Ocho meses duró todo el entrenamiento Arkan de Dante. Un entrenamiento arduo que forjó su mente y cuerpo. Su cuerpo se había tonificado, era más fuerte en todo sentido. Durante el entrenamiento tuvo que visitar todas las ciudades de Gilius: Angelus (la ciudad del temple), Alphinia (la ciudad de la magia), Luxia y Oxcuria (las ciudades gemelas (la ciudad del cuerpo y el espíritu). Los ángeles valoraban mucho la educación, y en cada ciudad de Gilius era especialista en una materia. Dante pudo volverse un especialista en todas las materias, a excepción del temple, pero a pesar de ello, era considerado un Virtius Arkan.
"Por favor... no te atrevas a dejarme sola"
Dante no sabía qué pensar sobre lo que ocurría, las palabras de Pandora lo habían dejado dentro de una encrucijada. No debemos cometer estupideces, pensó, acostado en el campo de entrenamiento.
—Dante, hoy será tu última prueba para culminar tu aprendizaje —comentó Dorian, con una enorme sonrisa llena de orgullo. Estaba bastante motivado al saber que fue el Arcángel que entrenó a los Ángeles de la Vida y la Muerte en ocho meses arduos.
—¿Cuál es la prueba?
—Ve a Terra y sigue estas indicaciones. Tu prueba final es combatir a muerte contra este ser. Es muy poderoso y es excelente para probar todas tus habilidades, además de que salvarás muchas vidas humanas.
—Entendido.
—Tienes 24 horas, si no llegas con una prueba de tu victoria en ese período de tiempo. Iré a buscarte.
Dorian le brindó un mapa a Dante con la ubicación marcada y este salió del reino a través del Gemrost.
—Vale... según las indicaciones, está en la región: América, pero es demasiado grande.
Dante observó sus alrededores y había aparecido en el callejón de una ciudad. Ocultó sus alas y se vistió como un ser humano. Primera vez que pisaba una ciudad Terrana, tenía una curiosidad enorme sobre la cultura y vida cotidiana de ese reino.
Salió a las calles y apreció cada detalle del entorno. Conociendo la geografía humana, supo reconocer que no estaba en América, era Europa.
Dante volvió al callejón y utilizó una de las herramientas más útiles que había visto en la biblioteca del templo. Se trataba de un encantamiento rúnico que permitía la transportación instantánea de un punto a otro. Colocó la palma de su mano en el suelo, la runa de su palma se extendió por todo su cuerpo y en un destello se transportó a su objetivo. Buscó a sus alrededores y encontró algo que le sirvió de pista.
—"United States of America". Este debe ser el continente, pero no el lugar.
Dante iba entrando a un pasillo cerrado para alzar vuelo mientras se ubicaba en el mapa, pero algo lo sacó de órbita: el agudo sonido de los neumáticos de un vehículo descontrolado. Volvió a ver de regreso a la carretera y dos vehículos iban a colisionar. Al ser el Ángel de la Muerte le habían dado una habilidad que le permitía ralentizar el tiempo a su favor, una runa muy poderosa que a pocos se les daba conocimiento de existencia, pero que consumía casi toda su energía vital, por lo que debía utilizarlo con sabiduría. Dante observó la situación mientras sucedía en cámara lenta y se percató de que se trataba de un accidente que nunca debía pasar, algo cambió el orden de la vida. Los segundos pasaban lentamente, corrió lo más rápido que su cuerpo le permitía y logró entrar a través de la ventana trasera de uno de los vehículos. Había una chica a bordo y estaban a punto de colisionar. Cargó a la humana en sus brazos y destruyó la puerta para salir con ella en brazos. La dejó sentada en el suelo, dispuesto a salvar a los demás, pero la explosión había empezado.
Maldición, esto no debió pasar, se cuestionó en su mente.
