Capítulo 167

Carlos sintió un nudo en la garganta, ya no estaba dispuesto a separarse de su hijo. Gabito levantó su mirada hacia su padre, los ojos se le cristalizaron.

—Yo no me quiero ir —respondió, corrió hasta donde estaba parado su padre, se abrazó a él. 

Carlos, con mucha tristeza, se inclinó ante el pequeño, lo estrechó a su pecho, sintiendo una opresión en su corazón, mientras Rosario, se secaba las lágrimas ante esa escena.

—Ve a tu habitación con tu abuela —solicitó para quedarse solo con Elizabeth, una vez que Rosario, subió con el niño Carlos, se dirigió a ella—. No pienso renunciar a nuestros hijos —pronunció de manera firme, observando a Elizabeth, muy serio.

—¿Eso significa que piensa tener dos hogares? —cuestionó—, claro, el Senador y su familia perfecta ju

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