Momentos previos.Abigaíl era sujetada por el conde mientras este le apuntaba con el arma justamente en la cien, Guillermo se sentía desesperado al ver a su amada hija en tan peligrosa situación.—Padre, por favor ya detente eso—le decía Eliot a su padre, él tenía claro que tal acto había condenado a su padre, así que con desespero deseaba que él se detuviera antes que todo terminara peor—Vamos a casa.—Cariño por favor escucha a Eliot—el sollozo de la condesa era desgarrador para todos, se notaba lo desesperada que se encontraba—por favor suelta ya a la princesa y vamos a casa.El conde, estaba empezando a sentirse aún más alterado al escuchar las suplica de su familia, él en el medio de su locura sabia que esa situación podía terminar muy mal, pero ya estaba hecho.Por un momento dudo y aflojo el agarre de Abigaíl y volteo a ver a su esposa, justo en ese momento Guillermo aprovecho para correr hacia el conde para quitarle el arma, pero no fue lo suficientemente rápido y el conde ter
Abigaíl había experimentado muchas situaciones en los últimos meses, conociendo emociones que nunca antes había sentido, haciéndola sentir viva, dueña de su vida y de sus emociones.Cada día era una enseñanza nueva, alguna no muy buenas, otras excelentes para ella, así fueron pasando los años, tres para ser más exactos.Había conseguido terminar de pagar su primer apartamento junto al hombre que se había convertido en su compañero de vida y también su mejor amigo.Cada que tenían oportunidad, se reúnen con sus padres y pasaban el día junto, claro que cuidando que nadie los viera, quizás era una situación fea al tener que ocultarse, pero ellos eran felices, así, llevando una vida tranquila lejos del foco de los medios.…Agustín.Han sido tres años de mucho crecimiento, en los que he logrado enamórame más de mi hermosa mujer, ella es una mujer de muchas capacidades y es de admirar como dejo a un lado todas las comodidades para rehacer su vida, no cualquiera deja su vida de princesa lit
Abigaíl sintió la noche, muy larga, no porque la haya pasado mal, sino porque deseaba que su gran día llegara.La noche, fue realmente relajante, tomaron vino, mientras recibían masajes en los pies, cascarillas en el rostro y les arreglaban las uñas.…Abigaíl.Me levanté realmente renovaba, eran cerca de las diez de la mañana, cuando por la puerta de la habitación que estaba usando, ingreso mi tía josefina, junto a Norma, mi madre y mi suegra.Ella sonreía llenas de felicidad, mientras los nervios llegaban a mí, pues mi gran día había llegado.—Es hora, es hora—decía Norma con una gran sonrisa— Ponte de pie, no hay tiempo que perder.—Norma tiene razón hija—agrego mi madre.—La boda es a las cinco de la tarde, no creen que es muy temprano— dije levantándome de la cama.—Querida, se nota que nunca te has casado, el tiempo se pasa volando—mi tía Josefina me tomo de la mano y me llevo al cuarto de baño, en donde puso a llenar la tina—Si no nos damos prisa, nos cogerá la tarde—dijo.—Si
El sol entraba a través de la ventana, golpeando el rostro de Genoveva, ella frunció la frente por la molestia que eso le causa.El día anterior, había sido un día agitado, así que se sentía agotada y deseaba dormir a hasta tarde.Pero un golpe en la puerta, la hizo saltar de la cama, su esposo, Guillermo, la tomo de la mano para que se tranquilizara.— Querida.— le dijo el hombre aún somnoliento.-Ese debe ser Pedro, yo iré a mirar, tú duerme tranquila.Guillermo se levantó de la cama y fue a mirar a ver qué era lo que ocurría, ya que los golpes en la puerta eran insistente.— ¿Qué es lo que ocurre?—dijo con molestia.— Lo siento su majestad—dijo pedro con nerviosismo—Lamento interrumpir su descanso.— No te preocupes pedro, pero dime que es lo que ocurre— Guillermo cambió su tono de voz a uno más amable.— Majestad, se trata de la princesa—dijo Pedro sin ocultar lo nervioso que se encontraba— No la encontramos por ningún lado.— ¿Cómo que no la encuentran? —pregunto Guillermo.— Su m
