Capítulo 02

—Con todo el respeto del mundo, señor Lombardi. Está es una propuesta que me gustaría pensar, ¿Me entiende?— Michelle hablo con mucha amabilidad.

—Te entiendo a la perfección y te daré la libertad de que lo consideres por un tiempo.— Dijo Gaspar, —Pero recuerda que está es una oportunidad valiosa que te está presentando la vida.

—Ya lo sé. Pero déjeme pensarlo. Por ahora lo único que quiero es ver cómo está mi padre.— Michelle le regala una hermosa sonrisa.

—Y para demostrarle que  mi propuesta va enserio. Yo me encargaré de pagarle la estadía de esta noche a su padre.— Gaspar sacó su cartera de su bolsillo derecho.

—No es necesario...

Gaspar no se quedó a escuchar las palabras de Michelle y solamente se dirigió hasta el área de atención al cliente y después de unos segundos de charla con la encargada del área, le pago la estadía al padre de Michelle.

—Ya no se tiene que preocupar de que corran a su padre del hospital.— Dijo él, guardando su cartera de regreso en su bolsillo.

—Gracias.— Dijo ella con amplia gratitud, —Ahora si entraré para ver a mi padre.

—Te veo pronto, Michelle y espero puedas tomar la decisión correcta.

Gaspar salió del hospital. Al salir abordo su carro Subaru último modelo y de color azul marino. Durante el camino de regreso a la mansión, estuvo pensando en Michelle y en la propuesta que le había hecho en el hospital, ¿Aceptaría o no?

Al llegar a la mansión estacionó su Subaru al frente con precaución y cierta meticulosidad. Al entrar se sintió aliviado de que ningún integrante de su familia estuviera en el área. Por lo tanto, se dirigió hasta su oficina de trabajo para tener una importante conversación con su abogada Erika Hall.

—Le pido una sincera disculpa por mi demora, señor.— Erika entró a la oficina cinco minutos más tarde.

—No es necesario que pidas disculpas.— Gaspar sonrió, —Entiendo que a veces el tráfico se pone pesado y que también tienes una vida personal.

—Recibí su mensaje y vine lo más rápido posible.— Erika se sentó en la silla de mecanismo basculante junto al escritorio, —¿Alguna novedad?

—He estado pensando en nombrar al nuevo heredero y sucesor de Choco Lombardi.— Dijo él.

—¿Y ya tienes a alguien en mente?— Preguntó ella con gran interés.

—Ese es el enorme problema que tengo en este preciso momento y es la gran razón por la que te pedí que vinieras.

—¿Necesitas alguna sugerencia? Recuerde que solamente soy su abogada y no soy su guía o algo parecido.— Erika comenzó a reír.

Erika era una mujer hermosa y atractiva. No llevaba mucho tiempo trabajando como la abogada personal de Gaspar. Sin embargo, él le tenía un amplió cariño y más allá de ser su abogada, la consideraba su hija.

—Es que no sé cuál decisión tomar.— Dijo Gaspar, llevando su mano derecha sobre su frente, —No puedo nombrar a nadie de mi familia para que se ocupe de Choco Lombardi.

—¿Y la razón es?— Erika elevo una ceja y se quedó esperando la respuesta.

—La razón es que le tengo desconfianza a la mayoría de los integrantes de mi familia.— Contestó Gaspar.

—Creo que tendremos que tomar una decisión con respecto a ese sucesor de Choco Lombardi.— Dijo Erika, —Y puede contar conmigo para ayudarlo a tomar la decisión correcta.

—Y estoy seguro de que así será.— Gaspar sonrió.

—Ahora me tengo que retirar.— Ella se comenzó a levantar de la silla de mecanismo basculante.

Gaspar se encargó de acompañarla hasta la salida de la mansión y está última prometió regresar lo más pronto posible y también le dejo claro que no durará ni un segundo en llamarla.

—Eres bienvenida cuando quieras, Erika.— Dijo Gaspar.

Erika camino hasta la salida y al estar caminando por el paseo de losas azules, recordó que tenía que entregarle algo a Gaspar y ese algo estaba dentro del sobre de manila que estaba dentro de sus manos.

Por lo tanto, regreso corriendo antes de que el cerrada la puerta principal de la mansión. Él al verla la miro con curiosidad.

—¿Sucede algo, Erika?

—Sabía que tenía que entregarle algo.— Contestó ella, entregándole el sobre en manos

—¿Qué es?— Preguntó él, tomando el sobre.

—Es el acuerdo de los Leggett. Ellos ya firmaron y ahora solo falta que firme su hermana y usted.— Explico Erika, —En dado caso de que acepten.

—Muchas gracias, Erika.

—Si tiene alguna duda o me necesita para algo, me llama.— Erika hizo un gesto de despedida militar y regreso por donde había venido.

Gaspar cerro la puerta principal de la mansión. Era de noche y no era de extrañar que casi nadie la familia estuviera en el hogar. Por lo tanto, se sentó en uno de los muebles del hogar y comenzó a reposar y a analizar el acuerdo que le habían enviado los Leggett.

Durante unos minutos lo leyó una y otra vez, evitando que se le escapada cualquier detalle. El acuerdo consistía en que los Leggett le darían un cincuenta porciento en las ventas de cacao y a cambio su sobrino Álvaro tendría que casarse con Scarlett Leggett.

—Me parece justo este acuerdo.— Dijo él y leyó una vez más el acuerdo.

En la parte de abajo del acuerdo a un costado estaban las firmas de la familia Leggett y del otro, había unos cuadros pequeños que tenían que tener las firmas de su hermana y de él.

Su hermana a esas horas de la noche no estaba en la casa. Sin embargo, ella era consciente de la situación y la dió autorización y consentimiento a Gaspar de que firmada por ella. Y así lo hizo, Gaspar coloco el nombre de su hermana en el acuerdo.

Ahora tenía un cincuenta por ciento en las ventas de cacao asegurado. Tomo su celular y marco el número de teléfono de su abogada Erika Hall.

—¿Alguna novedad?— Preguntó ella. En el fondo se escuchaba el sonido de un vehículo.

—Soy conciente de que te acabas de ir, Erika. Pero cuando tengas oportunidad te pido que regresas a buscar el acuerdo firmado y se lo lleves a los Leggett.

—No hay problema. Llegó a mi casa, me doy una ducha y en una hora regreso, ¿Le parece?

Gaspar observo la hora en su reloj y era tarde.

—Tómate un descanso, Erika. Puedes venir mañana a las siete de la mañana.

—Me parece correcto.— Dijo ella y bostezo, —Ahora lo que quiero hacer es irme a descansar.

—Te veo mañana.

Gaspar finalizo la llamada telefónica y guardo el acuerdo dentro del sobre de manila. Ahora él también tenía el mismo plan de Erika, descansar ya que esté había sido un día sumamente largo.

En el fondo Gaspar sabía que su hermana había aceptado firmar ese acuerdo, no precisamente para los beneficios, sino porque ella quería que su hijo Álvaro fuera el futuro CEO de Choco Lombardi y pensaba que mediante ese acuerdo aumentaría la posibilidad.

Pero lo que ella al parecer desconocía era que Álvaro no estaba interesado en llegar a ser el futuro CEO de Choco Lombardi.

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