Anna aprovechó que el demonio se había encerrado en el despacho para buscar una vía de escape.Yelena le había pedido que confiara en él, pero a ella le costaba no sentirse inquieta por ese sujeto, más aún, al notar el alboroto emocional que él despertaba en ella.«Los demonios son mentirosos y manipuladores», se recordó muchas veces, para no caer en el error de romantizar ese desagradable encuentro.Corrió a la puerta e intentó abrirla, incluso, con violencia, pero esta estaba sellada. Hizo lo mismo con las ventanas, pero ninguna cedía. Aquello parecía una casa de muñecas, con puertas y ventanas falsas.Frustrada, miró hacia el exterior y vio un paraje nevado con el mar a pocos metros.«Él le comunicó a su amigo demonio que estábamos en Sviyazhsk», recordó internamente. Sviyazhsk era una isla rural poco poblada y ubicada cerca de la ciudad de Kazán. No la rodeaba el mar, sino el río Volga.En verano podía estar atestada de turistas, por la gran cantidad de estructuras arquitectónicas
Anna había revisado la planta superior sin hallar una sola posibilidad de escape.Todas las ventanas parecían selladas y por lo visto, la casa además contaba con algún hechizo de protección porque, al ver pasar a unos turistas de camino al río, ella les gritó he hizo mucho ruido buscando llamar su atención, pero ellos ni se inmutaron.Nadie la escuchaba ni la veían y eso la llenó de terror. Con desesperación pensó en alguna idea extremista, a esa altura era capaz de lo que fuera con tal de salir de esa casa.Así que decidió poner en práctica una estrategia que por poco la libró del cautiverio de Abrahel.Cuando estuvo en el burdel de la demonio, cerró los ojos y suplicó con tanto ahínco por una ayuda celestial que de pronto sintió un calor abrasador invadir su cuerpo.Una extraña sensación la recorrió de pies a cabeza y cada tramo de su organismo se le endureció, como si se hubiese transformado en granito.Al abrir los ojos, sintió un poder descomunal emerger de ella que le concedió e
Borya utilizó un hechizo mágico que tenía guardado en un cofre de madera y lanzó un poco de arena sobre la ventana rota logrando suplantar el cristal caído. Anna observó sorprendida su actuar.Aunque había escuchado que los demonios se valían de hechizos fabricados por brujos, verlo con sus propios ojos la impactaba.—¿Qué eres? —quiso saber Borya sin darle la cara, ocupado en cerrar la caja y dejarla sobre una cómoda—. Tienes fuerza sobrehumana, empuje telequinético, agilidad para caer de alturas considerables sin lastimarte, te brilla la piel y los ojos… —Se giró hacia ella, barriéndola con su mirada profunda. Anna no pudo evitar sentirse intimidada, aunque mantuvo su pose orgullosa mientras permanecía cruzada de brazos parada bajo el marco de la puerta de la habitación, que también había sido reparado—. ¿Has bebido sangre de demonio?—¡Jamás! —La chica expresó aquella palabra con tanta repulsión y firmeza que lastimó el ego de Borya—. Es algo… que aprendí —reveló con cierta insegur
—A Yelena tuvieron que trasladarla por seguridad, así que tendremos que pasar la noche juntos y mañana nos reunimos con ella.—¡¿Qué?! —vociferó Anna, alarmada—. ¡No pienso acostarme contigo!—¿Quién dijo algo de acostarnos juntos? —La joven se paralizó al notar que había quedado descubierta por pensar en cosas indebidas—. Esta casa tiene muchos cuartos vacíos, puedes tomar el que quieras. En los roperos hallaras ropa de cama y si quieres tomar una ducha puedes hacerlo. Junto a la cocina hay una lavandería donde puedes lavar tu ropa. Yo me ocuparé de la cena.Salió de la habitación para encargarse de la comida, pero al pasar junto a la chica, esta no pudo evitar provocarlo.—Yo no como ratas muertas y no me gusta beber sangre —pinchó, suponiendo que esa era la comida habitual de los demonios.Él respiró hondo de nuevo. Descubría que necesitaba una dosis doble de paciencia para estar en paz con esa chica.—Y qué tal las vacas muertas. ¿Te gustan? —preguntó mirándola con fijeza—. ¿Te ap
