Borya respiró hondo y se levantó de la cama dejando el cepillo con el que había peinado los cabellos de Anna en una cómoda.Ella se sintió inquieta por un instante, agobiada por una sensación de pérdida cuando él la dejó, poniendo distancia entre ambos. Una distancia de apenas un par de pasos, pero que a ella le parecieron kilómetros insuperables.Sin embargo, su corazón latió rebosante de alegría cuando él se aproximó de nuevo y se inclinó para darle un beso en la cabeza, tal vez, intuyendo sus emociones al descubrir su mirada ansiosa.—Vamos a la cocina. Necesitas alimentarte.Anna se aferró otra vez a su mano al verlo apartarse.—Estoy bien. Sigamos charlando —suplicó, temerosa de haberlo agobiado con exigencias hasta el punto de no querer permanecer a su lado.Sentía que ya no podía estar lejos de él. Se había vuelto adicta a su presencia, a su olor, a su calor, al sonido de su voz y a su mirada inquisidora.—Hagámoslo en la cocina. Tienes que comer algo.La jaló, levantándola de
A Anna le costaba salir de su asombro. Para ella, los demonios siempre fueron animales terroríficos.Monstruos feroces, deformados y desagradables, que solo vivían para matar y hacer daño. Sin embargo, estaba sentada en la mesa con dos de ellos, y ambos se comportaban de forma tan elegante y civilizada que la hacían sentirse abrumada.—Toda esa teoría que me contaste sobre los planes de Belfergor resultó no estar muy alejada de la realidad —reveló Amon limpiándose la boca con una servilleta al termina su borshch.El demonio realizaba movimientos pausados y cuidados, parecía un diplomático en plena cena de trabajo.Minutos antes de sentarse a comer, Borya le había confesado que Amon era un demonio muy antiguo.Un demonio superior que había sido servidor de Satanás, el anterior rey del infierno, y ahora formaba parte de la corte real de Lucifer como un demonio superior mensajero.Sin embargo, por su ancianidad, actuaba de forma bastante independiente, aunque esa era una forma muy sutil
Borya se giró para enfrentar a Amon con las manos apoyadas en las caderas y el rostro transformado en una máscara de furia y angustia.—Necesitas beber de la sangre de tu madre —expuso con seriedad el demonio mensajero.—No quiero hacerlo. Eso me atará aún más a ese destino maldito del que quiero escapar.—¿Y crees que beber sangre de un ángel te aleja de él? —Borya lo fulminó con la mirada, pero Amon no se intimidó—. La sangre de esa chica no es pura, pero igual tiene un porcentaje angelical importante que afectará la protección que te impuse. Ya de por sí se ha vuelto débil porque te niegas a beber la sangre de Lilith, quizás por eso Belfergor captó tu aroma, pero ahora, al consumir la sangre de esa joven, se debilitará más.—¿Por eso me ubicó Aym con facilidad? —inquirió. El demonio superior lo halló luego de que él se alimentara con la sangre de Anna.—Sin la protección de Lilith serás blanco fácil para ellos. Aquí en la casa estás seguro, el hechizo que impuse es muy fuerte, pero
Al quedar solo, Borya se dirigió a la casa, cabizbajo. Cerró la puerta y se apoyó en la madera mientras su mente trataba de encontrar otras soluciones a su problema.No quería ser el próximo rey del infierno, pero tampoco quería perder la causa por la que había luchado con ahínco, mucho menos, perder a Anna.Recién la había encontrado, comenzaba a sentirse cómodo a su lado, como nunca antes lo había estado con otra persona. No era justo que cortaran desde ya su relación sin haber probado si podía funcionar.Al escuchar que se rompía un vidrio en la parte superior del hogar suspiró con agobio y cerró los ojos un instante.—Otra vez no, maldita sea —se quejó y enseguida se teletransportó a la habitación donde ella estaba atrapándola antes de que saltara por la ventana rota.Al tener su sangre en las venas podía sentirla con mayor intensidad que antes, ubicándola en segundos.—¡Suéltame! —gritó la chica y pateó tratando de liberarse de él, aunque sabía que sería imposible escapar de su c