Dante sintió que no podía irse sin revisar bien la escena. No podía permitir que alguien más provocara la muerte adelantada de los seres vivos sin razón alguna. Regresó para observar si encontraba alguna pista y pudo sentir la esencia maligna en el vehículo que había provocado el accidente mientras el fuego se propagaba lentamente. Cuando se percató, todas las personas miraban el trágico evento aterrados por las enormes lenguas de fuego y decidió no perder más tiempo. Usó una runa mágica que solían utilizar los ángeles cuando visitaban Terra para pasar desapercibidos. Se puso una chaqueta con capucha y se ocultó con ella para volver con la chica. Miraba con terror lo que sucedía mientras las lágrimas se hacían presentes en su rostro.
—¿Estás bien? —dijo, acariciando su cabeza.
—Mis padres… —sollozó.
—Sí… lamento no haber podido salvarlos. La situación estaba fuera de mis posibilidades, sólo pude salvarte a ti —la abrazó con fuerza.
—¿Quién eres? ¿Por qué me ayudas? —Preguntó entre sollozos. Sus lágrimas llenas de dolor caían sobre sus mejillas sonrojadas y desaparecían en el hombro de Dante.
—No tengo permitido decirlo, pero…
Agarró la mano de la chica y nuevamente volvió a ralentizar el tiempo, consumiendo más su energía. Todo pasaba lento, casi no parecía que hubiese movimiento alrededor. La niña se asustó al notar lo que pasaba y Dante decidió demostrarle su auténtica naturaleza. Extendió sus alas y la cubrió con ellas.
—Eres… eres un ángel —sonrió maravillada, secando su rostro.
—Se supone que no debía mostrarte mi naturaleza. Pero tampoco podía darme el lujo de ver como personas inocentes morían, especialmente si se trataba de una niña con una larga vida por delante —sonrió—. ¿Puedo cargarte?
—¿Por?
—Te llevaré a un lugar.
Ella asintió las palabras de Dante y él escondió sus alas. La cargó en su espalda y dejó que el tiempo transcurriera con normalidad.
—Los ángeles existen —comentó mientras sonaba su nariz.
—Sí, pero ustedes no deben saber nuestra existencia.
—¿Por qué? —preguntó decepcionada.
—Por el bien de todos, es… complicado. ¿Me puedes prometer algo?
—Lo que sea.
—No le cuentes a nadie lo que pasó, ¿entendido? —le sonrió con amabilidad.
—Nadie sabrá que estuviste aquí —sonrió.
—Gracias.
Luego de varios minutos. Dante logró encontrar un orfanato donde pudiera dejar a aquella chica. Llegó a la puerta principal y tocó la puerta mientras la bajaba.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarles? —saludó una señora adulta.
—Hola, ¿podría cuidarla hasta que llegue a la etapa de la adultez?
—Claro... pero.
Antes de que preguntara, Dante le susurró al oído.
—Sus padres fallecieron y logré salvarla de un final trágico. Por favor, cuídela.
La señora se alarmó, pero supo manejar la situación.
—Ok... cariño, sígueme. Te presentaré a tus nuevos amigos —sonrió.
—Espere, quiero despedirme de él —señaló a Dante.
—Bueno, te espero adentro —respondió la señora con una sonrisa y se adentró en el edificio.
—¿Cómo te llamas? —preguntó ella.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Quiero saber el nombre de mi héroe...
—Me llamo Dante —respondió sorprendido.
—Un gusto, Dante —sonrió—. Me llamo Clementine. Hasta luego y... gracias.
Entró al orfanato y cerró la puerta. Clementine sonrió con profundo dolor y agradecimiento por haberle salvado la vida. Dante había logrado sentirlo en sus palabras y sintió un poco de culpa por no haber podido salvarlos a todos. Una culpa que debía cargar en sus hombros, pero que era apaciguada por el agradecimiento de Clementine.
Exhaló con dolor tras dejarla y volvió a su búsqueda, la razón por la que estaba en Terra.
