Blanche:Al regresar a la mansión, los pecchi se divirtieron regalando caramelos a diestra y siniestra.Las sumisas los miraban con asombro y aunque Nikola protestó que no era necesario que hiciesen tal cosa, ellos insistieron. Incluso a Petra regalaron chocolates.La cena esa tarde fue mucho más animada, la ausencia de Alexis y de su esposa calmó bastante mi mal ánimo.Milia comía en silencio, a su lado se sentaba una mujer que no había visto antes y que me miraba con expresión abiertamente curiosa.Por sus facciones, adiviné que debía ser “ la japonesa” a la que Nikola había hecho alusión con anterioridad.Tras ella, silencioso y taciturno, se mantenía en pie su guardaespaldas.—¿No vas a presentarme, shin’ainaru ( querida)?- Murmuró la japonesa, dirigiendo su pregunta a Milia.Ella rodó sus ojos, bebió su vino y me dirigió una mirada gélida.—Yoko, ella es Sofía Visconti. Sofía, ella es Yoko, la esposa de mi hermano.Arrugué el entrecejo.Milia me dirigió una sonrisa cínica.—Es l
Blanche:Pasan los días, estos se convierten en semanas y mientras más tiempo pasa más nerviosa me pongo; porque algo no está bien.No puede estarlo.Nada de esto tiene sentido.¿ Por qué él nos mantiene aquí? ¿ Qué quiere de nosotros?Me muerdo las uñas de solo ponerme a ponderar las posibilidades.—Neprilichnyy, el Sovetnik solicita que acuda a su despacho.- me anunció una sumisa en cuanto terminé el desayuno.Los pecchi están durmiendo aún, últimamente están muy holgazanes.Seguí a la sumisa y ella me guió en dirección al despacho, por el camino me puse a pensar en una cantidad de tonterías que solo lograron ponerme más nerviosa.La sumisa señaló la puerta, y toqué un par de veces.—Adelante.Entré, y me encontré a Alexis sentado del otro lado del buró.Oh…¿así que así están las cosas?Eván es el Don, Milia la Koroleva y él es el Sovetnik de la mafya ( consejero)…¿por qué?Tomé asiento frente a él, y él me recorrió con la mirada.—No puedes acusarme de no ser paciente, italiana. Te
Blanche:Alexis…un lisiado.Sus palabras me dan vueltas en la cabeza.Sé, que la operación a la que lo sometieron era altamente peligrosa y que fácilmente pudo haberse quedado paralítico en una cama o atado a un sillón de ruedas, el que sus piernas le fallen a veces es un inconveniente menor, no debería ser motivo para que…“¿En serio?”¿En serio, qué?“ ¿Estás pensando en él e incluso abogando en tu mente para que le regresen el puesto de Don? Chica, ten cuidado o pensaré que te gusta.”Ruedo los ojos.Morte en fase cínica es insoportable.Solo creo que no es justo.Los pecchi toman su desayuno, y yo me entretengo cepillando el cabello de Valery con lentitud, disfrutando cada segundo que estoy con ellos, porque sé que tengo una guillotina suspendida sobre mi cuello, la cuál puede caer en cualquier momento.—¿Tía, tío y tú fueron novios?- me interroga la niña, y yo comprimo los labios. Pensando y escogiendo las palabras para contestarle, con mucho cuidado.—Sí. Hace mucho tiempo. Ante
Blanche:La ganadora del certamen, fue la patinadora del leotardo rojo.Lamentablemente yo no pude disfrutar de su actuación por completo porque, bueno…no quería verme tentada a continuar espiando y comprobando cosas que solo causaban que me doliera el corazón.Al subir al podio a recibir su trofeo, la chica dio un discurso muy emotivo sobre la dura vida que le espera a los huérfanos si no encuentran quien encaminé sus talentos y quién los apoye, y dedicó su triunfo a su patrocinador, el magnate y empresario Alexis Ivanov, sin el cual a ella le hubiese sido imposible cumplir su sueño de ser un “ángel del hielo”.Los reflectores se movieron de sobre ella a posarse sobre él, quien se puso en pie, haciendo una reverencia con su orgullosa cabeza. Los espectadores rompieron en aplausos y la chica sostuvo si trofeo en una mano mientras con la otra le lanzaba un beso al mafioso.—¿Huérfanos?- pregunté, mirando a Nikita de soslayo.Ella se encogió de hombros.—Milia visita orfanatos frecuente
