La variedad de mujeres que disponían para la subasta era tan grande, que Borya por un momento se sintió perdido.No solo las había con distintas tonalidades de pieles y rasgos faciales, sino también, de alturas y contexturas.Había asiáticas y europeas, y unas negras de mirada recia pertenecientes, quizás, a alguna tribu africana.En otras celdas encontró a varias rusas de diferentes fisonomías, muchas se esforzaban por controlar los sollozos.—Maldición… —masculló para sí mismo, pensando en cómo reconocer a la hermana de Yelena.Solo sabía que se llamaba Anna Golubeva, pero no podía esperar que tuviera la misma altura mediana, los cabellos negros y los ojos verde claro de Yelena, ya que en realidad, no eran hermanas de sangre.Anna posiblemente tenía una apariencia distinta, lo que le complicaba las cosas.—Qué idiota, le hubiese pedido una fotografía para poder reconocerla —se reprendió entre dientes.—¿Dijiste algo, mi diablito? —preguntó Belami aproximándose a él, luego de despach
Las emociones de Borya se mezclaron en su pecho mientras Belami abría los cerrojos y cancelaba los hechizos que protegían a Anna Golubeva.Él veía de reojo a la demonio, al tiempo que le mantenía la mirada a la humana, que se notaba más peligrosa y traicionera.La rubia parecía esperar el momento en que la dejarían libre para hacer una trastada, podía intuirlo, pero Belami se mostraba segura de dominarla.—Te portarás como una niña buena, ¿me oíste, zorra? —dijo la demonio cuando se escuchó que pasaba el último cerrojo y la puerta comenzaba a abrirse emitiendo un crujido.Borya se puso en alerta al ver a Anna correr hacia ellos en medio de un rugido de ira, pero Belami se apresuró a interponerse y la detuvo sosteniéndola con fuerza por las muñecas.—Una payasada más y enviaré a un par de bestias por tu hermana. —Borya observó asombrado cómo la rubia se quedaba quieta en segundos, aunque temblando por la rabia, traspasando a Belami con una furia que a él lo inquietó—. Vendrás con nosot
La ira lo enceguecía hasta el punto de no medir sus acciones.Belfergor sabía que debía enfrentar un lio monumental con varios demonios luego de su violento arranque, porque había acabado de un manotazo con la mitad de los presentes en aquel lugar, pero eso le interesaba muy poco.Tenía que encontrar cuanto antes a la hermana de Yelena. Con ella, podría recuperar a su hija y mantener sus planes.El maldito mitad bestia al que Belial seguía, asesinó a la mejor arma con la que él contaba: la mujer ángel a la que había secuestrado años atrás. Nunca debió subestimar a ese engendro.Cuando Belial le habló de él, no le prestó atención. A pesar de que el demonio le advertía que ese error podía significar un gran peligro para la raza.Jamás pensó que aquella sabandija fuese tan inteligente como para llegar a Yelena antes que él y enterarse de sus planes robándole las gemas del destino y matando a su ángel.Con simpleza ese miserable acabó con años de trabajo e investigación, de la misma maner
Anna sintió vértigo ante el movimiento brusco, pero, por instinto, empujó al demonio para apartarlo de su lado apenas sus pies tocaron una superficie firme.—No vuelvas a tocarme.Borya la traspasó con una mirada letal antes de darle la espalda y caminar hacia una pared donde manipuló un equipo computarizado atornillado en ella, con el que encendió las luces de la casa y la calefacción integral.Luego se dirigió a una habitación ubicada a un costado de la sala y entró dejando la puerta abierta.Anna observó la estancia con desconfianza. Se trataba de una sala de estar de estilo rústico, pero muy elegante, con paredes de ladrillos grises y piso y techo de madera. Frente a ella había una escalera que daba a un primer piso y a su costado tenía un amplia cocina y el comedor.Caminó con sigilo hacia la habitación donde había entrado el demonio, viendo que se trataba de un despacho. Él se había detenido tras un escritorio y sacaba un teléfono móvil de una gaveta para encenderlo.Enseguida c
