Blanche:No lo haré.No lo haré.No vale la pena ensuciarme de nuevo de toda su mierda.Faltaban apenas unas horas para que se venciera el plazo que me había dado, y ya me estaba poniendo histérica.“ Ay, por favor. No engañas a nadie. ¡Te mueres por treparte encima de él y darle un meneo de caderas tan bueno que lo deje babeando!”Rodé los ojos.No quiero.No puedo.El hombre es un inmundo. Es un marrano.Lo ha demostrado una y mil veces.No le importa nada ni nadie, solo si mismo. Y yo tengo otras prioridades.Contemplo a los pecchi, quienes duermen tan apaciblemente que me causan envidia. Están ajenos a todo lo turbio que se mueve bajo este infernal techo.Hoy en la mañana, los saqué al jardín para un picnic y Nikola se unió a nosotros. Temí que vendría a fastidiar pero se pasó cosa de una hora pelando las naranjas y picando las manzanas, sonriendo y alisando el cabello de los gemelos.Me sorprendió.Incluso, cuando Valiant preguntó por qué siempre había mujeres con collares al cue
Siete meses antes:Internado Giuseppe Garibaldi, Palermo, italiana.Navidades era su fecha favorita del año porque recibía regalos de parte de su tía, pero al mismo tiempo odiaba las fiestas con una intensidad sobrehumana.Siempre que era Navidad, sus compañeros y compañeras abandonaban el internado, yéndose con sus padres a pasar las vacaciones, y eso le recordaba el motivo por el cual llenaba de sapos las mochilas de las otras niñas.Las otras tenían mamis y papis, y ella no.Tía era…buena. Tía era dulce y suave, y siempre olía bien y la besaba y la abrazaba, pero tía era una tía, no una mami.Y ella quería una mami con desesperación.Y también un papi.¿ Por qué no?Esa noche, se habían quedado en el internado. Valiant había farfullado no sé que ante la noticia de que tía no vendría, pero se había conformado con los regalos, ella por otro lado sintió ganas de llorar.No quería una fea muñeca ni caramelos, quería que su tía la llevará a casa y la abrazara, dándole besos y preparándo
Alexis:Mía.Toda, completa y absolutamente mía.Lo era.Era mi corderita y mi putica , la chica a la que pervertí, la niñata a la que amaestré para complacerme.Su cuerpo solo lo había tocado yo.Sus besos solos los había recibido yo.Su coño y su cul# solo los había disfrutado yo, pero han pasado seis años.Seis malditos y largos años en los que ella ha tenido sus romances y se ha abierto de piernas para otros hombres.Lo sé, porque aunque las investigaciones revelaron muy poco de su vida privada y aunque aparentemente los hombres con los que se relacionaba en Italia eran solo “amigos”, la conozco.Incluso mejor de lo que me conozco a mi mismo y sé que no aguantaría mucho sin follar.Es una puta, después de todo.Es una mujer a la que le gustan los orgasmos, le gusta venirse y le gusta el sexo.Yo la convertí en una ninfómana adicta a coger.Y noto los cambios en ella, en como se comporta en la cama. Ya no se queda quieta a la espera de mis embestidas, sino que se mueve debajo de mí
Blanche: —¿No te sientes bien?- me interroga Nikola.- estás sonrojada te has puesto a temblar. ¿Tienes fiebre? Niego, acariciando mi mejillas enrojecidas. —No, estoy bien. Nikola había venido a darle el desayuno a los mellizos y cuando yo llegué ya casi terminaban. Ella me miró con evidente lastima. —La maternidad nunca es fácil, una sacrifica mucho de su propia salud y tiempo por el bien de los niños. Comencé a negar y Nikola comprimió sus labios. —Sé, que ellos no son tus hijos, sé que son tus sobrinos, pero visto desde cualquier ángulo, eres su madre. Los has criado y protegido, nutrido y educado lo mejor que has podido. Me mordí la lengua y permanecí guardado silencio. En el suelo, Valiant dibujaba un coche de carreras sobre un papel y Valery intentaba hacer funcionar una pistola de agua que parecía estar descompuesta.* Nikola se acercó al borde de la cama de la niña, y se sentó en ella, comenzando a doblar las ropas recién lavadas que habían traído. Aquello
