La ira lo enceguecía hasta el punto de no medir sus acciones.Belfergor sabía que debía enfrentar un lio monumental con varios demonios luego de su violento arranque, porque había acabado de un manotazo con la mitad de los presentes en aquel lugar, pero eso le interesaba muy poco.Tenía que encontrar cuanto antes a la hermana de Yelena. Con ella, podría recuperar a su hija y mantener sus planes.El maldito mitad bestia al que Belial seguía, asesinó a la mejor arma con la que él contaba: la mujer ángel a la que había secuestrado años atrás. Nunca debió subestimar a ese engendro.Cuando Belial le habló de él, no le prestó atención. A pesar de que el demonio le advertía que ese error podía significar un gran peligro para la raza.Jamás pensó que aquella sabandija fuese tan inteligente como para llegar a Yelena antes que él y enterarse de sus planes robándole las gemas del destino y matando a su ángel.Con simpleza ese miserable acabó con años de trabajo e investigación, de la misma maner
Anna sintió vértigo ante el movimiento brusco, pero, por instinto, empujó al demonio para apartarlo de su lado apenas sus pies tocaron una superficie firme.—No vuelvas a tocarme.Borya la traspasó con una mirada letal antes de darle la espalda y caminar hacia una pared donde manipuló un equipo computarizado atornillado en ella, con el que encendió las luces de la casa y la calefacción integral.Luego se dirigió a una habitación ubicada a un costado de la sala y entró dejando la puerta abierta.Anna observó la estancia con desconfianza. Se trataba de una sala de estar de estilo rústico, pero muy elegante, con paredes de ladrillos grises y piso y techo de madera. Frente a ella había una escalera que daba a un primer piso y a su costado tenía un amplia cocina y el comedor.Caminó con sigilo hacia la habitación donde había entrado el demonio, viendo que se trataba de un despacho. Él se había detenido tras un escritorio y sacaba un teléfono móvil de una gaveta para encenderlo.Enseguida c
Borya se quedó en el despacho para no provocar más a Anna y dejarla conversar con Yelena. Se guardó las manos en los bolsillos y respiró hondo mientras la veía alejarse pensando que así tendría privacidad.En esa casa, él tenía suficientes ojos y oídos para saber cada cosa que sucedía o se decía. De esa forma pudo sobrevivir por treinta años el acoso de los demonios superiores.—¿Yelena? Hermana, ¿eres tú? —quiso saber Anna con ansiedad.—¡Anna! Oh, Anna, ¡estás libre! —respondió Yelena al otro lado de la línea con alegría.—Eso creo —dijo la rubia y lanzó una mirada hacia el despacho. Se calmó al ver al demonio permanecer en ese lugar y darle su espacio.—Anna, por favor, necesito que confíes en Borya. Sé que es un demonio y juramos no ceder ante ellos, pero créeme que este caso es particular. Borya es un demonio de confianza.—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó furiosa—. ¿Estás siendo coaccionada? ¿Te han amenazado de alguna manera?—¡No, Anna! Por favor, no pienses en eso. Han pasad
Drake se acercó a Yelena y la abrazó por la espalda. La aferró con firmeza para pegarla a sí y absorber todo su calor mientras hundía la cara en sus cabellos, aspirando su aroma y besando su cabeza.—¿Cedió? —preguntó refiriéndose a Anna.—Creo que sí —expresó la joven con cansancio.—No te angusties. Borya ha enfrentado situaciones mucho más difíciles y de todas ha salido victorioso.—Eso ha sido porque no se ha enfrentado a alguien como Anna. Su terquedad es tan grande que puede volver loco a cualquiera. Mi padre decía que teníamos que evitar que se metiera en política, o sería capaz de desatar violentas revoluciones.La risa de Drake retumbó en la cabeza de la chica produciéndole agradables estremecimientos. Por instinto se abrazó más a él, disfrutando del placer de su calor.—Entonces, está hecha para Borya. Él siempre anda en la búsqueda de revoltosos con carácter fuerte y espíritu guerrero. —Yelena resopló, aún dominada por la angustia. Drake la giró y tomó su barbilla con una m