—¡Qué horror! No podemos permitir que esas puertas se abran nunca más.—En eso trabajamos muchos —reveló en medio de un suspiro y dando por finalizada su cena.—¿Tú también quieres evitar que eso pase? —consultó la chica con recelo.—No solo yo. La mayoría de los demonios impuros que habitamos la tierra luchamos para que los superiores dejen de hacer estragos. Ellos no solo dominan y pisotean a los humanos, también a nosotros; y a los mestizos, a los hechiceros y a cualquiera que consideren inferior.—Pero hay muchos impuros, mestizos, hechiceros y hasta humanos que los apoyan —dijo ella, recordando al séquito de adulares que poseía Abrahel.—En eso te doy la razón. Por eso esta lucha no es sencilla, hay demasiados intereses en juego.Anna se sintió inquieta, recordó todo lo que había descubierto antes de que Abrahel la apresara y de nuevo su curiosidad fue en aumento.Anhelaba hallar respuestas a todas sus dudas y ese demonio, aunque le costaba creer cien por ciento en su palabra, pa
Aquella casa estaba equipada con todo lo necesario. No poseía lujos excesivos, pero no le faltaba nada y ya eso, para Anna, que vivió en medio de carencias y sin poder apegarse a nada por las constantes mudanzas, era un derroche de ostentación.Sin embargo, ella no podía dormir.La cama le resultaba demasiado cómoda, la calefacción muy agradable y los aromas a madera y el sonido de un fuego crepitante de la chimenea eléctrica eran arrulladores, pero nada de eso la calmaba.Tenía tallada en la mente la imagen de un demonio que abarcaba todos sus pensamientos, desechando el odio y los miedos que por años albergó hacia los seres de esa raza.El beso inocente que él le dio en la frente mientras estaban en la cocina, desató cientos de emociones en ella que jamás había experimentado.Borya se estaba metiendo muy dentro de su subconsciente, sobre todo, por la curiosidad que le generaba. A él quería conocerlo, tocarlo, escucharlo, olerlo y sentirlo, era como una pequeña obsesión que crecía si
Con una de sus manos le frotó el pecho, al tiempo de que profundizaba el beso sumergiendo su lengua inquieta e insaciable dentro de él.—¿No vas a huir si te desnudo? —quiso saber el demonio entre gemidos y metiendo sus manos bajo el camisón de la joven para acariciarle la espalda.—Si no lo haces me iré.Enseguida él sacó la prenda por la cabeza de ella y aprisionó uno de sus senos con su boca.Anna jadeó con sonoridad. Borya chupó con avaricia su seno, mordisqueando el pezón. La tomó por la cintura para ubicarla encima de su cuerpo, disfrutando de su peso y del calor de su piel.Se devoró su cuello casi al borde de la desesperación, pero esta aumentó cuando ella abrió las piernas y frotó su sexo húmedo en su miembro erecto.—Vas muy rápido, preciosa.—Si me detengo, pensaré de más, y no quiero hacerlo.Borya se aferró a la joven con un brazo para ayudarse con el otro y así girar en la cama y cambiar de posición, quedando encima de ella.—No quiero que te detengas, pero no podemos co
Alexey caminó por la cueva hastiado de aquella situación. Estaba vestido como un motero, todo de negro, y se colocaba guantes sin dedos para que la goma del volante de la moto que manejaba no le lastimara las palmas, pero dejando los dedos libres por si tenía que realizar algún conjuro de urgencia.Estaba a punto de llegar a la sala donde se hallaban los vehículos cuando alguien lo detuvo sosteniéndolo de un brazo.Puso los ojos en blanco y suspiró con agobio mientras Natasha exigía su atención. La vio con dureza, manteniendo la mirada furiosa de la joven.—¿Crees que yo no estoy cansada de esta situación? —preguntó ella irritada.—Te veo muy cómoda en este lugar.La joven resopló y apretó la mandíbula para controlar la rabia. Alexey relajó un poco las facciones al notar los ojos llenos de lágrimas de la rubia.—Escucha, no puedo echarme para atrás ahora. Sabes lo que ocurrirá si lo hago.—¡Pero puedes imponer tus condiciones! —expresó enfadado y apoyó las manos en las caderas incliná