A la mañana siguiente a eso de las nueve de la mañana. Adam Lombardi se encontraba en la mansión en su oficina. Tenía que leer algunos informes financieros y además tenía que revisar que las ventas y facturas de Choco Lombardi marcharán de manera correcta.
Hace poco le habían detectado un tumor cardíaco. Pero tristemente se lo detectaron demasiado tarde y los médicos aseguraron que ya no había nada que hacer y que posiblemente estaba en su última etapa de vida. Sin embargo, esto no lo afecto en nada y decidió seguir adelante para dejar un legado importante antes de partir físicamente de este mundo.—¿Adam, puedo hablar contigo?Adam sonrió al ver a su primo Álvaro Rivera asomado en la puerta de su oficina.—Adelante entra y toma asiento.— Dijo Adam con una amplia sonrisa, señalando la segunda y única silla de mecanismo basculante que estaba libre en la oficina.—Te tengo una noticia.— Álvaro se sentó y colocó la palma de su mano derecha sobre el escritorio pulcro.—Y por la expresión que tienes no parece ser una buena noticia.— Adam lo miró atentamente, —Ve al grano y cuenta la desgracia.—Mi madre y tu padre firmaron un acuerdo con los Leggett.— Álvaro tomo una breve respiración, —Ese acuerdo consiste en que ellos le darán a nuestra familia un cincuenta porciento de descuento en las ventas de cacao.—¿Y en cambio nosotros que le ofrecemos a ellos?— Adam tenía curiosidad.—En cambio yo me tengo que casar con Scarlett Leggett.— Contestó Álvaro y sus ojos café estaban fijos en el rostro burlistico de Adam, —¿Por qué te estás riendo, Adam? No es gracioso.—Es que...— Adam detuvo sus palabras y se comenzó a desahogar con su propia risa. Álvaro lo miraba con seriedad, —¿Cómo puedes asumir que eso es una desgracia?—Es que Scarlett no me gusta para nada.— Confesó Álvaro.Adam se quedó con la boca abierta unos segundos y miro a su primo con una amplia cara de sorprendido.—¿Qué me acabas de decir? No puedo creer que no te guste Scarlett. Ella está demasiado buena y es una morena súper atractiva.—Es que no nos hemos visto ni la primera vez.— Álvaro hablo.—Y quizás la primera vez que se vean se enamoren.— Dijo Adam y se levantó para rodear el escritorio. Al estar al lado de su primo se puso de cuclillas y le tomo la mano, —Tú tienes toda una vida por delante, Álvaro, sé feliz.—Y aunque Scarlett no me gusta me casare con ella por el bienestar de mi familia.— Dijo Álvaro, apretando la mano de su primo.—Y estoy seguro que todo saldrá bien y que yo podré morir en paz.— Dijo Adam, cerrando sus ojos.Gaspar estaba leyendo el periódico en su habitación. Estaba sentado en el medio de su enorme cama y tenía una almohada entre sus piernas. Estaba sólo.—Mi amor, ¿Qué estás haciendo?— Una mujer pelirroja entró a la habitación. Llevaba un vestido de pijama y el cabello pelirrojo suelto.—Estoy leyendo una revista de contenido para adultos.— Contestó Gaspar a modo de broma. Pero después se torno serio, —Es broma, solamente estoy leyendo el periódico.—No creo que sea ninguna clase de broma de tu parte, mi amor.— Celia se montó en la cama y lo abrazó por la espalda y comenzó a desabrochar su camisa con una mano libre, —Si mencionaste una página de revistas para adultos, eso quiere decir que tu mente anhela un momento de placer.Gaspar podía sentir los labios de Celia recorrer su cuello y sus mejillas. Además podía sentir como la mano de ella poco a poco le iba desabrochando los botones de su camisa. Pero no tenía tiempo para tener relaciones sexuales con ella.—Ahora no puedo, Celia.— Dijo él.Sin embargo, Celia siguió insistiendo en tener relaciones y lo siguió besando en los puntos débiles. Ella era una mujer joven y atractiva y cualquier hombre caería ante sus pies. Sin embargo, Gaspar seria la excepción.