La banca más hermosa del mundo

Korvoz se tambaleó y supo que se había excedido, aunque estaba casi recuperado, sufría de dolores de cabeza muy fuertes si se alteraba.

¿Korvoz?

¿Emi? ¿Cómo es que estás en mi mente?

El tono de Korvoz fue fuerte, pero es que tenía mucho dolor, no era su intención herirla.

Lo siento, no quise incomodarte.

No es eso, pequeña. Tuve una situación muy dificil y me duele la cabeza. Aún no he acabado de recuperarme.

Sentí tu dolor, no entiendo bien esto pero…

No te disculpes, charlar contigo me da paz y se lleva el dolor.

¿Estás ocupado?

No, para nada.

Quiero mostrarte un sitio, pero para llegar solo puede ser con ese método de whoosh.

¿Whoosh?

Korvoz se encontró sonriendo mientras trataba de adivinar a qué se refería. Y el dolor de cabeza—descubrió con sorpresa—ya no estaba.

Ya sabes, eso de desaparecer y luego reaparecer.

¿Y por qué ese sonido?

Me pareció la onomatopeya perfecta para describir el sonido del viento.

Pequeña, haces mis días realmente divertidos. Casi estoy en tu casa, ¿debo
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