Las siguientes semanas Emily se dedicó a preparar una pintura de su abuelo. Hablaba con su esposo a diario, estaban de acuerdo con que era mejor estar lejos de casa porque Moonwalker estaba cerca, y ella agradecía aquel tiempo a solas. Le gustaba observar a los trabajadores de Carlos. Se veían cansados, pero había cierta paz, aquel problema del agua debía haber dado mucho estrés a todos allí. Uno de los trabajadores apareció temprano llevando una de las máquinas de cortar césped de Carlos. —Señorita, el jefe me manda a que me encargue de su jardín y que le pode algunas de sus plantas. —De acuerdo, gracias. Negarse sería absurdo —lo sabía bien —, y no quería causar que su vecino el vampiro apareciera a amenazarla. Le preparó un emparedado, un refresco y se sentó junto a él sin saber que la miraban desde las sombras, que aquello le costaría la vida al muchacho. Su visitante rabiaba al verla sonreír y atender a un simple peón. De pronto y antes de que siquiera comprendiera lo q
De pronto Alexander se puso serio, algo realmente malo había sucedido y Emi, se refugió en brazos de Korvoz mientras escuchaban las demoledoras noticias. —Ha habido una masacre completa, en el pueblo de al lado. —¿Las tres tribus? —Sí, huele a magia. Es importante que reforcemos los cuidados pues no sabemos si ahora que ha absorbido la magia de los tres clanes, vendrá tras Emi. Después de que todos, incluido Amón, dejaron a solas a Kor y a Emi, este se inclinó sobre su mujer para besarla, sin embargo, se apartó haciendo un gesto de dolor. Lo que temía estaba sucediendo, aquel pueblo drenaba también su poder. No lo hacía una presa sencilla de matar, no robaba su inmortalidad, pero era más susceptible al dolor, parecía un poco humano. Pero aquello era normal, Emily era parte demonio y ahora con su segundo compañero, un demonio completo, su otra naturaleza empezaría a despertar. Casi deseó que no sucediera aún porque tenía demasiadas cosas que explicarle a su esposa, cosas pa
Korvoz se pasó las manos por la cabeza, en evidente señal de frustración. Toda aquella maldita ciudad era la responsable de que su mujer estuviese tan mal, de haber tenido sus fuerzas funcionando al punto máximo, nada habría sucedido. —Cariño, dime una cosa. ¿Te ha sucedido algo raro? —El día que me enteré de la muerte de Sofia me contactó alguien mentalmente, me dijo que era mi hermano y que estaba aquí para protegerme y no tuve miedo. De hecho, sentí como si realmente fuese alguien familiar que hablaba conmigo. —Es importante, cariño. Porque podría ser cierto. —Me dijo que presentías que iba a parecer un segundo compañero, mencionó que le gustaba nuestra relación y me aseguró que mis miedos eran totalmente justificados, pero dijo que no debía temer porque nada me iba a suceder y sí, recalcó eso de que no quería lastimarme. Pero no entiendo como tendría un hermano con dones como ese de poder hablar mentalmente, si papá y Sofia, ambos son humanos. —Tus instintos son conf
Furia helada acompañaba cada una de las palabras de su esposo, y lo amó por ello. Tenía razón, y aunque luchaba por aceptar que nada de lo que dijo Alec en aquella cena era verdad, lo cierto es que esa espinita vivía clavada en su corazón.—Puedo vivir lejos que sabemos que te trasportas en segundos. —Eres mi esposa, tú lugar está a mí lado. —No soy como tú, solo soy una humana vinculada. No soy una guerrera, tampoco una erudita como Gabe. Soy sencillamente, un adorno. Korvoz estaba furioso, pero su voz nunca subió de tono. Porque no quería que ella sintiese esa violencia que lo carcomía. Nunca imaginó cuan salvaje sería, una vez que encontrara a su compañera. —Eres mi esposa, te amo y te valoro por ser quién eres. Si quieres dedicarte a pintar y vestir nuestro hogar con tus obras, lo amaré, si quieres pasar el día con mi madre en sus loquísimos clubes de cocina, lo amaré, si quieres convertirte en una guerrera e ir conmigo al campo de batalla, lo amaré. Lo único que no per
