Borya no regresó a Francia al día siguiente como lo había prometido. Ezael lo retuvo por varios días con la excusa de que el tema que tocarían era muy delicado para hablarlo en una sola reunión y debían estar en constante movimiento, porque los buscaban sin descanso.Belfergor ya sabía que él era un impuro hijo de Lilith y lo rastreaba como un sabueso por todo el planeta, al igual que a Yelena.Drake logró duplicar las protecciones en sus viñedos en Francia y se mantenía en alerta entrenando a las mujeres mientras esperaban el regreso de su amigo, pero comenzaba a perder la paciencia.No solo por el hecho de que no confiaba en aquel ángel y temía que hubiese hecho algo en contra de Borya para evitar que su poder infernal saliera a la luz, sino también por la actitud irritada de Anna, que era capaz de alterar los nervios de cualquiera.—No debiste dejarlo ir. Si algo le sucede, será tu culpa —acusó la rubia señalando a Drake con un dedo.—Fue decisión de Borya, Anna. No puedes culpar a
Mientras Yelena se esforzaba por desatar su furia demoniaca, oculta con Drake en una montaña próxima a los viñedos, Anna se quedó en la casa dejando salir sus rabias y frustraciones.Ese día prefirió no ir a entrenar, porque las emociones las tenía tan revueltas en el pecho que le era imposible concentrarse en algo.Estaba insatisfecha con las decisiones que se habían tomado, con mantenerse alejadas de Ezael, a quien ella consideraba de su bando, pero, sobre todo, al estar lejos de Borya, a quien comenzaba a aceptarlo como algo muy suyo.Luego de la muerte de su madre y del bloqueo emocional de su hermana, ella era quien daba los pasos necesarios para salir del atolladero. Ahora le exigían esperar y resignarse, querían que se mantuviera al margen mientras otros resolvían sus problemas.Tal vez en ese momento respetara los acuerdos porque no tenía claro a dónde ir ni qué hacer. Además, Belfergor la buscaba sin descanso y si la hallaba no se detendría hasta que pudiera conseguir de ella
Horas después, Anna participaba con resignación en los entrenamientos dirigidos por Drake. Luego de conversar con Amon, aceptó las prácticas para que no sospecharan de ella, aunque sus ganas por trabajar eran casi nulas.Yelena la reprendía para que tomara las clases con disciplina, ya que sus vidas podían depender de eso, pero la cabeza de la chica estaba tan llena de preocupaciones por Borya que le resultaba imposible llevar a cabo una tarea.Además, no sabía si había cometido un error al confiarle a Amon sus inquietudes, pero ya no podía dar marcha atrás, aquel demonio se marchó prometiéndole ayuda.Esperaba no equivocarse, pues, no tenía como reparar esa falta. Si Borya confiaba en ese sujeto, aunque fuese un demonio antiguo y tan ligado a Lucifer, debía ser de fiar.No estaba dispuesta a perder a Borya sin antes dar batalla, así que ya no era momento para arrepentimientos.Continuó lo mejor que pudo con los entrenamientos tratando de liberar a su mente de preocupaciones, pero est
Anna bajaba con pasos largos y apresurados la oscura colina rocosa. Se mordía los labios para sosegar el dolor que sentía y dejar de llorar, pero la rabia no le era suficiente.De nuevo tuvo que detenerse de forma imprevista al ver a Borya materializarse frente a ella.—¡Déjame en paz! —le gritó empujándolo, pero él enseguida superó la distancia que los separaba y encerró el rostro de ella entre sus manos.—Te dije que ya es demasiado tarde para eso —alegó con furia, con sus ojos demoniacos oscurecido por la pena y el deseo.Ella miró su boca y, a pesar de la oscuridad, pudo notar que sus colmillos sobresalían. Eso le produjo un oleaje de excitación en el cuerpo. Su sangre angelical estaba reaccionando a la imagen diabólica que Borya asumía por la ira que lo embargaba.—Si solo quieres esperar, no lo harás con…La respuesta amarga e hiriente de la joven murió cuando la boca del demonio se apoderó de la de ella, con un beso fiero y arrebatado, uno que reclamaba con su lengua hambrienta