Luego de muchas horas de búsqueda. Dante logró encontrar el lugar correspondiente, un pueblo abandonado en un pequeño desierto. Se sentó en el centro del pueblo y comenzó a recitar un pequeño ritual para revelar entidades oscuras, con el uso del idioma casi universal de Terra.
—De imperium lux et tenebrae, spiritus autem plane patefaciendo nec corrumpere quod desertor." (Energía de la luz y la oscuridad, revelen el espíritu corrupto del ser desertor) —miró en todas direcciones y no percibía el espíritu del ser al que debía eliminar. Esto sólo tenía una explicación para él.
—Eres fácil de engañar —sonrió.
Dante agarró una pequeña daga de su vestuario y la lanzó en dirección de la voz, por poco asestó en el pecho.
—¿Quién eres? —preguntó enfadado.
—Soy el Ángel que le dará fin a tu existencia —extendió sus alas.
Dante se mantuvo a la defensiva, pero su objetivo no parecía tener intenciones de pelear.
—¿Tú? ¿Un Ángel? —comenzó a reír a carcajadas—. Eres cualquier cosa menos un Ángel, tus alas no son plateadas o blancas. Te envió Aarón a buscarme, ¿no es así?
—No soy un demonio —blandió su espadón—. Te lo demostraré.
Dante corrió hacia él con su espada en mano y al estar a pocos metros de su contrincante, esquivó una ráfaga de aire y fuego que había ido en su dirección.
—Tienes buenos reflejos. Dime, ¿a qué vienes aquí?
—Vengo a acabar contigo. Tú no deberías estar en Terra y tu presencia aquí es peligrosa, por lo tanto; debo destruirte.
Dante volvió al ataque y esta vez logró herir el brazo de aquel tipo.
—¡Deja de herirme! No quiero matarte —lanzó tres ráfagas de viento y fuego que quemaron las extremidades de Dante.
Dante gritó tras sentir sus brazos y piernas ardiendo como brazas y volvió a atacar con su espada; esquivando cada ráfaga y asestando golpes críticos sobre él, al mismo tiempo que él lograba lastimar su torso con sus puños en llamas.
—¡Ya basta! —gritó el desconocido y generó una onda que expulsó a Dante por los aires—. Dime, ¿quién te envió aquí?
Dante dejó que su cuerpo se arrodillara y comenzó a respirar con pesadez. Su cuerpo se sentía bastante agotado. Haber utilizado dos veces el control temporal tuvo un peso en el combate.
—... me mandó Dorian —suspiró Dante cansado y se levantó con un extraño sentimiento en su pecho. Dante empezada a dudar, si debía hacerlo o no, sin siquiera saber si era un demonio, algo le pedía que no lo hiciera; en su interior sentía que estaba mal. Además, sus habilidades mostraban ser diferentes a las de uno. Y no quería matarlo a sangre fría, que su primera muerte fuera la de un inocente.
—¿Qué? ¿Eres el Ángel de la Muerte, ¿no? Escúchame. No soy un demonio, soy un Nómada —extendió sus alas plateadas—. Fui expulsado por...
Todo sucedió en cuestión de segundos, ni Dante fue capaz de procesar lo que sus ojos observaron. La voz de aquel hombre que resultaba ser un Ángel fue callada por el ataque sorpresa de su mentor, Dorian. Lo había decapitado.
—Dorian… ¡¿Por qué lo mataste?! —gritó alterado—. ¡No era alguien malo!
—Porque ya habías dilatado —limpió su espada y alzó vuelo—. Y claro que era malo, algunos demonios te hacen creer que no lo son para engañarte y luego matarte. En fin, felicidades, culminó tu entrenamiento.
Dante quedó perplejo ante la aparición sorpresa de Dorian. Algo andaba mal con él. Fue utilizado por Dorian para callar a ese ángel, por algo que sucedió hace mucho. Ese ser que no pudo saber su nombre, falleció antes de decir la razón por la que fue exiliado de Gilius.
