Borya caminó por las frías calles de Moscú apretujado en su abrigo y mirando con precaución cada rincón, como si temiera que de un momento a otro alguien saliera de entre las sombras y lo atacara.Y es que la hazaña que había llevado a cabo unas horas antes, invadiendo la guarida de uno de los demonios de la guerra más poderosos de los que habitaban el planeta, robando una de sus posesiones más valiosas y acabando en segundos con su plan maligno para dominar a la humanidad, no era algo que debía tomarse a la ligera.Si bien Belial y Belfergor aún no manejaban información de él siendo imposible que lo señalaran como uno de los asaltantes de su escondrijo, no tardarían en ubicarlo.Él era el demonio impuro que más se relacionaba con Drake Dewhorn, el único mitad bestia que existía en el mundo y el que había financiado aquella acometida que a esos demonios de la guerra los afectaba sobre manera.Ninguno de esos dos demonios superiores descansaría hasta hallar a Drake y a cada uno de los
—Está ocupada, pero le avisaré que usted está aquí —dijo la mujer antes de desaparecer tras de una cortina de cuentas brillantes.Él se sentó en una mesa cercana mientras evaluaba toda la sala con el ceño fruncido. Estudiaba los tatuajes del cuello de los demonios mestizos presentes, para descubrir a qué demonio superior pertenecían. Estaba alerta por si hallaba alguno que formara parte de las legiones de Belial o de Belfergor.Le extrañaba que hubiesen asistido tantos demonios, pero pronto recordó que en unas horas se alzaría la luna de sangre en el cielo, fenómeno ideal para realizar conjuros de gran efectividad que requerían de vidas humanas para los sacrificios.Abrahel era conocida por ofrecer ese tipo de comodidades. Cada cierto tiempo organizaba en sus burdeles subastas de mujeres humanas que sirvieran para cubrir ese requerimiento.Cuando él fue a San Petersburgo, buscándola, se enteró de la venta que se llevaría a cabo en ese prostíbulo de Moscú, así que supuso que Abrahel re
La variedad de mujeres que disponían para la subasta era tan grande, que Borya por un momento se sintió perdido.No solo las había con distintas tonalidades de pieles y rasgos faciales, sino también, de alturas y contexturas.Había asiáticas y europeas, y unas negras de mirada recia pertenecientes, quizás, a alguna tribu africana.En otras celdas encontró a varias rusas de diferentes fisonomías, muchas se esforzaban por controlar los sollozos.—Maldición… —masculló para sí mismo, pensando en cómo reconocer a la hermana de Yelena.Solo sabía que se llamaba Anna Golubeva, pero no podía esperar que tuviera la misma altura mediana, los cabellos negros y los ojos verde claro de Yelena, ya que en realidad, no eran hermanas de sangre.Anna posiblemente tenía una apariencia distinta, lo que le complicaba las cosas.—Qué idiota, le hubiese pedido una fotografía para poder reconocerla —se reprendió entre dientes.—¿Dijiste algo, mi diablito? —preguntó Belami aproximándose a él, luego de despach
Las emociones de Borya se mezclaron en su pecho mientras Belami abría los cerrojos y cancelaba los hechizos que protegían a Anna Golubeva.Él veía de reojo a la demonio, al tiempo que le mantenía la mirada a la humana, que se notaba más peligrosa y traicionera.La rubia parecía esperar el momento en que la dejarían libre para hacer una trastada, podía intuirlo, pero Belami se mostraba segura de dominarla.—Te portarás como una niña buena, ¿me oíste, zorra? —dijo la demonio cuando se escuchó que pasaba el último cerrojo y la puerta comenzaba a abrirse emitiendo un crujido.Borya se puso en alerta al ver a Anna correr hacia ellos en medio de un rugido de ira, pero Belami se apresuró a interponerse y la detuvo sosteniéndola con fuerza por las muñecas.—Una payasada más y enviaré a un par de bestias por tu hermana. —Borya observó asombrado cómo la rubia se quedaba quieta en segundos, aunque temblando por la rabia, traspasando a Belami con una furia que a él lo inquietó—. Vendrás con nosot
