Tres años antes:
Al abrir los ojos me sentí débil.
Me sentí más débil de lo que me había sentido en toda mi vida.
Arrugué el entrecejo y mirando a mi alrededor, noté que me encontraba en mi habitación, en la mansión de Moscú; acostado en una cama, acoplado a un montón de aparatos. Una mascarilla me proveía de oxígeno, el dedo índice de mi mano derecha estaba conectado a un monitor que dibujaba mis latidos en una pantalla, e incluso noté, con sobresalto, que me habían colocado una sonda para colectar mis orinas.
¿Qué demonios me había sucedido?
Lo último que recordaba…era.
Algo oscuro aletea en el fondo mi memoria.
Los latidos en el monitor se aceleraron bruscamente y la puerta de la habitación se abrió de golpe.
Apresuradamente entró una mujer, vistiendo un traje de enfermera. Era alta y de cabello rojizo, joven y bastante bonita.
Licia.
Creo recordar que su nombre es Licia.
Se acercó a mí a velocidad supersónica y al ver que estaba despierto lanzó un alarido de sorpresa que por poco me perfora los tímpanos. Girándose sobre sus talones, la mujer corrió de regreso a la puerta y desde allí prosiguió vociferando.
Rápidamente la habitación comenzó a llenarse de gente.
Gente a la que recordaba pero a la que encontraba extraña.
¿Cuánto tiempo llevaba yo en aquella cama?
¿ Por qué todos me miraban como si hubiera resucitado de entre los muertos?
***
—Puede escucharnos pero aún no es capaz de hablar.- diagnosticó el médico- la inflamación en su cerebro se ha reabsorbido muy lentamente, el que esté despierto es un verdadero milagro.
—¿Se recuperará?- interrogó Nikola retorciendo sus manos nerviosamente, a su lado Nikita le pasaba la mano por los hombros, intentando brindarle apoyo.
—Es muy difícil saberlo a estas alturas. Ha estado demasiado tiempo en coma. Puede que recupere el habla paulatinamente, puede que no. Puede que con fisioterapia vuelva a caminar o puede que continúe cuadripléjico, cómo ya le expliqué señora es imposible saberlo y no quiero darle falsas esperanzas.
—Gracias de todos modos, doctor.- Susurró Nikita, viendo lo contrariada que estaba su hermana.
El médico asintió, abandonando el despacho y Nikita se paró del sofá, sirviéndole un trago de whisky a su hermana, quien lo rechazó de inmediato. Sabía que debía mantenerse sobria, lo que acababa de suceder lo cambiaría todo de ahora en adelante.
—¿Qué hacemos, Sissi?- Susurró Nikola, acariciando se frente. Sus manos estaban temblorosas y estaba sudando frío.
—No te preocupes, cariño. Conociendo a tu hijo como lo conozco, estará en pie y amenazándonos a todos en menos de lo que canta un gallo.
Nikola se levantó del sofá, comenzando a caminar de aquí para allá, sobre la alfombra.
—Tengo fe en que Alexis se recuperará, lo crié para que fuera el carbón fuerte que es. Lo que me preocupa es lo que hará cuando descubra lo que hicimos.
—Cometimos una terrible equivocación, hermana. Confiamos en esa mujer y nos traicionó.
—Lo sé. Hemos tenido que vivir con el peso en nuestras conciencias, sabiendo que cometimos un terrible error. Lo malo de todo esto, es que mi hijo no se atendrá a razones cuando descubra que la italiana está desaparecida.
***
Toda mi familia ha desfilado por mi habitación.
Yura y Nikita venían de la mano, lo cual no me sorprendió.
Oleksander traía a un mocoso de casi tres años en sus brazos y su esposa Anya estaba visiblemente preñada.
Arrugué el entrecejo, ¡¿qué carajos pasó ahí?!
Milia estaba pálida, y callada.
Su aspecto era muy diferente del que conocía, había cortado su larga y dorada melena a la altura de su mentón, llevaba un lado de la cabeza rapada y en el otro el cabello suelto.
No sé por qué no se atrevía a mirarme.
Por otro lado, Eván se ha dejado crecer una barba de candado, la cuál mantiene bien cuidada y corta. Además, también había desaparecido su cabello largo, ahora lo llevaba en un corte bajo sin estar completamente rapado.
