Dannon expandió los ojos, mirando a Kallen con un evidente asombro. Sintió la euforia recorrer por sus venas y esparcirse por todo su sistema. Las comisuras de sus labios se extendieron automáticamente y la envolvió en un fuerte abrazo. —Kallen, tú... tú de verdad... —no fue capaz de formar una fra
—No puedo… hacer ninguna promesa ahora —repuso Dannon y se levantó de la cama. —¿Alfa? —Kallen se incorporó—. ¿Lo que le pido es demasiado para usted? —No es eso. Simplemente… aún no sé si marcaré a Débora. No lo he decidido. —Pero tiene que hacerlo —insistió la híbrida, a lo que Dannon fijó sus
—Cloe, ¿desde cuándo lo sabes? —cuestionó, acercándose a ella, a lo que la médica retrocedía en cada paso en que éste se aproximaba. —N-No sé de qué me habla, yo no sabía nada —desvió la mirada. —¡¿Desde cuándo lo sabes?! —dio un manotazo al escritorio, haciendo que Cloe diera un sobresalto. —¡Al
Izan no había perdido la costumbre de despertar con el alba. Incluso en el mundo humano continuaba haciéndolo. Por lo tanto, se levantaba de la cama antes del amanecer y se paseaba por el jardín de flores marchitas. Poco a poco, el sol empezó a manifestarse, a lo que cierta figura femenina apareció
La muchacha dirigió la vista hacia él, denotando asombro con respecto a su reciente halago. Luego, sintió que su ritmo cardiaco incrementó de nuevo. —P-Pero… ¿qué cosas dices? —desvió rápidamente la mirada. —Sin embargo, la belleza es temporal —agregó Izan—. Nadie puede huir del tiempo y el cuerpo
Izan se quedó callado por un rato, analizando el cuestionamiento del albino. —Alfa, esa es... una pregunta... bastante complicada —se sobó la nuca—. Comprendo sus sentimientos hacia Kallen, pero si me lo pregunta... me odiará por la respuesta que escuchará.Dannon guardó silencio, para luego soltar
Ambas se quedaron calladas por un rato, pues no sabían si sentirse aliviadas o melancólicas con respecto al cambio de Dannon.—El bebé crece sin problemas —agregó de repente tras terminar de examinarla—. Y ha ganado un poco de tamaño. Con este ritmo de desarrollo, es probable que lo tengas en nueve
—Lo he extrañado, Alfa —manifestó Débora, a lo que el albino la tomó de los hombros y la apartó con delicadeza.—Estoy cansado —fue lo único que pudo decir y empezó a caminar en dirección a su recámara, con Débora siguiendo sus pasos.—¿Cómo le ha ido? ¿Hay alguna novedad? ¿Pudieron encontrar la for