—¿Fue imposible que te controlaras?Las palabras de Borya hicieron rugir a Anna antes de que lo encarara.—Déjame en paz, demonio. Yelena es mi hermana, solo yo puedo saber qué es lo mejor para ella y qué no.Él se aproximó a la chica con postura desafiante, buscando intimidarla.—No tienes idea del peligro que tuvo que enfrentar tu hermana para lograr sacarte de la prisión de Abrahel, lo único que te pedí es que fueras considerada y no la llenaras de más angustias hasta que podamos reunirnos con ella.Anna apoyó las manos en sus caderas y alzó el mentón con insolencia.—¿Desde cuándo los demonios son considerados y exigen consideración?Borya se detuvo a medio paso de distancia de la joven, arropándola con el calor que desprendía su cuerpo que, para gusto de ella, resultaba reconfortante.—Sé que tus motivos para odiar y desconfiar de los demonios son válidos, pero no nos metas a todos en el mismo saco. Existen humanos bastante depravados y crueles que me han hecho un gran daño. Sin
Anna aprovechó que el demonio se había encerrado en el despacho para buscar una vía de escape.Yelena le había pedido que confiara en él, pero a ella le costaba no sentirse inquieta por ese sujeto, más aún, al notar el alboroto emocional que él despertaba en ella.«Los demonios son mentirosos y manipuladores», se recordó muchas veces, para no caer en el error de romantizar ese desagradable encuentro.Corrió a la puerta e intentó abrirla, incluso, con violencia, pero esta estaba sellada. Hizo lo mismo con las ventanas, pero ninguna cedía. Aquello parecía una casa de muñecas, con puertas y ventanas falsas.Frustrada, miró hacia el exterior y vio un paraje nevado con el mar a pocos metros.«Él le comunicó a su amigo demonio que estábamos en Sviyazhsk», recordó internamente. Sviyazhsk era una isla rural poco poblada y ubicada cerca de la ciudad de Kazán. No la rodeaba el mar, sino el río Volga.En verano podía estar atestada de turistas, por la gran cantidad de estructuras arquitectónicas
Anna había revisado la planta superior sin hallar una sola posibilidad de escape.Todas las ventanas parecían selladas y por lo visto, la casa además contaba con algún hechizo de protección porque, al ver pasar a unos turistas de camino al río, ella les gritó he hizo mucho ruido buscando llamar su atención, pero ellos ni se inmutaron.Nadie la escuchaba ni la veían y eso la llenó de terror. Con desesperación pensó en alguna idea extremista, a esa altura era capaz de lo que fuera con tal de salir de esa casa.Así que decidió poner en práctica una estrategia que por poco la libró del cautiverio de Abrahel.Cuando estuvo en el burdel de la demonio, cerró los ojos y suplicó con tanto ahínco por una ayuda celestial que de pronto sintió un calor abrasador invadir su cuerpo.Una extraña sensación la recorrió de pies a cabeza y cada tramo de su organismo se le endureció, como si se hubiese transformado en granito.Al abrir los ojos, sintió un poder descomunal emerger de ella que le concedió e
Borya utilizó un hechizo mágico que tenía guardado en un cofre de madera y lanzó un poco de arena sobre la ventana rota logrando suplantar el cristal caído. Anna observó sorprendida su actuar.Aunque había escuchado que los demonios se valían de hechizos fabricados por brujos, verlo con sus propios ojos la impactaba.—¿Qué eres? —quiso saber Borya sin darle la cara, ocupado en cerrar la caja y dejarla sobre una cómoda—. Tienes fuerza sobrehumana, empuje telequinético, agilidad para caer de alturas considerables sin lastimarte, te brilla la piel y los ojos… —Se giró hacia ella, barriéndola con su mirada profunda. Anna no pudo evitar sentirse intimidada, aunque mantuvo su pose orgullosa mientras permanecía cruzada de brazos parada bajo el marco de la puerta de la habitación, que también había sido reparado—. ¿Has bebido sangre de demonio?—¡Jamás! —La chica expresó aquella palabra con tanta repulsión y firmeza que lastimó el ego de Borya—. Es algo… que aprendí —reveló con cierta insegur