—Ya te dije que ahora no puedo, Celia.— Gaspar se levantó de la cama y se abrochó nuevamente los botones de su camisa.Celia se quedó en la cama y con un suspiro se arregló su cabello pelirrojo que se había desordenado producto de su intento de seducción. Unos segundos después se levantó y se arregló el vestido de pijama.—Ya van varias noches en que no hacemos el amor, Gaspar.—Dame un tiempo.— Dijo, —Yo ya soy un viejo y no estoy para estás cosas del sexo. Ahora estoy pensando en el futuro CEO de Choco Lombardi.—¿Y qué hay de nuestra boda? Me prometiste que nos casaríamos pronto.Celia tenía en mente casarse con Gaspar para convertirse así en la futura dueña de las propiedades de la Familia Lombardi.—Y cumpliré mi palabra. Pero después de que encuentre un sucesor al cargo de CEO de Choco Lombardi.— Dijo Gaspar, —En lo que arregle esté asunto podemos casarnos.Celia sonríe con amabilidad y sale de la habitación. En el pasillo de las habitaciones su rostro amigable es sustuido por uno de amargura y rencor.—Viejo, infeliz.— Celia entro a la cocina y se comenzó a servir café en una taza.—¿Qué te pasó? Por lo que veo tuviste problemas con mi abuelo.— Bruno entro a la cocina con su típica expresión burlistica.—Son problemas personales y por ende no es asunto tuyo.— Hablo Celia con seriedad, dándole un sorbo a su café.—Y uno de esos problemas está en que mi abuelo lleva varias noches sin hacerte el amor.— Bruno se le acercó y la tomo por la cintura, —Mi abuelo ya está viejo y ya casi no le funcionan sus...— Se señalo entre sus piernas, —Pero yo soy joven y las mías siguen funcionando muy bien.—Yo no creo que eso tenga la capacidad de generar placer en mí, Bruno.— Dijo Celia, mirando el pantalón de Bruno en el área del miembro.—No me subestimes, Celia.— Él le susurró al oído y la comenzó a besar con lentitud en el cuello, —Porque una vez que empiece ten por seguro que no vas a querer que termine.—¿Y es qué pretendes que hagamos el amor aquí en la cocina?— Ella estaba disfrutando los besos de Bruno en su cuello, —Es un grave riesgo que estamos corriendo.—Y es un riesgo que estoy dispuesto a atravesar contigo.Celia no se podía contener más y después de varias noches sin sentir el placer de que un hombre le hiciera el amor. Había llegado el momentos y sin embargo, no lo estaba haciendo con su actual pareja, sino con el nieto de éste último.Michelle White la noche anterior había visitado a su padre y los médicos le habían dejado claro que necesitaba unos medicamentos que estaban excesivamente caros. Ella había pasado casi toda la noche y gran parte de la mañana meditando la propuesta que le había hecho Gaspar Lombardi.«Casarse con Adam Lombardi y tener un hijo de él. En cambio él se encargaría de cubrir los gastos médicos de su padre». Era una propuesta interesante y no fue hasta que terminó el desayuno que tomo una decisión.—Aceptare casarme con Adam Lombardi. Todo sea por la salud de mi padre.— Dijo ella.Pero en ese momento ella recordó al hombre que había conocido hace un par de semanas. Al que le había entregado su virginidad en una noche romántica.Ese hombre se llamaba Álvaro.Durante el día Gaspar Lombardi había contratado a tres chef profesional para que preparan un exquisito banquete enorme con el motivo de celebrar el regreso de su nieta Ángela Lombardi a la mansión y para presentar su nueva marca de chocolate.Al caer la noche en la ciudad en la ciudad de Niza. La fiesta había iniciado en la mansión. La sala estaba decorada con una enorme mesa en forma rectangular y los tres chef iban colocando bandejas repletas de comida y algunas copas y botellas de vino y champagne.—¿A qué hora llega Ángela?— Le preguntó Adam a su padre.—Debe llegar en un par de minutos.— Contestó Gaspar.—¿Sabes una cosa, padre?— Adam lo tomo del hombro, —Tengo el presentimiento de que está será una noche exitosa.—Yo también lo presiento.— Gaspar sonrío.Al cabo de unos minutos los invitados y varios integrantes de la familia fueron llegando poco a poco al banquete. La mayoría no sabía que Ángela Lombardi estaba de regreso y Gaspar los quería sorprender y darles la noticia de que
