Yelena no podía moverse de su asiento luego de escuchar todo lo relatado por Borya y por Drake, donde le explicaban sobre la naturaleza de su madre, lo sucedido en la guarida de Belial y lo acordado con Yuvan.Aunque evitaron los detalles escabrosos sobre el estado en el que habían conseguido a la mujer ángel para no alterar aún más sus nervios.—La idea de Yuvan me pareció correcta para alejar un poco la atención de Iván y la del resto de los demonios impuros de ti —confesó Borya.—Creemos que Yuvan pudiese tener otros motivos, pero lo mejor es enfocarnos en resolver un problema antes de enfrentar otro —aportó Drake, dando más peso a la decisión de su compañero aunque dejando en claro las oscuras intenciones del Mansí.—Tal vez, él se incluyó en la invasión a la guarida de Belial por ella —propuso Yelena. Ambos hombres la observaron con el ceño fruncido, evaluando su planteamiento.Ellos estaban de pie frente a la joven, por eso Yelena tuvo que subir la cabeza al dejar de perder su m
Recordar a Anna le trajo a la mente la misión que aún tenía pendiente.—¡Las gemas! ¡¿Trajimos las gemas de la guarida de Belial?! —preguntó preocupada hacia Drake.—Sí, las traje conmigo.—Tengo que llevárselas a Abrahel.—Rusia entera debe estar cercada por Belial y por Belfergor —recordó Borya.—Pero, ¡tengo que ir! —pronunció ella con desesperación.Drake respiró hondo y se pasó una mano por los cabellos demostrando su inquietud.—Estudiaremos alguna forma de…—Deja que yo vaya.La propuesta de Borya impactó a sus acompañantes.—¿Tú? —inquirió Yelena extrañada.—Soy un demonio impuro, he pasado toda mi vida escondiéndome de los superiores para que no acaben conmigo, sé muy bien como burlarlos. Además, Belfergor te busca a ti —dijo señalando a Yelena— y Belial te busca a ti —finalizó señalando a Drake—, ninguno de ellos sabe de mi existencia. Por otro lado, sé cómo encontrar a Abrahel y cómo obligarla a que me entregue a tu hermana.—¿Lo sabes? —preguntó Drake, algo confuso.—Tengo
Después de hacer el amor, quedaron envueltos entre sábanas, desnudos y agotados. Abrazados entre sí para conservar el exquisito calor que los abrigaba.Drake hundió la cara en los cabellos de ella y aspiró gustoso su aroma, que tanta calma le obsequiaba.—¿Quieres que probemos eliminar la maldición? —preguntó ella con pereza y acariciando el pecho de él con la punta de sus dedos.—Si no funciona no quiero que te frustres —habló él si modificar su posición, pero ella sí se apartó para encararlo.—Si no funciona, buscaré yo misma a Natasha y la traeré arrastrada por los pelos para que te libere.Drake sonrió divertido.—Te has vuelto muy agresiva.—Solo quiero que entiendas que no pienso rendirme tan fácilmente. —Ambos se observaron con fijeza y seriedad—. Estoy cansada de que me sigan arrebatando a la gente que me importa, quiero aprender a luchar.—Puedo enseñarte.—¿Cómo?—Yo tengo parte de los poderes de un demonio, supongo que tú tienes los mismos, y podemos pedirle a Borya que nos
Yelena continuó recorriendo el torso de Drake para calcular el largo de la lombriz y hallar un punto por donde sacarla sin necesidad de hacerle una herida severa.Decidió aturdirla y dirigirla hacia el ombligo, allí tendría facilidad de extraerla ocasionándole una lesión reducida.Lamentablemente debía cortarle un trozo de piel para retirar el ser infernal que habían sembrado dentro de él y esperaba la noche de la luna de sangre para activarse y descargar su veneno en el interior del hombre, enloqueciéndolo.Drake se sintió incómodo cuando percibió que algo se movía en su interior. Por instinto quiso levantarse, pero Yelena se lo impedía. Lo inmovilizó con la fuerza que salía de sus manos.En el momento en que el extraño ente se aglomeró en su abdomen, las venas del cuello y del rostro se le brotaron.Cada vez respiraba peor y su piel enrojeció, pero pronto se volvió azulada, como si se estuviera asfixiando.Él soportaba con la mayor entereza posible el dolor y la falta de oxígeno, pe