Blanche:Despierto con él pegado a mi espalda.Sus fuertes piernas enredadas con las mías y su verga dura como un hierro presionando contra mi nalga.Una de sus manos reposa fuertemente sobre mi seno izquierdo, sus dedos aprietan mi piel de forma que se siente incómodo.Ruedo los ojos.Hoy hace un mes exacto que estoy aquí, y se cumplen quince días desde que acepté volver a ser su zorra.Esto se siente tan familiar, tan jodidamente rutinario…es un maldito dejavú, porque ya todo esto lo viví.El pecado, la lujuria, la pasión a escondidas, el miedo, el deseo , la intriga… y él.Él.Él.Él.Una y otra vez.Sobre mí, detrás de mí, debajo de mí, a mis costados, siempre él.Mordiéndome, chupándome, lamiéndome, azotándome, amarrándome y esposándome a la cama…hundiéndome en la realidad de que solo soy “la otra”.Tengo ganas de llorar.Él toma a su esposa y la lleva del brazo a cenar, a eventos, a ver las peleas al Kolissium, y a mí me estruja en los rincones oscuros de la mansión, me sube al
Ciudad de Eugene, Oregón. USA.Un mes antes:Él se viene sobre mí y yo me alisto.Devolviéndole puñetazo por puñetazo y golpe por golpe.Somos una furia enmarañada de ataques y defensas hasta que salimos del baño.Pateo sus costillas, muerdo su brazo, araño su rostro y me arrastro por el suelo cuando caemos, intentando alejarme pero me toma por el tobillo y tira de mi pierna, subiéndose sobre mí, abofeteándome.—¡Maldita!¡ Zorra! ¡Puta! ¡Te mataré!- brama colérico, enredando la cortina del baño alrededor de mi cuello y apretando hasta cortarme la respiración.Eván:Ella deja de luchar, no se mueve, no respira.Está muerta…¡No!Tiemblo de terror.No puede estarlo.Yo no quiero matarla.Quiero…¿Qué quiero?La quiero a ella.Toda.Mía.Arrodillada y obediente.Besándome y gimiendo para mí.Metiéndose mi verga en su mentirosa boca y tragándose mi semen con una sonrisa.Mi mulata.Mi sumisa.Mi puta.¡La traidora!¡La sucia agente que me jodió!¡Mi perdición!Rápidamente quito la cortina
Eván:—¿Me has traído lo que necesito?- interroga temblorosa y agresiva, la mantienen encadenada de un tobillo en esta pequeña habitación, pero tomo la llave y la libero.Se viene sobre mí, besándome con desesperación, mordiéndome con ansias y sollozando al descubrir el bulto en mi pantalón.—Por favor, necesito mi dosis…yo…- jadea, y me empuja a la silla, sentándose sobre mi a ahorcajadas y poniéndome las tetas en la cara.Aprieto sus nalgas en mis manos, gozando lo duras y firmes que son.Tiro del elástico de su top con los dientes y ella se revuelve inquieta.—Te daré tu dosis después de que me venga dentro de ti.Gime, y se desnuda con rapidez, se mueve a bajarme el pantalón, metiendose mi verga completa, moviéndose a montarme, apretándome en su resbaladizo interior y yo me aferró a sus tetas, mamando los gruesos pezones que me pertenecen.¡Mía!Ella jadea, trazando círculos con sus caderas, y mirándome con esos ojos cargados de la más oscura y pecaminosa brujería.Me muevo, con
Blanche: La sede de Almaz en Moscú es mucho más opulenta y chic que la de Italia. La compañía de diseño de interiores hizo un maravilloso trabajo a la hora de representar un nivel de riqueza y ostentación al que solo pueden aspirar los más ricos y poderosos del mundo. Mi trabajo en este lugar es bastante complicado. Llevo trabajando dos semanas, ha Sido difícil, pero le he tomado el ritmo... Entre mis labores está asistir a juntas con los accionistas, realizar reuniones con los diseñadores, aparecer en televisión con frecuencia para promocionar los múltiples productos que ofrecemos, que varían desde bolsos, ropa, perfumería, joyería y lencería, y además, debo llevar a cabo entrevistas laborales para aprobar o no a los posibles nuevos diseñadores, y esto es lo que menos me gusta de todo. Porque me entristece aplastar los sueños de jóvenes que presentan sus currículums a nuestra consideración cuando sus estilos e ideas no es lo que está buscando la marca. Hoy he tenido la agenda muy