Abigaíl.
Tener esta vida, con la que muchos sueña, es realmente agotador, el no poder dormir hasta tarde, el no vestir con un simple pantalón y una camiseta, eso es algo que yo no puedo hacer, todos los ojos del mundo están puestos en mí, en la heredera a la corona.Odio, esto, odio, el no poder hacer lo que me gusta, el tener que vivir la vida de mis padres, porque es eso lo que hago, no saben como me gustaría, el poder salir, cualquier día, despeinada, con la ropa rota o descalza, estudie dos carreras la cuales no puedo ejercer, ya que mi destino fue decidido desde el día que nací.Anoche fue la fiesta de cumpleaños de mi padre, así que estoy realmente agotada, siento mi rostro entumecido de tanto sonreír, deseaba dormir hasta tarde, pero para mi mala suerte el profesor de negocios llego a verme.Si sé que se preguntaran, ¿por qué un profesor? Si ya terminaste tu carrera, pues les digo que yo me hago la misma pregunta, pero según mi familia debo estar al día con las finanzas de país, así que el profesor viene dos veces a la semana, a tener algo así como un debate sobre finanza, según mi padre eso me sirve para saber manejar los conflictos económicos que pueda tener en el futuro.Así que Pedro me levanto cerca de las seis de la mañana, dos empleadas entran y alistan la tina para mí y escogen el atuendo que debo usar.El desayuno lo tomo en mi habitación, en una mesa que está en una habitación pequeña que se une a la mía, mi habitación es enorme en donde reina el color blanco y rosa claro, está dividida en cuatro partes, una es el closet que parece más una tienda de ropa y zapatos, la otra es el baño, en donde hay un gran ventanal, que me deja ver los hermosos árboles que rodean la mansión o más bien el castillo, la tina es grande, donde pueden entrar cerca de tres personas, la otra habitación, es como un pequeño comedor, y por último, la parte en donde está mi cama.— Su majestad, el profesor, la espera—me dije Pedro del otro lado de la puerta.— Ya salgo— conteste.Una de las empleadas estaba terminando de acomodar mi cabello rubio, en un moño, que dejaba caer unos cuantos mechones, como odiaba el maquillaje, solo me aplicaron un poco de rubor y un labial rosa claro.En cuanto a mi atuendo, estaba compuesto por una falda, que daba a mis rodias en un tono negro y una blusa en seda de color azul oscuro acompañada por unos tacones negros.Suspire y me levante, no entendía como mis padres habían vivido tanto tiempo de esta manera. Camine por los pasillos hasta llegar a la biblioteca, en donde ya me esperan el profesor, tomando una taza de café.— Como está usted el día de hoy, su majestad— me saludo Alfred haciendo una reverencia.— Muy bien profesor y que tal usted—le contesté.— Yo bien su majestad, gracias por pregunta— me dice él.Tomábamos haciendo junto a una mesa e iniciamos con el debate, en ocasiones era aburridor y en otras me divertía, había estudiado negocio, así que tenía mucha idea del tema.— Hoy estuvo excelente, su majestad—me dijo Alfred al terminar con dicho debate.— Gracias— le dije.Fueron dos horas en las que estuvimos debatiendo sobre un tratado de exportación e importación, que empezara a regir en unas semanas.…Así transcurrieron dos semanas, entre bailes, cenas, almuerzos, reuniones de té y entrevistas. Abigaíl, estaba llegando a se limite, ella sentía que no había nacido para eso, eran mucho lo que debía hacer, cuando lo que en realizada soñaba era poder trabajar una empresa de arquitectura, que sus diseños y planos fueran construidos y premiados.— ¿En qué tanto piensas? — pregunto Genoveva, su madre.Abigaíl, estaba sentada al borde de una ventana, mirando en dirección de los árboles, que se movían con la ligera brisa.— En nada—le respondió ella.— Ya es tarde, deberías ir a la cama— le sugirió Genoveva mientras la cubría con una manta—Mañana será un gran día.Abigaíl no respondió nada, solo asintió a lo que su madre le había dicho, Genoveva se despidió y salió de la habitación de su hija.— Un gran día— repitió Abigaíl con una sonría llena de tristeza.Abigaíl estuvo un rato más mirando a la nada, luego fue a la cama, estaba tan agotada que no tardo mucho en caer rendida.Cinco cuarenta y cinco de la mañana, la puerta de la habitación de Abigaíl se abrió y por ella entraron sus padres, su abuelo Gilberto y su hermano.— Feliz cumpleaños princesa— le dijo su padre besado su frente.Ella abrió los ojos con pesadez, aún tenía mucho sueño, pero sabía que ese día especialmente no podía darse el lujo de dormir hasta tarde.