Borya caminó por las frías calles de Moscú apretujado en su abrigo y mirando con precaución cada rincón, como si temiera que de un momento a otro alguien saliera de entre las sombras y lo atacara.Y es que la hazaña que había llevado a cabo unas horas antes, invadiendo la guarida de uno de los demonios de la guerra más poderosos de los que habitaban el planeta, robando una de sus posesiones más valiosas y acabando en segundos con su plan maligno para dominar a la humanidad, no era algo que debía tomarse a la ligera.Si bien Belial y Belfergor aún no manejaban información de él siendo imposible que lo señalaran como uno de los asaltantes de su escondrijo, no tardarían en ubicarlo.Él era el demonio impuro que más se relacionaba con Drake Dewhorn, el único mitad bestia que existía en el mundo y el que había financiado aquella acometida que a esos demonios de la guerra los afectaba sobre manera.Ninguno de esos dos demonios superiores descansaría hasta hallar a Drake y a cada uno de los
—Está ocupada, pero le avisaré que usted está aquí —dijo la mujer antes de desaparecer tras de una cortina de cuentas brillantes.Él se sentó en una mesa cercana mientras evaluaba toda la sala con el ceño fruncido. Estudiaba los tatuajes del cuello de los demonios mestizos presentes, para descubrir a qué demonio superior pertenecían. Estaba alerta por si hallaba alguno que formara parte de las legiones de Belial o de Belfergor.Le extrañaba que hubiesen asistido tantos demonios, pero pronto recordó que en unas horas se alzaría la luna de sangre en el cielo, fenómeno ideal para realizar conjuros de gran efectividad que requerían de vidas humanas para los sacrificios.Abrahel era conocida por ofrecer ese tipo de comodidades. Cada cierto tiempo organizaba en sus burdeles subastas de mujeres humanas que sirvieran para cubrir ese requerimiento.Cuando él fue a San Petersburgo, buscándola, se enteró de la venta que se llevaría a cabo en ese prostíbulo de Moscú, así que supuso que Abrahel re
La variedad de mujeres que disponían para la subasta era tan grande, que Borya por un momento se sintió perdido.No solo las había con distintas tonalidades de pieles y rasgos faciales, sino también, de alturas y contexturas.Había asiáticas y europeas, y unas negras de mirada recia pertenecientes, quizás, a alguna tribu africana.En otras celdas encontró a varias rusas de diferentes fisonomías, muchas se esforzaban por controlar los sollozos.—Maldición… —masculló para sí mismo, pensando en cómo reconocer a la hermana de Yelena.Solo sabía que se llamaba Anna Golubeva, pero no podía esperar que tuviera la misma altura mediana, los cabellos negros y los ojos verde claro de Yelena, ya que en realidad, no eran hermanas de sangre.Anna posiblemente tenía una apariencia distinta, lo que le complicaba las cosas.—Qué idiota, le hubiese pedido una fotografía para poder reconocerla —se reprendió entre dientes.—¿Dijiste algo, mi diablito? —preguntó Belami aproximándose a él, luego de despach
Las emociones de Borya se mezclaron en su pecho mientras Belami abría los cerrojos y cancelaba los hechizos que protegían a Anna Golubeva.Él veía de reojo a la demonio, al tiempo que le mantenía la mirada a la humana, que se notaba más peligrosa y traicionera.La rubia parecía esperar el momento en que la dejarían libre para hacer una trastada, podía intuirlo, pero Belami se mostraba segura de dominarla.—Te portarás como una niña buena, ¿me oíste, zorra? —dijo la demonio cuando se escuchó que pasaba el último cerrojo y la puerta comenzaba a abrirse emitiendo un crujido.Borya se puso en alerta al ver a Anna correr hacia ellos en medio de un rugido de ira, pero Belami se apresuró a interponerse y la detuvo sosteniéndola con fuerza por las muñecas.—Una payasada más y enviaré a un par de bestias por tu hermana. —Borya observó asombrado cómo la rubia se quedaba quieta en segundos, aunque temblando por la rabia, traspasando a Belami con una furia que a él lo inquietó—. Vendrás con nosot