La ira lo enceguecía hasta el punto de no medir sus acciones.Belfergor sabía que debía enfrentar un lio monumental con varios demonios luego de su violento arranque, porque había acabado de un manotazo con la mitad de los presentes en aquel lugar, pero eso le interesaba muy poco.Tenía que encontrar cuanto antes a la hermana de Yelena. Con ella, podría recuperar a su hija y mantener sus planes.El maldito mitad bestia al que Belial seguía, asesinó a la mejor arma con la que él contaba: la mujer ángel a la que había secuestrado años atrás. Nunca debió subestimar a ese engendro.Cuando Belial le habló de él, no le prestó atención. A pesar de que el demonio le advertía que ese error podía significar un gran peligro para la raza.Jamás pensó que aquella sabandija fuese tan inteligente como para llegar a Yelena antes que él y enterarse de sus planes robándole las gemas del destino y matando a su ángel.Con simpleza ese miserable acabó con años de trabajo e investigación, de la misma maner
Anna sintió vértigo ante el movimiento brusco, pero, por instinto, empujó al demonio para apartarlo de su lado apenas sus pies tocaron una superficie firme.—No vuelvas a tocarme.Borya la traspasó con una mirada letal antes de darle la espalda y caminar hacia una pared donde manipuló un equipo computarizado atornillado en ella, con el que encendió las luces de la casa y la calefacción integral.Luego se dirigió a una habitación ubicada a un costado de la sala y entró dejando la puerta abierta.Anna observó la estancia con desconfianza. Se trataba de una sala de estar de estilo rústico, pero muy elegante, con paredes de ladrillos grises y piso y techo de madera. Frente a ella había una escalera que daba a un primer piso y a su costado tenía un amplia cocina y el comedor.Caminó con sigilo hacia la habitación donde había entrado el demonio, viendo que se trataba de un despacho. Él se había detenido tras un escritorio y sacaba un teléfono móvil de una gaveta para encenderlo.Enseguida c
Borya se quedó en el despacho para no provocar más a Anna y dejarla conversar con Yelena. Se guardó las manos en los bolsillos y respiró hondo mientras la veía alejarse pensando que así tendría privacidad.En esa casa, él tenía suficientes ojos y oídos para saber cada cosa que sucedía o se decía. De esa forma pudo sobrevivir por treinta años el acoso de los demonios superiores.—¿Yelena? Hermana, ¿eres tú? —quiso saber Anna con ansiedad.—¡Anna! Oh, Anna, ¡estás libre! —respondió Yelena al otro lado de la línea con alegría.—Eso creo —dijo la rubia y lanzó una mirada hacia el despacho. Se calmó al ver al demonio permanecer en ese lugar y darle su espacio.—Anna, por favor, necesito que confíes en Borya. Sé que es un demonio y juramos no ceder ante ellos, pero créeme que este caso es particular. Borya es un demonio de confianza.—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó furiosa—. ¿Estás siendo coaccionada? ¿Te han amenazado de alguna manera?—¡No, Anna! Por favor, no pienses en eso. Han pasad
Drake se acercó a Yelena y la abrazó por la espalda. La aferró con firmeza para pegarla a sí y absorber todo su calor mientras hundía la cara en sus cabellos, aspirando su aroma y besando su cabeza.—¿Cedió? —preguntó refiriéndose a Anna.—Creo que sí —expresó la joven con cansancio.—No te angusties. Borya ha enfrentado situaciones mucho más difíciles y de todas ha salido victorioso.—Eso ha sido porque no se ha enfrentado a alguien como Anna. Su terquedad es tan grande que puede volver loco a cualquiera. Mi padre decía que teníamos que evitar que se metiera en política, o sería capaz de desatar violentas revoluciones.La risa de Drake retumbó en la cabeza de la chica produciéndole agradables estremecimientos. Por instinto se abrazó más a él, disfrutando del placer de su calor.—Entonces, está hecha para Borya. Él siempre anda en la búsqueda de revoltosos con carácter fuerte y espíritu guerrero. —Yelena resopló, aún dominada por la angustia. Drake la giró y tomó su barbilla con una m