— Cariño, mis mejores deseo para ti—le dijo su abuelo.— Gracias a todos— le dijo ella, sentándose en la cama.— Hermana, esto es para ti, las escogí yo mismo— su hermano le extendió un ramo de tulipanes.— Gracias, enano.- le dijo ella recibiéndolas— Están hermosas.El chico sonrió ante el comentario de su hermana, él había tardado en decidir que darle a su hermana, es difícil cuando ya se tiene todo.— Esta noche será increíble, hemos prepara una gran celebración para ti— dijo Genoveva llena de emoción.— Claro que será una gran celebración, nuestra princesa está de cumpleaños—agrego Guillermo, con una gran sonrisa.Abigaíl sonrió sin ganas, celebración, tras celebración, cuando pararían las celebraciones. Gilberto, su abuelo, vio en ella, una profunda tristeza y cansancio, así que decidió intervenir.— Que les parece si la dejamos descansar un poco más, es su día y se lo merece— dijo el hombre mayor.Todos voltearon a ver a Gilberto, pues ese día era uno de los más importantes, ya que la crema innata de la sociedad estaría presente para celebrar el cumpleaños de la princesa.Abigaíl.Amaba a mi abuelo, él siempre me rescataba del asco de vida que llevaba, ese día dormí hasta cerca de las tres de la tarde, pedí que me creyeran de comer, luego me metí a la tina y me relaje mientras veía a los árboles moverse, deseado que todo acabara. A las cinco de la tarde llegaron las empleadas a ayudarme a vestirme, para mi supuesta celebración.Esta vez el diseñador había hecho un hermoso vestido color verde esmeralda, con corte de sirena, iba cubierto hasta el cuello, con la espalda descubierta, era realmente hermoso, mi cabello fue peinado en un moño, para que así pudieran apreciar el hermoso diseño del vestido.— Su majestad, esto fue enviado, por su majestad Gilberto— la empleada me entrego un pequeño cofre.Lo recibí y luego lo abrí, en él encontré unos hermosos pendientes en forma de lágrima, que combinaban a la perfección con mi vestido, ya que las piedras era unas esmeraldas.— Gracias, podrías ayudarme— le dije a la empleada.— Claro su majestad— la empleada t
Abigaíl.El camión hizo una para después de salir de la propiedad de mi familia, salir de él fue mucho más fácil que cuando ingrese, era la primera vez que recorría las calles de Londres, todo era realmente hermoso y bullicioso, el clima era frío, así que saque de mi mochila un pequeño abrigo. Ya estaba afuera, ¿ahora que debía hacer?, lo primero era buscar la manera que nadie me reconociera, como la noche anterior había sido mi fiesta de cumpleaños, los diarios tenían mi rostro en todas las portadas, cosa que me dificultaba el poder camuflarme.Sin pensarlo, fui a una farmacia y compre un tinte para pelo y unas tijeras, quería ser libre, así que debía empezar por cambiar alguno de mis rasgos característico y si hay algo que mi familia reconocería a metros, eso es mi cabellera rubia.Aún era temprano, por lo que la mayoría del comercio estaba cerrado, debía buscar un lugar en donde pudiera refugiarme en lo que pudiera movilizarme con más tranquilidad.Un hotel no era opción, pues serí
Por la mente de Guillermo pasaban varios escenarios, en los que su amada hija era maltrata, secuestrada e incluso asesinada.Ella era su adoración, por eso siempre había cuidado muy bien de ella, ahora debía darle la noticia a su esposa, quien era el doble de protectora que él.— Cariño, por favor, despierta— le dijo Guillermo, lo más calmado que pudo.— ¿Qué sucede? Por favor déjame dormir un poco más— dijo ella girando para darle la espalda.— Genoveva, esto es urgente—le dijo Guillermo.Ella al escuchar que la llamaba por su nombre se sentó casi de un brinco, ella sabía que él solo la llamaba por su nombre cuando algo serio ocurría.— ¿Qué ha pasado? — pregunto ella.— Abigaíl, ha escapado—soltó sin pensar.Genoveva abrió los ojos como plato, acaso ¿había escuchado mal?, se preguntó, sin poder articular palabras, su rostro palideció y se desmoronó en la cama. Guillermo se acercó a ella aún más angustiado, quizás había sido un poco brusco al darle la noticia.— ¿Se puede saber que e