Horas después, estaban de vuelta en Francia. Luego de cenar, el grupo se congregó en la oficina de Drake para conversar sobre lo ocurrido esos días, tanto en la reunión de Borya con Ezael, como lo sucedido en los viñedos durante los entrenamientos.—¿Estás seguro de este plan? —consultó Drake, inquieto.La idea que Borya le había comentado era tan riesgosa que no estaba seguro de seguirla o no.Nunca dudó de las capacidades estratégicas del demonio, pero en ese momento habían muchos intereses en juego, entre ellos, el más importante para él: la vida de Yelena.—No hay otra manera de acabar con Ezael sin utilizar mi poder satánico.—Pero, atraer a los superiores para que acaben con el ángel… Después ellos dirigirán sus esfuerzos hacia nosotros.—Por eso necesitamos también a los impuros, a los cazadores/brujos y a los ejércitos humanos. —Drake se pasó una mano por los cabellos y respiró hondo intentando sopesar la posibilidad de escapar en medio del caos—. Lo hemos hecho otras veces, D
Entraron en una terraza privada ubicada en un lateral de la casa. El cielo que podía divisarse a través del cristal del techo estaba por completo tintado de añil, sin nubes ni nada que manchara su imagen perfecta.Borya se llegó hasta la puerta acristalada y repasó un instante las viñas con atención, como si buscara algún intruso escondido entre ellas.Aunque sabía que la seguridad de aquel lugar era máxima, no dejaba de sentir inquietud.Él sabía que los demonios superiores podían encontrar métodos para burlar cualquier sistema, ya fuera hecho por humanos o por magia negra. No debía descuidarse.Al sentir que Anna se había detenido detrás de él, se giró para encararla sacando un objeto del bolsillo de su abrigo.—Quiero que lleves esto siempre —dijo y estiró ante ella una pulsera de cuero trenzado con una piedra de topacio azul fijada en su centro.Tomó su brazo derecho y lo alzó apartando la manga de su abrigo para colocarle la pulsera en la muñeca.—¿Qué es?—Un medio de comunicaci
Borya y Drake lograron contactar a Iván y a su grupo para una reunión, aunque organizarla les costó días y mucho esfuerzo.Los impuros se habían dispersado por culpa de la furia desatada por Belfergor y por Belial en toda Rusia, no solo por el robo y el ataque que sufrieron en su base en Urales, sino por la búsqueda incansable y secreta que hacían del impuro hijo de Lilith.Para Belfergor, llegar hasta su «medio hermano» significaba la posibilidad de recuperar a su hija y su sangre angelical y a las tres piedras del destino que había perdido, pero también, era la posibilidad de recuperar su exclusividad en la línea sucesoral al trono infernal, liderazgo que se había jurado a sí mismo mantener por encima de lo que fuera, incluso, del bienestar de su propia raza.La desesperación y rabia que le produjo perder los soportes que le garantizaban el éxito, lo llevó a cometer serios errores, siendo perseguido, además, por la amenaza de guerra humana, restándole aliados.Por su culpa, el gobie
—¿Qué sabes? —quiso saber Borya.—Sé del arsenal humano que ellos manejan en ese lugar y de la fabricación de las ojivas nucleares que piensan utilizar para provocar una guerra mundial. —El demonio se aproximó un paso más, acentuando su desafío—. Yo me enteré de eso hace un par de días, pero tú lo sabías desde hace semanas y no dijiste nada. Si se da esa guerra, los ángeles bajaran y con eso los superiores tendrán la sangre que necesitan para liberar a Lucifer. —Una exclamación conjunta se dio entre los impuros, demostrando lo asombrado que habían quedado por esa noticia—. Creo que es tarde para avisarnos de ese asunto, ya la guerra se está gestando entre las naciones. Hay mucha tensión entre los países por los ataques de los demonios superiores. Se señalan entre ellos buscando al culpable de lo sucedido en el Atlántico sur.—Los ángeles no bajan del cielo por guerras humanas, lo sabes muy bien —aclaró Borya con enfado, encarándolo, y calmando un poco la inquietud colectiva—. Se neces