Noté enseguida que el aura de mi hermanito se había tornado incluso más fría y oscura de lo que yo recordaba. Algo tuvo que haberle sucedido para que se haya endurecido así, y no creo que el peso de ser líder y Koroleva en mi ausencia sea la verdadera causa de todo.
Nikola no paraba de sonreír.
Se pasó la media hora que estuvo aquí acomodándome la almohada, componiendo la sábana, preguntando una y otra vez si quería algo…ahí hay gato encerrado.
A grandes rasgos, entre todos me hicieron saber que dado mi estadío en coma, Eván a dirigido la organización con puño de hierro. Todos están muy complacidos con los esfuerzos de mi hermano mientras ha estado al mando y no pongo en duda las capacidades de Eván para ser un Don que infunda miedo en sus adversarios. Siempre he sabido que mi hermanito es un hombre del que hay que cuidarse.
***
Un año antes:
Recuperar el habla fue un proceso lento.
Recuperar las funciones motoras me ha resultado incluso más problemático.
He recuperado mi capacidad de andar, pero conservo una ligera cojera en la pierna izquierda. Esa rodilla a veces me falla. Ya he perdido la cuenta de las veces que me he caído de cara durante las sesiones de rehabilitación.
Mi debilidad física no me molesta, sé que con tiempo y con cojones, lograré poner este cajón roto en forma. Tiempo y huevos son los que se me sobran para conseguir lo que quiero.
Tengo mi enfermera particular, no se desprende de mi lado ni a sol ni a sombra. Me ha apoyado en todo el proceso, primero me alimentaba y bañaba, luego me enseñaba las letras y sonidos que había olvidado y ahora me trae a diario a este complejo, permaneciendo presente en lo que los hijos de puta de los rehabilitadores prueban mis fuerzas y resistencia al máximo.
Licia es maravillosa.
Es hermosa, fuerte y el tipo de mujer segura que cualquier hombre desearía tener a su lado, pero algo no encaja en todo esto.
—¿Dónde está?
Cuando pregunté, todos a la mesa se tensaron de golpe. Sin embargo, ninguno se atrevió a responderme.
—Lo último que recuerdo, es que manejaba en dirección a la Ciudadela y que ella y yo discutíamos por teléfono. No importa cuántas veces me digan que la cicatriz que tengo en el hombro y la otra, que arruinó mi tatuaje las recibí en una emboscada de los italianos y que Yura y Oleksander tienen esas cicatrices en el rostro producto de una explosión en un cuarto de hotel, simplemente no lo recuerdo pero a ella sí.
Se miran unos a otros y el silencio me exaspera.
—Respondan de una vez. ¿Dónde está Yelana?
Dentro del despacho Milia está sentada en el sofá, retorciendo sus dedos nerviosamente, a su lado está sentada Nikola, quien toma su mano y la aprieta, dándole apoyo.
—Todo comenzó en mi último año de la academia. Tú habías ordenado que viniéramos a casa solo en vacaciones, teníamos prohibido salir los fines de semana pero te desobedecí.
—Mi única justificación, es que sentía curiosidad. Quería saber cómo eran los clubes y aprovechaba los sábados en la noche para intentar colarme en alguno. Nunca lo logré, hasta que ella me ayudó.
—¿A cuál entraste?
—Al trece.- susurra, traga en seco y continúa.- no sé cómo me reconoció, pero me ayudó a entrar, le dijo al guardia de la puerta que yo venía con ella. Para no aburrirte con detalles que no vienen al caso, aquella noche creo que me drogué y ella y yo terminamos…bueno…
—Tuvieron sexo.
—Sí. Acordamos que había sido un error, que lo mantendríamos en secreto pero…- se endurecen sus facciones, mirando al suelo con odio.- fui débil. Me dejé llevar, me dejé engañar y controlar. Por ella.
Suspira, liberando todo el aire de sus pulmones.
—Estuviste prácticamente un año entero buscando a un ladrón dentro de la organización. Perdimos alrededor de un billón de euros. Alguien había desviado dinero de los clubes y lo envió a Suiza, para luego moverlo a cuentas independientes en paraísos fiscales.
—Fue Yelana.
Milia se humedece los labios.
—No hermano. Fui yo.
