CAPÍTULO 34

El murmullo de voces agitadas a su alrededor obligó a Marco a salir de ese estado de sueño insoportable en que se encontraba.

Parecía que cuanto más luchaba por abrir los ojos, más se alargaba aquella pesadilla. Le dolía todo el cuerpo y sentía como si alguien hubiera cortado en dos su columna vertebral.

—Hay que llevarlo a un hospital de inmediato. —Marco apenas pudo identificar la voz de Abraham.

—Diría que las primeras horas son vitales… pero esas ya pasaron —respondió Carlo—. Lo que nos queda es trasladarlo con cuidado y lo antes posible.

—Bien, voy a decirle a Zolo que aliste todo para llevarlo hasta el barco.

—Gracias.

Los pasos se alejaron y Marco sintió una breve presión en su mano, una que lo dejó libre poco después.

—Carlo ¿no te preocupa todo el tiempo que ha estado inconsc

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