Alexis:Se gira y se tensa todo su cuerpecito.Me enfrenta, colérica.Su respiración es entrecortada y su cara aún está húmeda por las lágrimas.¡Demonios!Cómo me excita su miedo.Verla enrojecer de ira y temblar de pánico me ponen tan duro que la erección me dura días.He intentado luchar contra esto, pero es inevitable.Tenía pensado hacerla subir al ring después de este combate y entregarla al Kolissium como hizo mi hermano con la bruja que lo atormenta, pero no quiero… no puedo.Ella me contempla con desprecio y yo solo fantaseo con sentarla en el lavado y follármela con rudeza.¡Maldita italiana del demonio!Y maldita Nikita.La vieja harpía sabe lo que hace, la vistió de azul oscuro, un color que resalta su piel y sus ojos, ese vestido…tan corto, y con esa raja, que sube mostrando su delicioso muslo izquierdo y casi, casi sus bragas.Y ese escote, que deja ver la cremosa piel de esas tetas… que si no me las meto en la boca esta misma noche moriré de desesperación.—¡Responde de
Blanche:Yo no podría.No lo haré.No…“ Oh, pero yo sí…hmm, suspiro de ganas porque me de una de sus montadas bestiales”¡Ay, por favor cállate. No ayudas!No sé que hacer.Bueno, sí sé que hacer…pero estará mal por donde quiera que lo mire.Nada de esto tiene sentido.Es una estupidez pensar que él ha hecho todo esto solo porque me quería de vuelta.¡Por Dios!Tiene a cientos de sumisas, jadeando por sus favores,¡ y además está casado!“ Quizás su esposita no lo satisface.”Ruedo los ojos.Lo que sucede es que conmigo disfruta un nivel muy profundo de sadismo. Estuve leyendo hace algunos años, y creo que él padece de dacrifilia, o sea, que experimenta placer sexual al verme llorar, disfruta mi sufrimiento y siempre ha lamido las lágrimas de mis ojos como si fueran manjar de los dioses.Ya te digo yo, el hombre está jodido, y yo lo estoy más.¿ Él sería capaz de…?“ Sí.”Pero, en serio…¿los enviaría a ese horrendo lugar?“ ¿ Aún te caben dudas?”Mi pecho se inunda de angustia.Malede
Blanche:No lo haré.No lo haré.No vale la pena ensuciarme de nuevo de toda su mierda.Faltaban apenas unas horas para que se venciera el plazo que me había dado, y ya me estaba poniendo histérica.“ Ay, por favor. No engañas a nadie. ¡Te mueres por treparte encima de él y darle un meneo de caderas tan bueno que lo deje babeando!”Rodé los ojos.No quiero.No puedo.El hombre es un inmundo. Es un marrano.Lo ha demostrado una y mil veces.No le importa nada ni nadie, solo si mismo. Y yo tengo otras prioridades.Contemplo a los pecchi, quienes duermen tan apaciblemente que me causan envidia. Están ajenos a todo lo turbio que se mueve bajo este infernal techo.Hoy en la mañana, los saqué al jardín para un picnic y Nikola se unió a nosotros. Temí que vendría a fastidiar pero se pasó cosa de una hora pelando las naranjas y picando las manzanas, sonriendo y alisando el cabello de los gemelos.Me sorprendió.Incluso, cuando Valiant preguntó por qué siempre había mujeres con collares al cue
Siete meses antes:Internado Giuseppe Garibaldi, Palermo, italiana.Navidades era su fecha favorita del año porque recibía regalos de parte de su tía, pero al mismo tiempo odiaba las fiestas con una intensidad sobrehumana.Siempre que era Navidad, sus compañeros y compañeras abandonaban el internado, yéndose con sus padres a pasar las vacaciones, y eso le recordaba el motivo por el cual llenaba de sapos las mochilas de las otras niñas.Las otras tenían mamis y papis, y ella no.Tía era…buena. Tía era dulce y suave, y siempre olía bien y la besaba y la abrazaba, pero tía era una tía, no una mami.Y ella quería una mami con desesperación.Y también un papi.¿ Por qué no?Esa noche, se habían quedado en el internado. Valiant había farfullado no sé que ante la noticia de que tía no vendría, pero se había conformado con los regalos, ella por otro lado sintió ganas de llorar.No quería una fea muñeca ni caramelos, quería que su tía la llevará a casa y la abrazara, dándole besos y preparándo