VIA
—Ya no más… —gimo.Pero Kronos no me escucha, simplemente no quiere hacerlo, lleva dos horas follándome y el cuerpo ya no me da para más.—Calla, pringada —Se agita.Me gira y me posiciona en cuatro.—Eres hermosa, Via —gruñe.—Kronos…—Eres mía, ambos lo son.Dirige la cabeza de su verga hacia mi culo y me tenso.—No, por ahí no… —intento ponerme de pie pero me es imposible, ya que coloca su mano a modo que empuja mi espalda.—Shhhhh.—Kronos…—Esto te dolerá una mierda, voy a pelo.Tenso el cuerpo y la simple cabeza ya me hace chillar, cierro las manos formando perfectos puños, sintiendo como poco a poco me parte enSiento mi cuerpo debilitado, todo a mí alrededor parece poco visible, como si estuviera cubierto por una fina cortina de humo, mi cabeza no deja de dar vueltas y un cosquilleo recorre cada espacio de mi piel, desde la cabeza a la punta de los pies. El aire se comprime en mis pulmones y cuando el cuerpo masculino y desnudo toca mi piel al descubierto, varias fibras explotan en una mezcla de amor y lujuria.No logro entender nada, pero el chico (que no sé quién es) porque su rostro permanece borroso, deja escapar un gemido ahogado y prolongado. Se mueve obedeciendo solo a su instinto masculino, se siente abrumado por la pasión, los sentimientos y pensamientos que se precipitan en un furioso torbellino.«Esto es de locos»
Me pongo de pie, siento ardor en mi parte y tengo un fuerte dolor en mi puerta trasera como si de verdad el chico de mis sueños me hubiera partido en dos como tanto sentenciaba. Entro y me doy una ducha de agua fría, tratando de borrar el extraño olor que impregna mi piel, la cual pese a las cremas aromáticas que le unto, no deja de sobresalir el olor mentolado sobre el suave olor a lavanda de mi loción de cuerpo favorita. Me coloco unos jeans oscuros ajustados y me detengo al instante, recordando la voz amenazante que me hace palpitar la cabeza.“No vuelvas a usar esos jodidos jeans tan ajustados”Quiero ponerme los jeans, nadie me dice qué hacer y qué no, pero al intentar abotonar y subir el cierre, me siento observada e incluso temerosa, por lo que de último mo
El parloteo de los tipos que arreglan lo del seguro y los resultados del daño, hacen que comience a darme dolor de jaqueca, Kronos; un tipo más alto que yo, delgado, pero con cuerpo atlético, cabello oscuro que contrasta con el azul intenso de sus ojos y su piel clara, no me ha quitado la mirada de encima desde que Cédric, su primo y quien fue el que ocasionó inocentemente mi futuro castigo, baja la mirada y se pasa una mano por su alborotado cabello, se parecía tanto al primer capullo, solo que este tenía los ojos verdes y dos hoyuelos, él parece estresado con el costo, su primo y mi peor pesadilla no deja de asesinarme con ojos inquisidores, y yo con los brazos en jarras y moviendo mi pie derecho con premura, frunzo el ceño.Ambos siempre han sido mis vecinos, su padre y profesor de literatura era muy amigo del m&iacu
—No fuiste a las duchas como te pedí —Owen ronronea a mi oído—. Muero por metértela.Sus palabras me acaloran, mi corazón galopa frenético y suelto una risita tonta que oculta la debilidad de mis piernas.—Ese es tu castigo, por tu culpa chocaron mi carro y llegué tarde —le explico mientras toma mi mano con posesiva actitud.—¿Quién mierda se atrevió a meterse con mi princesa? —inquiere sacándome una sonrisa.Cuando salimos a lo lejos, el motor de una moto llama nuestra atención, en especial porque casi nos atropellan.—¡Cuidado, putos r
—¿Los primos Woodhall? —Pregunta Owen a mis espaldas—. ¿Qué hacen ellos aquí? ¿Qué es lo que tienen tuyo?Sus preguntas pronto me dan dolor de cabeza, por lo que decido pasar de mi nana y camino hasta el recibidor con toda la intención de echarlos de mi casa. Ambos primos alzan la vista y es solo Cédric quien me sonríe.—Largo —refuto.—Qué manera de recibir a los invitados —bromea Cédric.—No recuerdo haberlos invitado, no son ni mis amigos, ni conocidos, ya me jodieron demasiado el día ambos, así que...—Tranquila —C&eacu
El sonido estruendoso de mi alarma despertador, hace que refunfuñe de forma inmediata, necesitaba dormir un poco más, me lo merecía luego de todas las cosas extrañas que me habían sucedido ayer. Coloco la almohada sobre mi cabeza y me hundo en el silencio que quiero provocar poniendo una barrera entre mi sueño, falta de ánimo y la obligación.—¡Via!La voz de mi nana se escucha peor que el sonido de mi alarma, me quejo y pataleo como una niña mimada, odiaba que me quitaran el sueño, abro los ojos y de mala gana me pongo de pie.—¡Alguien ha venido a visitarte, mi niña! —grita mi nana.Mi pecho se hincha de felicidad al pensar que
Alzo la mirada y noto que el espejo retrovisor está mal colocado, apuntando a la derecha, al asiento de Kronos, quien me observa con el ceño fruncido, me dejo hipnotizar unos segundos por el abismal azul de sus pupilas, me mira como si quisiera indagar, siento como si me estuviera leyendo y de pronto me veo expuesta, una rara sensación me domina, es como si mi cabeza quisiera abrir la caja de pandora en la que guardo mis más íntimos secretos, no puedo sostenerle la mirada, así que rompo el contacto con él removiéndome incómoda en mi asiento.—No me gusta hablar de mi vida privada —respondo en tono monótono.—Nena, tu vida nunca es privada —añade Ced estacionando su carro.El enojo se cr
—Tienes que estar demente.—No, no lo estoy.—Sí lo haces ella tendrá que demostrar que es digna de ser la Joya Woodhall.Las voces inconexas de esos idiotas hacen que me dé jaqueca, intento abrir los ojos, sin embargo, los párpados me pesan y no sé dónde me encuentro pero se siente tan bien, que me hundo en el mismo sueño profundo sin querer despertar.—Es mía.—Estás yendo demasiado lejos, ¿en verdad la quieres sacrificar por ella? ¿Vale la pena?—Estoy enamorado de ella, es mía, solo mía, joder, no voy a