Abigaíl.Tener esta vida, con la que muchos sueña, es realmente agotador, el no poder dormir hasta tarde, el no vestir con un simple pantalón y una camiseta, eso es algo que yo no puedo hacer, todos los ojos del mundo están puestos en mí, en la heredera a la corona.Odio, esto, odio, el no poder hacer lo que me gusta, el tener que vivir la vida de mis padres, porque es eso lo que hago, no saben como me gustaría, el poder salir, cualquier día, despeinada, con la ropa rota o descalza, estudie dos carreras la cuales no puedo ejercer, ya que mi destino fue decidido desde el día que nací.Anoche fue la fiesta de cumpleaños de mi padre, así que estoy realmente agotada, siento mi rostro entumecido de tanto sonreír, deseaba dormir hasta tarde, pero para mi mala suerte el profesor de negocios llego a verme.Si sé que se preguntaran, ¿por qué un profesor? Si ya terminaste tu carrera, pues les digo que yo me hago la misma pregunta, pero según mi familia debo estar al día con las finanzas de país
Abigaíl.Amaba a mi abuelo, él siempre me rescataba del asco de vida que llevaba, ese día dormí hasta cerca de las tres de la tarde, pedí que me creyeran de comer, luego me metí a la tina y me relaje mientras veía a los árboles moverse, deseado que todo acabara. A las cinco de la tarde llegaron las empleadas a ayudarme a vestirme, para mi supuesta celebración.Esta vez el diseñador había hecho un hermoso vestido color verde esmeralda, con corte de sirena, iba cubierto hasta el cuello, con la espalda descubierta, era realmente hermoso, mi cabello fue peinado en un moño, para que así pudieran apreciar el hermoso diseño del vestido.— Su majestad, esto fue enviado, por su majestad Gilberto— la empleada me entrego un pequeño cofre.Lo recibí y luego lo abrí, en él encontré unos hermosos pendientes en forma de lágrima, que combinaban a la perfección con mi vestido, ya que las piedras era unas esmeraldas.— Gracias, podrías ayudarme— le dije a la empleada.— Claro su majestad— la empleada t
Abigaíl.El camión hizo una para después de salir de la propiedad de mi familia, salir de él fue mucho más fácil que cuando ingrese, era la primera vez que recorría las calles de Londres, todo era realmente hermoso y bullicioso, el clima era frío, así que saque de mi mochila un pequeño abrigo. Ya estaba afuera, ¿ahora que debía hacer?, lo primero era buscar la manera que nadie me reconociera, como la noche anterior había sido mi fiesta de cumpleaños, los diarios tenían mi rostro en todas las portadas, cosa que me dificultaba el poder camuflarme.Sin pensarlo, fui a una farmacia y compre un tinte para pelo y unas tijeras, quería ser libre, así que debía empezar por cambiar alguno de mis rasgos característico y si hay algo que mi familia reconocería a metros, eso es mi cabellera rubia.Aún era temprano, por lo que la mayoría del comercio estaba cerrado, debía buscar un lugar en donde pudiera refugiarme en lo que pudiera movilizarme con más tranquilidad.Un hotel no era opción, pues serí
Por la mente de Guillermo pasaban varios escenarios, en los que su amada hija era maltrata, secuestrada e incluso asesinada.Ella era su adoración, por eso siempre había cuidado muy bien de ella, ahora debía darle la noticia a su esposa, quien era el doble de protectora que él.— Cariño, por favor, despierta— le dijo Guillermo, lo más calmado que pudo.— ¿Qué sucede? Por favor déjame dormir un poco más— dijo ella girando para darle la espalda.— Genoveva, esto es urgente—le dijo Guillermo.Ella al escuchar que la llamaba por su nombre se sentó casi de un brinco, ella sabía que él solo la llamaba por su nombre cuando algo serio ocurría.— ¿Qué ha pasado? — pregunto ella.— Abigaíl, ha escapado—soltó sin pensar.Genoveva abrió los ojos como plato, acaso ¿había escuchado mal?, se preguntó, sin poder articular palabras, su rostro palideció y se desmoronó en la cama. Guillermo se acercó a ella aún más angustiado, quizás había sido un poco brusco al darle la noticia.— ¿Se puede saber que e