Borya se quedó en el despacho para no provocar más a Anna y dejarla conversar con Yelena. Se guardó las manos en los bolsillos y respiró hondo mientras la veía alejarse pensando que así tendría privacidad.En esa casa, él tenía suficientes ojos y oídos para saber cada cosa que sucedía o se decía. De esa forma pudo sobrevivir por treinta años el acoso de los demonios superiores.—¿Yelena? Hermana, ¿eres tú? —quiso saber Anna con ansiedad.—¡Anna! Oh, Anna, ¡estás libre! —respondió Yelena al otro lado de la línea con alegría.—Eso creo —dijo la rubia y lanzó una mirada hacia el despacho. Se calmó al ver al demonio permanecer en ese lugar y darle su espacio.—Anna, por favor, necesito que confíes en Borya. Sé que es un demonio y juramos no ceder ante ellos, pero créeme que este caso es particular. Borya es un demonio de confianza.—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó furiosa—. ¿Estás siendo coaccionada? ¿Te han amenazado de alguna manera?—¡No, Anna! Por favor, no pienses en eso. Han pasad
Drake se acercó a Yelena y la abrazó por la espalda. La aferró con firmeza para pegarla a sí y absorber todo su calor mientras hundía la cara en sus cabellos, aspirando su aroma y besando su cabeza.—¿Cedió? —preguntó refiriéndose a Anna.—Creo que sí —expresó la joven con cansancio.—No te angusties. Borya ha enfrentado situaciones mucho más difíciles y de todas ha salido victorioso.—Eso ha sido porque no se ha enfrentado a alguien como Anna. Su terquedad es tan grande que puede volver loco a cualquiera. Mi padre decía que teníamos que evitar que se metiera en política, o sería capaz de desatar violentas revoluciones.La risa de Drake retumbó en la cabeza de la chica produciéndole agradables estremecimientos. Por instinto se abrazó más a él, disfrutando del placer de su calor.—Entonces, está hecha para Borya. Él siempre anda en la búsqueda de revoltosos con carácter fuerte y espíritu guerrero. —Yelena resopló, aún dominada por la angustia. Drake la giró y tomó su barbilla con una m
—¿Fue imposible que te controlaras?Las palabras de Borya hicieron rugir a Anna antes de que lo encarara.—Déjame en paz, demonio. Yelena es mi hermana, solo yo puedo saber qué es lo mejor para ella y qué no.Él se aproximó a la chica con postura desafiante, buscando intimidarla.—No tienes idea del peligro que tuvo que enfrentar tu hermana para lograr sacarte de la prisión de Abrahel, lo único que te pedí es que fueras considerada y no la llenaras de más angustias hasta que podamos reunirnos con ella.Anna apoyó las manos en sus caderas y alzó el mentón con insolencia.—¿Desde cuándo los demonios son considerados y exigen consideración?Borya se detuvo a medio paso de distancia de la joven, arropándola con el calor que desprendía su cuerpo que, para gusto de ella, resultaba reconfortante.—Sé que tus motivos para odiar y desconfiar de los demonios son válidos, pero no nos metas a todos en el mismo saco. Existen humanos bastante depravados y crueles que me han hecho un gran daño. Sin
Anna aprovechó que el demonio se había encerrado en el despacho para buscar una vía de escape.Yelena le había pedido que confiara en él, pero a ella le costaba no sentirse inquieta por ese sujeto, más aún, al notar el alboroto emocional que él despertaba en ella.«Los demonios son mentirosos y manipuladores», se recordó muchas veces, para no caer en el error de romantizar ese desagradable encuentro.Corrió a la puerta e intentó abrirla, incluso, con violencia, pero esta estaba sellada. Hizo lo mismo con las ventanas, pero ninguna cedía. Aquello parecía una casa de muñecas, con puertas y ventanas falsas.Frustrada, miró hacia el exterior y vio un paraje nevado con el mar a pocos metros.«Él le comunicó a su amigo demonio que estábamos en Sviyazhsk», recordó internamente. Sviyazhsk era una isla rural poco poblada y ubicada cerca de la ciudad de Kazán. No la rodeaba el mar, sino el río Volga.En verano podía estar atestada de turistas, por la gran cantidad de estructuras arquitectónicas