la amo y le creyó.

  ¡Que bastardo!.

–Una mujer tan siniestra y desvergonzada como ella se merecía que la abandonaran el día de su boda, ahora no es nada más que un par de zapatos usados que ha perdido todo su valor. Ningún hombre estaría dispuesto a tomarla para algo serio,  siempre será una p**a  usada y eso no cambiara– gritó furiosa la recién llegada con una actitud arrogante y superior.

Rouss enarco una ceja mirando tranquilamente a la joven que la miraba superiormente con el mentón en alto de  forma arrogante. No era nadie más que Cristal Miller,  la hermana menor de Bratt, y la cual siempre la había odiado ya que era amiga de Lizzy.

Bratt se tensiono al escuchar las palabras de su hermana, volviendo a recordar ese nefasto día donde estuvo tan cerca de caer en las garras de esa desalmada y desvergonzada de Rouss. Aún recuerda su rostro lleno de lágrimas e hinchado como si fuera ayer. Al pensar en esto,  un malestar surgió en su interior, pero el cual sepultó inmediatamente sin darle la misma oportunidad de surgir o intentar saber que era.

Después que Cristal había disparo su artillería contra Rouss, se sentía tan bien que quería seguir haciéndolo. Pero justo cuando iba hacerlo,  por el rabillo del ojo vio a la molesta de Janet acercarse, frunciendo los labios en disgusto,  mira la cara lagrimosa  de Lizzy y su odio vuelve a intensificarse.

–Hermano, ¿Cómo pudiste estar con una zorra cómo esta?. Esta  mujer es de lo peor, solo se merece… ¡ahh!– antes de terminar de hablar, Cristal soltó un gritó al sentir algo caliente derramarse en su vestido.

–Oh, lo siento,  dañe  tu vestido– se disculpo Janet al haber  derramado su copa de vino ‘accidentalmente’ sobre el vestido de Cristal. Aunque su disculpa estaba lejos de ser una.

–Déjame ayudarte a limpiarlo– musito Janet tomando una servilleta para hacerlo, pero en vez de limpiarlo, el vestido se ensuciaba cada ves más.

–Ahhh basta, ¡quítame  tus sucias manos de encima–  explotó Cristal desesperada apartando a Janet, la cual se alejo con una sonrisa complacida.

–Cristal, ¿estás bien?– le pregunto Lizzy con una expresión preocupada acercándose a ella.

–Esa estúpida daño mi vestido,  el tuyo también esta arruinado por culpa de esa pe**a– espeto Cristal con el rostro negro de rabia y odio en su voz.

–No estés molesta por ese vestido tan feo, tómalo como un favor por ayudarte a desacerté de el– vocifero Janet mirándolas de pies a cabeza al tiempo que negaba con la cabeza, –esos vestidos de ambas son tan anticuados y feos– agregó al final mientras se reía divertida al ver sus expresiones de retorcidas de estas.

–Janet,  ¿Qué haces jugando?, solo estás perdiendo el tiempo,  mejor vallamos a comer algo– propuso Rouss tranquilamente con un aire sofisticado sin darle importancia a lo que pasaba a su alrededor y sin darles el gusto de verla alterada.  ¡Que mejor manera de hacerlos vomitar sangre si eran ignorados!.

Janet la miro con una sonrisa asintiendo caminando junto a ella –la verdad me estaba divertido, lastima que ya no puedo seguir haciéndolo– respondió animadamente con un toque de ‘tristeza’. Como una niña chiquita que tenía un nuevo juguete para divertirse y le impedían hacerlo.

Rouss sonrió sin decir nada, ladeando su cuello al escuchar nuevamente a Janet .

–Rosy, alguien quiere conocerte– musito Janet mirándola de reojo para ver su reacción.

–¿Es así?, ¿quién es?– indagó frunciendo  los labios con  voz neutra que no delejaba espacio para detectar algo inusual.

–Ya lo veras, es...–.

Las voces de las dos se fueron desvaneciendo a medida que se alejaban cada  vez mas de Lizzy y los demás.

¿Qué carajos había pasado?.

Se suponía que Rouss tendría que estar  siendo criticada y humillada hasta el punto que se arrodillara y pudiera clemencia,  pero aún así,  no tendría ni una pizca de ella. Lizzy sentía su sangre caliente inundada de un profundo odio que crecía cada vez mas por Rouss. Sus manos temblaban del coraje que estaba sintiendo, saliendo de su distracción al escuchar la voz de Cristal.

–¡¿Pero que m****a se creen esas mal***as?, ¿creen que pueden irse así como si nada después de lo que hicieron?– Gritó Cristal con los ojos inyectados de sangre del coraje y el odio que le carcomía hasta los huesos.

No, ella no permitiría que esas dos se fueran así nada más. Ella tomaría su venganza ahora mismo y las haría arrastrarse en el suelo hasta pedir clemencia, no dejaría que la bofetada que había lanzado le diera en su misma cara.

Con la cara retorcida y cenicienta, Cristal no alcanzo a dar dos pasos en dirección a buscar a Rouss y a Janet cuando se paralizo en su lugar al escuchar los cotilleos de las personas.

–Que joven mimada, solo es otro niña consentida sin modales–.

–A pesar de ser de la alta sociedad no sabe comportarse–.

–No ahí mucha diferencia entre ella y alguien  de bajo nivel, ninguno tiene modales–

Al escuchar estas frases,  todo el cuerpo de  Cristal  estaba paralizado en su lugar,  sus ojos estaban bien abiertos por la sorpresa que esto le generaba.

–Cristal– la llamo Bratt con los dientes apretados haciendo que reaccionara y lentamente se girará en dirección a él.

–¿En dónde aprendiste ese vocabulario?, ¿en dónde crees que estás parada?, irse inmediatamente–  musito junto a ella seriamente dándole la orden para que la acatara sin problemas.

Lizzy estaba avergonzada de Cristal. No era nada mas que una niña estúpida consentida que hablaba y actuaba sin pensar en nada más. Aunque no le agradara, tenía que sopórtalo, ya que era muy fácil de manejar y manipular a su antojó y la necesitaba para sus planes. Colocando unos ojos suplicantes y lastimosos se acercó a Bratt tirando de su manga tímidamente.

–Hermano mayor, no seas tan duro con ella–

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