Arrugo el entrecejo. —Yelana la engañó. Le hizo creer que el dinero era para usarse de salvavidas. Que en caso de que los italianos, la policía o algún otro adversario tomara nuestros escondites y congelara nuestros activos esa cantidad serviría para mantener a la familia hasta que volviéramos a ponernos en pie.- explica Nikola, atropelladamente. —Tú lo sabías.- sollozó Milia, en lo que las lágrimas bañaban su pálido rostro.- no sé cómo lo descubriste, pero tú sabías que Yelana y yo éramos amantes y que yo había desviado todo ese dinero. Intentaste separarnos, a ella la enviaste a la hacienda de Quintanilla en Tijuana y planeaste que yo me interesara por otras mujeres. A tu manera y en silencio, aprobaste mi preferencia sexual, ¡y yo te traicioné, hermano! Milia se lanza al suelo a mis pies, besándolos y gimiendo dolorosamente. —¡Mátame! ¡Por favor, mátame! Ayúdame a aliviar esta culpa que no me deja vivir en paz. Toma venganza, limpia esta ofensa con mi muerte. Has conmigo como a
A Alexis se le secó la boca. Sus manos comenzaron a temblar y un dolor insoportable estalló en su cabeza, las compresas de su memoria se habían roto, devolviéndole un torrente de sucesos que había olvidado. Un torrente de sucesos que involucraban a dos mujeres dentro de un mismo cuerpo. No había estado equivocado la primera vez que había visto ese video. Alguien había asesinado a Ramonae Schwarz de la forma más fría y brutal posible. Debajo de su techo había tenido a una asesina. Una asesina silenciosa y letal. Un demonio disfrazado de ángel de luz. *** Club Církulus, Krasdar. Mis hombres se llevan a Nikolay al cuarto de atrás y los sigo, tomando a Sofía de la mano y tirando de ella…ya vi de lo que es capaz cuando golpeó a aquellos tres hombres con el b**e, ahora quiero saber si su maldad llega hasta ahí o da para más. Sentado en un butacón está el traidor, sudoroso y pálido, porque sabe que ha firmado su sentencia de muerte. La mano de ella tiembla en la mía por un instante,
Club Тринадцать:Bajé las escaleras, dejando la sala VIP como un demente.Sorteé la multitud de personas danzantes y sudorosas, llegando hasta el cretino que se restregaba contra el culo de mi esclava.De un puñetazo lo aparté, y mis hombres se lo llevaron rápidamente, sin embargo, la muy puta no pareció darse cuenta. Saltando y brincando como poseída, meneando la cabeza y despeinándose toda.Regresó a mover el culo y con una sonrisa cínica noté que se le había puesto más grande, más gordo, no sé. Comenzó a restregarse contra mí, como lo haría una perra en celo y me dieron unas ganas enormes de estrangularla allí mismo. Pero entonces, pensé en una venganza aún mejor, y me entretuve acariciando la tela de mi vestido con mis dedos a la altura de sus muslos.Metí la mano por debajo del dobladillo de su vestido y supe que hasta sus muslos estaban mojados.No pude contener el murmullo que salió de mi boca.Pero me propuse andarme con cuidado, si la niñata descubría que quién le rosaba el c
Valhala: Cae al suelo desmayada y Oleksander gruñe en frustración. —¿Para qué lo intento?- protesta.- esta zorra no aprende. Contemplo por un instante el cuerpo inherte de Sofía, pero en pocos minutos vuelve a ponerse en pie. Se quita el casco, lanzándolo al suelo con desdén y me mira, con ese brillo demoníaco que reconozco tan bien, le sangra la nariz, pero eso no la detiene. Se limpia la sangre con los dedos y luego se los lleva a la boca, guiñándome un ojo. —Hola, sexy.¿Tanto te aburre la santurrona que me has mandado llamar? Oleksander la mira perplejo, sin comprender lo que está sucediendo. Ella lo mira y adopta una postura defensiva, al instante. —Me encargaré de tu primito y podremos conversar. Oleksander se le va encima, lanzándole puñetazos cargados de rabia, sin embargo, ella lo esquiva y en un instante de descuido lo patea en los huevos. ¡Auch! No fue a mí y me dolió. Mi primo cae al suelo, agarrándose la entrepierna, su rostro se torna violáceo y patalea de dolo