En la población de Blaye, un antiguo puerto medieval ubicado al sudoeste de Francia, que por siglos había funcionado como un fuerte desde donde se defendían las fronteras francesas de las decenas de guerras que la azotaron, y que aún conservaba los restos de la ciudadela, estaban asentados los viñedos de Drake Dewhorn, el mitad bestia que protegía a Yelena Golubeva, la hermana de Anna.Cinco días después de lo sucedido en la montaña Man-Pupu-Nyor, en Urales, y de la difícil conversación de Borya con Amon, Anna pudo reunirse con su hermana en el Château de Drake, donde se produjo un encuentro bastante emotivo.Lágrimas, risas, regaños y besos se compartieron por casi una hora, hasta que ambas lograron calmar la efervescencia de sus emociones y se encerraron en una de las habitaciones para contarse las aventuras que cada una había atravesado hasta ese momento.Drake y Borya les dieron la privacidad que necesitaban saliendo al exterior del Château en dirección a las bodegas.La noche est
—¿Me estás jodiendo?Borya sonrió con poca gracia.—Ya quisiera.—¿Por qué nunca me lo dijiste? —quiso saber, molesto.—¿Hubieras confiado en mí? —Drake se irguió, mostrándose receloso—. Al igual que Yelena, yo también tengo un hechizo de protección que oculta la esencia de mi sangre, gracias a eso pude sobrevivir a la masacre que se produjo años atrás, cuando condenaron a toda la prole de Lilith en la tierra.—¿Tienes sangre real en tus venas?—Sangre infernal, no real —recordó Borya—. Pero eso no es lo único. Antes de que Satanás pereciera a manos de Lucifer, entregó parte de su poder y autoridad a Lilith. Ella nunca lo utilizó porque quedó devastada por su pérdida, luego Lucifer la doblegó con su trato salvaje y depravado. Cuando se abrieron las puertas del infierno, ella y otros muchos demonios salieron más por escapar de Lucifer que por crear caos entre los humanos. Muchos demonios le temen o lo odian. No lo quieren como líder.Drake escuchaba impactado esa historia. Jamás había
Borya no regresó a Francia al día siguiente como lo había prometido. Ezael lo retuvo por varios días con la excusa de que el tema que tocarían era muy delicado para hablarlo en una sola reunión y debían estar en constante movimiento, porque los buscaban sin descanso.Belfergor ya sabía que él era un impuro hijo de Lilith y lo rastreaba como un sabueso por todo el planeta, al igual que a Yelena.Drake logró duplicar las protecciones en sus viñedos en Francia y se mantenía en alerta entrenando a las mujeres mientras esperaban el regreso de su amigo, pero comenzaba a perder la paciencia.No solo por el hecho de que no confiaba en aquel ángel y temía que hubiese hecho algo en contra de Borya para evitar que su poder infernal saliera a la luz, sino también por la actitud irritada de Anna, que era capaz de alterar los nervios de cualquiera.—No debiste dejarlo ir. Si algo le sucede, será tu culpa —acusó la rubia señalando a Drake con un dedo.—Fue decisión de Borya, Anna. No puedes culpar a
Mientras Yelena se esforzaba por desatar su furia demoniaca, oculta con Drake en una montaña próxima a los viñedos, Anna se quedó en la casa dejando salir sus rabias y frustraciones.Ese día prefirió no ir a entrenar, porque las emociones las tenía tan revueltas en el pecho que le era imposible concentrarse en algo.Estaba insatisfecha con las decisiones que se habían tomado, con mantenerse alejadas de Ezael, a quien ella consideraba de su bando, pero, sobre todo, al estar lejos de Borya, a quien comenzaba a aceptarlo como algo muy suyo.Luego de la muerte de su madre y del bloqueo emocional de su hermana, ella era quien daba los pasos necesarios para salir del atolladero. Ahora le exigían esperar y resignarse, querían que se mantuviera al margen mientras otros resolvían sus problemas.Tal vez en ese momento respetara los acuerdos porque no tenía claro a dónde ir ni qué hacer. Además, Belfergor la buscaba sin descanso y si la hallaba no se detendría hasta que pudiera conseguir de ella