—Al parecer, alguien guarda oscuros secretos —suspiró y caminó hacia el cadáver del nómada. Se acercó y pudo percibir la energía de su espíritu. Su espíritu era puro. Dante quedó demasiado asustado tras sentir aquella presencia espiritual. Retrocedió frenéticamente y vio como esta levitaba en frente suyo.
—Pero ¿qué ha hecho? —Se preguntó a sí mismo.
Sostuvo el espíritu en sus brazos y un recuerdo apareció en su mente.
—Dorian... ¡no es correcto que lo hagas! ¡Es inestable!
Dante, sin poder entender lo que sucedía. Vio como aquel espíritu se quebrantaba poco a poco, hasta el punto de desaparecer. La espada de Dorian podía matar a cualquier ser vivo junto a su espíritu, logrando desaparecer cualquier rastro de aquél ser, lo que, en resumidas cuentas: borraba su existencia.
Con muchas preguntas sin respuestas, Dante regresó a Gilius.
Dorian ocultaba algo malo. Dante seguía anonadado con la situación y no comprendíala magnitud de su error para matar al único ser que sabía su verdad, así que decidió recurrir a alguien, la única persona que podíaapoyarlo en esa situación eraPandora.Volvió a su reino y volóen seguida al paraíso. Sin embargo, no pudoencontrarla, buscóen cada rincón y no había rastro de ella. Era desesperante para Dante no ser capaz de encontrar a su compañera, por lo que; tras varios minutos, decidió recurrir al concejal Carius. Alzóvuelo hacia el centro de la capital de Gilius, el templo del Gran Concejo, el único lugar donde podría encontrar a Carius.—Motivos —dijo uno de los arcángeles encargados de proteger el lugar.—Deseo hablar con Carius. Es importante &
Pandora no se detuvo en ningún momento. Ella entrenaba todos los días sin ningún descanso, para culminar su entrenamiento Arkan, completar con éxito su prueba final y no depender de Dante. Ella deseaba no depender de nadie y no ser una carga para los demás.—Ya estás lista, sólo falta que completes la prueba y ya habrás concluido. ¿Entendido?—Sí. Gracias por todo el apoyo, Dorian.—No hay problema, me agrada saber que ayudé a la Ángel de la Vida en su entrenamiento. Me llena de orgullo —sonrió—. Bueno. Tu prueba final será luchar contra mí.—¿Por qué? A Dante lo enviaste a Terra para combatir contra un demonio. Quiero un reto, Dorian. Estar segura de que puedo defenderme. ¿Cómo sé que no te dejarás vencer?—A Dante lo envié a Terra porque su obligaci&oacu
Pandora seguía sin procesar los eventos ocurridos. Dante; se había ido de su lado. Su deseo, se había ido con él mientras Aarón había escapado al aprovechar la conmoción de Dante y los demás demonios fueron atrapados luego de ser derrotados. Pandora estaba afectada por la desaparición de su compañero mientras Carius organizaba y arreglaba el desastre ocurrido.—¡Pandora! —se levantó exaltado y un ardor enorme lo invadió de repente, acompañado de un fuerte dolor de cabeza. Le tomó unos minutos acostumbrarse a sus dolores repentinos y luego, miró sus alrededores. Se percató de que se encontraba en una habitación completamente desconocida, acostado sobre una cama reconfortante.¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? Necesito respuestas, pensó. La ansiedad empezaba a poseerl