Actualidad:Palermo, Italia.Blanche:No había opción realmente.No me equivoqué al pensar que el Ivanov había regresado a determinar mis puntos débiles y a atacarme directamente con ellos.Los mellizos son mi mayor debilidad, son mi talón de Aquiles. Son lo único que tengo y lo único que me motiva a mantenerme cuerda.Llegaron a mí en el momento más oscuro de mi vida, cuando ya no tenía fuerzas ni deseos de seguir viviendo.Luego de la explosión en la Ciudadela, y de que la Interpol me acogiera al servicio de protección de testigos caí en depresión.Había luchado con uñas dientes para nada.Había sobrevivido a todo aquello para nada.Al asumir mi nueva identidad, Sofía Visconti quedaba como muerta y la herencia de mi madre fue repartida entre parientes lejanos de mi familia.Además, lidiar con mi otra yo no fue fácil. Su naturaleza asesina y sanguinaria me dificultaba mucho mantenerme bajo control, aún lucho contra ella cada día.Sin embargo, hay algo en lo que estamos de acuerdo…¡S
—Por aquí, neprilichnyy.- Susurró Petra, acercándose a mí, y con delicadeza comenzó a guiarme fuera del recibidor y hacia las escaleras.La seguí en silencio hasta que me abrió la puerta de la habitación que ya había sido mía, la que pegaba con una puerta intermedia a la de Alexis.Me tembló el mentón.¡Dios, otra vez esto no!Me aferré a Petra, tomando sus manos.—¿Están aquí?- pregunté en un rápido y claro ruso. – ¿mis sobrinos están aquí? Por favor, Alexis no ha querido contarme nada y estoy desesperada…De un jalón, Petra apartó sus manos de la mía y me lanzó una mirada de odio que causó que se encogiera el corazón.—Usted no tiene ningún derecho en esta casa, neprilichnyy. No tengo por qué responderle.Se giró, elevando su mentón y se marchó. Dejándome completamente helada.Esa no era la Petra que yo recordaba, siempre tan sonriente y amable. Esa mujer me había mirando como si no pudiese esperar a verme muerta.***Tomé un baño, intentando calmarme, pero fue en vano.Mientras más
—¿Qué hace esta mujer aquí, Alex?- masculló Oleksander a mediación de la cena, mirándome con el rostro enrojecido.—¿No habíamos acordado que la matarías?- intervino Milia.Alexis bebió un sorbo de su agua, y los contempló en silencio.—¡Esto es un ultraje!- chilló Ivanka.- ¡nuestra familia casi lo pierde todo por culpa de esta perra!—Danos una explicación, Alex. ¿Por favor?- Susurró Nikola.Todos los Ivanov dirigieron sus miradas a Alexis pero él permaneció silencioso.El sonido del pito de un coche interrumpió la tensión en el comedor y el ruso dirigió su gélida mirada a mí, elevando una de sus cejas. Fruncí el entrecejo.En pocos minutos un par de voces infantiles llegó al comedor proveniente del pasillo y me levanté de mi silla de un salto. Corrí como ciega, como poseída saliendo al pasillo y buscándolos con la mirada hasta que los encontré.Oh, mi corazón casi se paraliza de la felicidad.—¡Pecchi, pecchi! - grité, yéndome sobre ellos. Arrodillándome ante ellos y recogiéndolos
Blanche:—El tío Alexis es muy bueno, ¿sabes tía?- comentó Valery durante el baño.—¿Ah, sí?—¡Sí!- chilló Valiant, en lo que yo intentaba limpiarlo detrás de las orejas.- ¡me regaló un carrito de carreras nuevo que corre solo!—Y a mí un…- Valery se detuvo de pronto, abriendo los ojos grandemente, en expresión de susto.- ¡oh, no hermano, se supone que no debíamos decirle a tía!Achiné los ojos.—No debían decirme, ¿qué?Valiant miró a Valery con petulancia.—Tía no sabía que nosotros conocíamos a tío, pero ya lo sabe. Por lo tanto, no hay por qué mantener el secreto.Valery lo pensó un momento y pareció coincidir con la opinión de su hermano.—Bueno, la navidad pasada no pudiste estar con nosotros porque estabas en ese evento, esa cosa de la ropa en Francia.- explica Valery.—Entonces, estábamos tristes porque teníamos los regalos, pero estábamos solos en el internado.—Pero tío fue a vernos, y pasó la tarde con nosotros. Nos trajo regalos y después continúo yendo a vernos cada vez