—Es un honor tenerte en la casa, Scarlett.—Adam fue el primero en saludar con mucha cordialidad, —Álvaro deberías venir y platicar con tu futura esposa. Tienen que conocerse y organizar la fecha de su boda.Álvaro estaba en su lugar. Por su parte Scarlett al ver que él no iba hacia ella, decidió tomar la iniciativa y acercarse a él para extender su mano morena.—Álvaro Rivera Lombardi.— Él le tomo la mano.Scarlett sonrió.—Scarlett Leggett. Es todo un honor.—Ahora que por medio de un acuerdo nos vamos a casar. Al parecer tenemos una larga conversación pendiente.—Me agrada la idea.— Dijo ella, soltando la mano de él, —Pero me agradaría más la idea de platicar en un lugar más íntimo y más especial para nosotros.Adam que estaba cerca del lugar no pudo evitar liberar una sonrisa de oreja a oreja y una mirada sorprendida.—¿Podemos hablar en mi oficina te parece?— Propuso él.—Me agrada la idea.Ambos se dirigieron a la oficina de Álvaro para platicar. Ahora que estaban destinados a cas
—Es que he venido con las manos vacías. Pero por supuesto que me gustaría tener una plática en el jardín.—Yo me encargo de llevar algo para comer.— Dijo Ángela con una sonrisa, —¿Te gustaría esperarme en el jardín?Michelle asintio y en compañía de Adam se dirigió hasta el jardín. Cuando había entrado no se había percatado de lo hermoso que era. Tenía césped natural y al parecer el jardinero se estaba encargando de mantenerlo en perfectas condiciones y ni hablar de las flores que parecían ser sumamente atractivas y elegantes.—Hace tiempo que no veía un jardín así en esas condiciones.— Dijo ella.—La jardinería no es que me llame mucho la atención. Yo soy digamos más de apreciar.— Hablo Adam.—Eres de los que te gusta arrancar. Pero no sembrar, eso me resulta sumamente interesante y gracioso.— Dijo ella.—¿Estás segura que te gustaría casarte conmigo?— La pregunta de Adam de manera inesperada había creado un silencio en el ambiente, —Es que como sabrás me estoy muriendo y...—No hace
—Oye, ¿Qué haces, Adam?— La abogada Erika Hall fijo su mirada en él.Adam Lombardi estaba parado de espaldas. Tenía ambas manos formando puños y pegadas a su cintura. Estaba mirando hacia arriba.—¿Qué creen que estoy haciendo?— Preguntó él, sin mirarlas. Ninguna de las tres dió una respuesta, —¿Es que no se han dado cuenta de lo precioso que está el cielo? Miren... El cielo está lleno de estrellas.Ángela, Erika y Michelle elevaron sus vistas hacia el cielo y quedaron sorprendidas. Por primera vez en meses la ciudad de Niza era testigo de una maravillosa noche estrellada.—Estas estrellas son hermosas.— Erika miro a Michelle, —¿Qué crees?—Son más hermosas que las mismas estrellas de Hollywood.— Contestó Michelle y por unos segundos noto que los ojos de Erika eran hermosos, —Por cierto, Erika, tienes los ojos lindos.—Gracias.— Erika sonrió, —Son de color avellana.—¿Qué opinan de mis ojos verdes?— Preguntó Ángela.—Son bonitos y elegantes. Pero mis ojos azules son insuperables en la