—Pandora, no es sano que pases casi todo el tiempo del día aquí, en el paraíso. Deberías ir con los demás en Gilius.Los años pasaban luego de la desaparición de Dante y Pandora no podía aceptar que él ya no estuviera a su lado, le hacía demasiada falta y ella no sabía el por qué. Al inicio se planteaba que aceptar la vida de alguien como él sería la peor idea, pero esa idea se descartó y se sintió agradecida de haberlo hecho. Porque sólo con él se sentía bien, sólo él lograba comprenderla y quererla. Sin importarle que ella fuera la Ángel de la Vida. Siempre la trataba por cómo era, no por quién era y eso le encantaba.—Gracias Carius, pero no quiero.—Todos comprendemos el enorme afecto que le tienes a tu compañero. Pero ¿crees que le gustaría verte aqu&iac
Dante miraba con sorpresa y confusión lo que su mano tocaba, y no podía creerque aquel monumento antiguo brillara.—Pero, ¿qué? —dijo atónito.—¿Cómo es posible? —entró, impactado y asustado por lo que sus ojos apreciaban.—¿No que sólo era un monumento antiguo? —dijo Dante, con ironía.—Te lo dije así porque no era información que tuviera importancia para ti. Pero, al parecer sí lo es.Dante reaccionó con molestia y golpeó el monumento.—¿De qué hablas? ¿Qué es este pedestal? —Dante estaba exaltado y asustado por lo que sucedía. Ninguno esperaba que hubiese alguna reacción de ese tipo. Las sorpresas que le abundaban, comenzaban a molestarle bastante. Dante devolvió su mirada al pedestal peculiar mientras permanecía b
—¡Eve! ¡Apúrate! ¡Estamos tarde para la reunión en Faris!Era mediodía en Viria. Ese día se desarrollaría una reunión muy importante para tratar un evento muy importante en la cultura de ambos reinos. Como era costumbre, anualmente, los agentes de Viria viajaban a Faris para organizarse con las relaciones públicas. Se trataba de un gran festival que se organizaba con dos meses de anticipación. Lo suficiente para que todo se llevara a cabo.—¡Eve! ¡¿Por qué duras tanto?!—¡Ya voy! —gritó enojada.Bajaba las últimas escaleras del edificio con una gruesa carpeta en sus manos. Traía puesto un vestido formal de color negro, su cabello blanco y ojos violetas resaltaban mucho con ese vestido. Ella era la tercera agente de las relaciones internas de Viria. Compartía el título ese año con dos co
Los basiliscos levantaban a Dante y lo mordían en todo su cuerpo, insertaban su veneno sin ninguna pizca de piedad. Mientras sus compañeros gritaban con terror e intentaban socorrerlo, los basiliscos continuaban con su festival del horror.—¡Tenemos que sacarlo de ahí! —gritó Rainer.—Maldita sea... —sollozó Eve, invadida por la desesperación. Lanzaban flechas, ráfagas de agua, pero los basiliscos no les permitían defender a Dante; eran numerosos y capaces de detener a los tres al mismo tiempo.Los segundos pasaban lentamente para Dante, sentía cada mordedura, cada golpe y el ardiente veneno que recorría su cuerpo; mientras su mente quedaba en blanco poco a poco.Cuando uno está a punto de fallecer, llega a tener un recuerdo rápido de toda su vida hasta ese instante, Dante experimentaba aquella sensación extraña que lo afer
Sonidos fuertes, gritos desgarradores y el espectro destructivo de un poder caótico, azotaban sin piedad los cimientos de Gilius. Todos los Ángeles corrían aterrados en busca de un escape, mientras Pandora; intentaba detener a un ser que amenazaba con destruirlo todo.—¡Dante! ¡No lo hagas! ¡Por favor! —gritó aquella Ángel. Implorándole a su pareja que se detuviera, estaba destruyéndolo todo.~~~~~~—¡Despierta! —gritaron Rainer y Eve.Dante se levantó en seguida y se asustó al ver que todo su cuerpo estaba envuelto por un espectro lleno de Oscuridad.—¿Qué sucedió? —preguntó aterrado.—Tu cuerpo empezó a emitir esa vibración única y el espectro apareció. Tu rostro parecía sufrir. ¿Qué soñaste? —preguntó Eve, preocupada