Manizales- Colombia
Carlos, sostenía a Malú, sobre sus piernas, imaginaba estar en unos meses más así con su bebé. Observaba los vivaces ojos azules de la niña, su cabello dorado. En su mente vislumbraba a su hija con Ely, sonreía imaginando a su bebé con los mismos orbes marrones y soñadores de su madre, su piel bronceada y aquella sonrisa que tanto le alegraba el alma.
—Gracias por cuidar de Malú —Lo sacó de sus pensamientos su cuñada, quién sostenía en sus brazos a Mafer.
—Se portó muy bien —comentó Carlos—, no es tan inquieta como vos dices.
—Espera que venga Joaquín, se alborotan con verlo — sonrió María Paz—, él, las consciente, demasiado.
—Si yo tuviera una hija sería igual o peor que él —mencionó Carlos, con ilusión.