A la mañana siguiente se levantó muy temprano, estaba sola así que pensó que quizás sería sencillo retomar el sueño, pero como llevaba días madrugando, su cuerpo se había acostumbrado a esa rutina. Así que, refunfuñando, se puso sus pantuflas y café en mano, se sentó frente a la puerta de vidrio que daba al jardín. Un poco después su supuesto hermano charlaba con ella. Hola, querida Emily. ¿Hermano? El mismo. Me resultas realmente interesante. Sal de mí cabeza. No pretendo herirte, mírame como un protector. Largo. ¿Por qué? No me gusta que invadan mi mente. Se vienen épocas interesantes, pequeña. Y llegará un momento en el que me dejaré ver. Una vez que su invitado abandonó su cabeza, pensó que iba a decirle todo a sus compañeros y en el momento en que ese pensamiento llegó a su mente, vio una sombra sosteniendo la mano en alto. Apenas tuvo tiempo de cubrirse el rostro antes de que el vidrio explotara y la cortara. ¡¡AYUDA!!. Segundos después Korvoz y Amón e
Cuando Carlos salió Emi suspiró resignada, Christian la vio y sonrió un poco. Porque era curioso como aquel demonio de tan mal genio, era capaz de amar con esa intensidad. —Déjame decirte que es la primera vez que veo a alguien capaz de domar a la bestia que él lleva por dentro. Amón… es un ser curioso. No soy un fae mayor pero sí el más poderoso en Helena. Todos le temen y eso era cuando solo sabían de su existencia. —Nadie imagina que está aquí —Soy quizás el único que lo sabe y cuando sea de conocimiento general, habrá caos. —No entiendo, ¿cómo van a enterarse? —No diré nada si eso temes, pero anoche se me convocó. Amón está por salir me lo dijo él mismo. —Pero creí que no podía entrar aquí. —No debería, pero como toda regla tiene sus excepciones, si su compañera vive aquí puede estar, porque una compañera mantiene más sereno o en control a un demonio. Un demonio no pierde poderes, son seres superiores. —No como vampiros y otros inmortales. —Correcto. En f
Christian dejó a Emily internada para poder estar pendiente de la magia de la que había sido víctima. No se sentía cómoda con él, principalmente porque Amón le había amenazado y porque Colmillitos, le dejó en claro cuan prescindible era. Para Emi el tener que aceptar que la sanara un ser poderoso que lo hacía de forma impuesta, era difícil. Mientras pasaba el tiempo en cama, pues no estaban con ella debido a que el hospital prohibía ingreso de inmortales salvo por unos minutos, para evitar enfrentamientos frente a humanos, pensaba en que su vida estaba llena de situaciones raras porque extrañaba a su padre y a su abuelo, esperaba que todo acabara bien con ellos. Y su nueva familia, más sus dos compañeros, todos ellos criaturas que hasta hace poco pensó, solo de historias de terror, aunque eran asombrosos la hacían sentirse nerviosa. Ella únicamente quería ser buena para ellos. De pronto un hombre lleno de tatuajes entró a la habitación. —Hola, humana. —¿Amón? ¿Es tú verda
Amón sentía la magia entre ambos y esta incluso lo afectaba a él, porque finalmente el vínculo con Emily parecía estar cerrado, no había sensación de ansiedad ni esa necesidad de estallar en ira. Sus emociones se sentían calmas y equilibradas lo que probaba que definitivamente, iban a ser una tétrada. —Solo hay una manera de comprobarlo Dragos, sujeta la muñeca de Emi y muérdela. —Korvoz debe estar presente, no puedo morder a su mujer. La convocatoria sorprendió a Korvoz y, más aún, la razón de esta. Escuchó a Emi y la abrazó, calmando su angustia. —¿Cómo es que tú, el otro compañero, no notaste que algo iba mal en ella? —Tienes razón Amón, pero pensé que su inestabilidad emocional se debía a lo que ha sucedido y no a que el vínculo la hería, la tensión se daba por la falta de Dragos en nuestra unión. —Pues todo debe cambiar, —dijo tras colocar la mano sobre la cabeza de Emi y hacerla dormir —porque ella estaba lidiando con una culpa innecesaria. Ustedes llevan cientos d