—¿Cómo que estoy embarazada?— Michelle estaba tratando de procesar la noticia, —Eso tiene que ser un error...—No, Michelle, no es ningún error.— La doctora Mace le entrego el sobre con el resultado, —Estás esperando un bebé.—No puede ser.— Michelle cerro sus ojos a modo de frustración, después de leer el resultado, —Esto tiene que ser una pesadilla. Yo no puedo estar embarazada.La doctora Mace miro con pesar a Michelle y por último sonrió de manera educada antes de salir de la habitación.—Michelle...—Mamá, yo te puedo explicar. Pero dame tiempo, ¿Sí?—¿El padre de ese bebé es el mismo hombre al que le entregaste tu virginidad hace poco?— La señora Victoria no estaba enojada. Pero si sentía curiosidad.—Sí, mamá.— Michelle suspiro, —¿Y sabes qué es lo peor? Ese hombre, Álvaro, vive en la mansión Lombardi y resulta que es primo de Adam.—¿El tal Álvaro es primo del hombre con el que te debes casar?— Victoria estaba asombrada, —¿Qué vas a hacer? Yo creo que ya Álvaro le tuvo que habe
Adam Lombardi paso su lengua con lentitud por sus labios. Tenía la mirada fija entre el espacio creado producto de la separación de sus piernas y sus manos en la cintura. Parecía de esos jugadores de fútbol cuando perdían la final de la Champions League.—¿El bebé que estás esperando es de mi primo Álvaro Rivera?— Adam levantó la mirada. Tenía los ojos negros brillantes.—Sí. Solamente me acoste con él una noche y después no supe más nada de él.Adam suspiro y miro el techo que estaba sobre ellos. La lámpara iluminaba la habitación en su totalidad. Él no estaba enojado ni nada por el estilo por escuchar la noticia: Estaba sorprendido.—Esto me sorprende demasiado, Michelle.—Y estás en todo tu derecho de romper nuestro acuerdo y de sacarme a patadas de está mansión, Adam.— Michelle estaba mordiendo sus labios y no podía parpadear, —Yo creo que es mejor que me vaya y espero y puedas encontrar a la mujer correcta, Adam.Ella abrió la puerta de la habitación y estaba a punto de salir. Pe
—Espera, Adam.— Michelle se detuvo en la parte superior de las escaleras, —¿Estás seguro que quieres llegar a esto?Adam que ya estaba a mitad de las escaleras, la miró pensativo.—Por supuesto.— Dijo, —Es la única manera de poder salvar Choco Lombardi de las garras de mi familia.Michelle cerró sus ojos y tomo una leve respiración. Unos segundos después comenzó a descender por las escaleras en compañía de Adam.La parte de abajo de la mansión estaba vacía en su totalidad. Pero se podían escuchar varías voces que provenían de la oficina de Gaspar Lombardi.—Al parecer toda la familia está reunida en la oficina de mi padre.— Dijo Adam, —Es el momento de dar la noticia de nuestra boda.—Tengo miedo de la reacción que tengan ellos.— Michelle trago saliva. Adam la tomo del hombro y sonrió, —Si dices que la mayoría de los integrantes de tu familia son como unas hienas, no me quiero imaginar lo que...—Ellos no van a hacerte daño, Michelle.— Dijo, —Así que no tengas ningún temor.Ambos se di
—¿Qué haces aquí?— Michelle frunció el ceño y hablo en voz bajita para no molestar a los clientes, —¿Cómo sabes que estoy trabajando en este lugar?—Es lógico que te seguí desde que saliste de la mansión de mi tío.— Dijo él, —Siéntate, tenemos una larga conversación.—Mi deber es atender a los clientes.— Dijo ella con seriedad.—En éste lugar hay suficientes meseros. Además está conversación no nos tomada más de cinco minutos.Michelle lo miro a la cara y suspiro.—Déjame llevar estos pedidos y regreso.— Dijo ella.—Te espero.— Dijo Álvaro y se sentó en la misma silla en la que estaba, —Pero no tardes.—No te prometo nada.— Ella con la libreta y los pedidos en manos se dirigió hacia la cocina. Estaba nerviosa por la presencia de Álvaro en el lugar. Ahora él sabía que ella trabaja en este lugar y de seguro lo tendría metido aquí en todo momento.—Parece que viste un fantasma.— Dijo Candy.—Adivina, ¿Quién está en una de las mesas?— Michelle le entrego la libreta con los pedidos, —Nada