Las palabras de Gilberto, quizás hayan sido dura, pero a la final estaban cargadas de verdad, el igual que los demás se sentía culpable, por no haber notado lo infeliz que su nieta era.— Yo tampoco lo comprendí hasta ahora, si lo hubiese notado años atrás, te puedo asegurar que hubiese intervenido, ahora ya es tarde—dijo el hombre lleno de tristeza.— Lo siento mucho por mi hija, mi deber como madre era protegerla, pero no lo hice, sino todo lo contrario, contribuí en todo— dijo Genoveva con tristeza.— Dejemos eso ya, de lado, ahora lo importante es ubicarla— dijo Gilberto.Momento después, el jefe de seguridad llego, y Guillermo les dio la orden de buscarla en todo el continente si era necesario, pero teniendo la precaución que la noticia no se filtrara, por temor que personas sin escrúpulo se aprovecharon de la situación y quisieran raptarla.Mientras Abigaíl estaba profunda sobre la cama de aquel cuarto de motel, cuando sintió que alguien se subía sobre ella, ella trató de libera
Él recorrió con su boca su cuello hasta llegar a su parte íntima, en donde saboreo los líquidos que de ella brotaban.Todo iba bien hasta que en su mente llevo la imagen de Abigaíl, quien estaba exactamente en la habitación de al lado, Agustín se incorporó y se alejó de Susana. Su deseo y ganas se esfumaron, ahora en su mente estaba el asunto de Abigaíl.— ¿Qué sucede? — preguntó Susana.— Lo siento, es que tengo tantas cosas en la cabeza— se disculpó él.— Dime que es, ¿En qué te puedo ayudar? — pregunto ella abrazándolo por la espalda.— Esta vez no me puedes ayudar— él se levantó de la cama y acomodo su ropa— creo que por hoy debemos dejar así, te prometo que la próxima vez te compensaré.Susana asintió, ella se había enamorado de Agustín, esa relación había iniciado en una disco, en donde Susana se encontraba tomando después de descubrir que su esposo, con el que llevaba más de quinceaños de casados, la engañaba, ella había sido una mujer entregada a su familia, había dedicado sus
Después de recuperar el alimento y pensar, a Agustín lo primero que se le vino a la mente, era con qué dinero pensaba vivir.— ¿Quizás no tenga dinero? — se dijo a sí mismo.- Una compraventa.Él sabía que había una a solo unas cuadras, así que lo más probable era que haya ido a empeñar algo, quizás a perder alguna joya.Agustín corrió, por una cuantas cuadras más, hasta pudo ver a lo lejos, ella caminaba mirando el comercio con curiosidad, Agustín al verla así, se preguntó ¿de verdad es la primera vez que sale a la calle?Agustín decidió dejarla, pues tampoco era que tuviera una excusa para acercarse a ella, Abigaíl parecía una niña en una juguetera, se veía feliz y sonreía sin parar.Agustín la siguió todo el tiempo, ella no paraba de acercarse a tocar las cosas que veía y le causaban curiosidad.— Buenos días, linda señorita— dos tipos con aspecto de dudosa procedencia, le cerraron el paso.Abigaíl los esquivo con la intención de continuar su camino e ignorarlos, pero uno de ellos l
Abigaíl disfrutó el poder comprar sus cosas por sí misma, esas cosas que para algunas personas son tediosas y quizás molestas, para ella eran divertidas.Cada cosa nueva que podía hacer y aprender la hacía feliz, se sentía tan autosuficiente, normal, disfrutaba tanto de esas pequeñas cosas e insignificantes.…Abigaíl.Como pude volví con todas mis compras, estaba emocionada, pues sería mi primera vez cocinando. Después de hacer un desastre en la cocina era el momento de probarlo.— Esto está terrible— me dije a mí misma, al Tiempo que solté una carcajada.Estaba feliz, pues no era necesario que todo fuera perfecto, además la idea era aprender, así que este primer intento era la prueba que era un ser humano como cualquier otro.Después de terminar y organizar la cocina, me fui a dar una ducha, el agua estaba fría, pues no tenía calentador, así que fue rápido mi baño.Cuando estuve lista, me fui a la sala y prendí la tele, por un momento tuve miedo de ver las noticias, con la noticia d
…Agustín.Estaba nervioso, pero respire profundo antes de tocar, cuando escuche la aprobación del rey, abrí la puerta e ingrese.Hacía varios años que no entraba en el estudio del rey, recuerdo que la última vez, fue cuando él me mandó a llamar para preguntarme qué quería estudiar, eso fue hace aproximadamente seis o siete años.— Agustín—dijo él poniéndose de pie— Tiempo sin verte, muchacho.El rostro del rey, lucia cansado y su mirad estaba llena de tristeza, dentro del estudio, también estaba su majestad Gilberto y la reina Genoveva.— Gracias por recibirme, sus majestades— dije haciendo una reverencia— Yo he estado bien gracias ustedes.— Es bueno escuchar eso— dijo la reina con una sonrisa un poco tristeza.— Pero dinos muchacho, que te trae aquí— agrego Su majestad Gilberto.— Por mi madre me he enterado de lo que está pasando— dije— Así que he traído información que sé que los llevará de felicidad— los tres me miraron, luego sus miradas se centró en mí.— ¿Qué información? — p