—Su señoría, sí, tenemos más testigos— dijo la fiscal con seguridad —me gustaría llamar al estrado a la señorita Vanessa Rinaldi— anunció.
La joven se colocó de pie, había un plan y lo seguirán hasta el final. Las miradas confundidas de los demás estaban viajando desde Vanessa hasta la fiscal y de regreso —¿Esto fue lo que ella hizo ayer? — se cuestionó Marcelo, aún incrédulo por la seguridad con la que ella se acercaba.
—Estamos hablando de numerosos crímenes— se dirigió el juez a Bianca —en el primer cargo de secuestro, serán quince años— sentenció. Vanessa mantenía la mirada fija sobre el juez y la vieja bruja, al escuchar una pena de quince años, sonrió de lado —por víctima— completó el juez. —lo que serían por las doscientas mujeres que fueron privadas de libertad, tres mil años de prisión, por el delito de secuestro.—Esa vieja se pudrirá en la mazmorra— murmuró Vanessa a oídos de Danna, la cual tomaba con fuerza las manos de su hermana.—Por los cargos de asesinato a «personas humanas potenciales» y veinte mujeres, se le condena a mil años de prisión, todo esto sin posibilidades de libertad condicional— el rostro de Bianca se tornó blanco a causa de la cantidad de a&ntild
—Si le seguimos la corriente ¿Crees que vayamos a quedar internados en un hospital? — Marcelo negó agitando su cabeza.—Lo peor que podría pasarnos sería estar tres metros bajo tierra— murmuró el mayor —deberíamos huir del plan de Kennedy por el bien de nuestras vidas. Si una nada más es peligrosa, ¿qué nos espera con las cuatro juntas? — se quejó.Dicho eso los gemelos emprendieron la huida en dirección a las muchachas, si ellas los veían cerca, sabrían que no tendrían nada que ver con la futura travesura de Kennedy. Era todo cuestión de supervivencia y no de cobardía.Un par de minutos habían pasado y el plan de las muchachas estaba listo para efectuarse, las menores estaban fuera de la piscina, ni locas querrían acercarse a aquellas arañas gigantes y peludas. Hablaban todos con tranquilidad ha
Unas dos semanas habían transcurrido y Vanessa se había decidido a regresar al campo, de hecho, ya estaban en camino. Aunque regresar al campo significaba que tendría que vivir lejos de su hermana. La relación entre Danna y Kennedy iba viento en popa, aunque ninguno de ellos se atrevía a admitirlo.Además de la pequeña Eleonor a la que Vanessa había prometido cuidar, unos escurridizos gemelos se le habían unido al viaje después de prometer que «trabajarían sin quejarse» cosa que ella sabía que no les duraría mucho, por lo menos a Paolo.El alegre ganso Paolo ya los estaba esperando a las afueras de su casa y Oliver, eh, bueno, digamos que tendrá que pasar un tiempo en prisión por ser llamado a testificar y no asistir. Los padres de Vanessa disfrutaban del tranquilo atardecer hasta que el ganso comenzó a graznar con fuerza al percibir que su
╔═══════ ≪ •❀• ≫ ═══════╗ Un año y medio más tarde╚═══════ ≪ •❀• ≫ ═══════╝Vanessa estaba observando entre los arbustos que se hallaban en medio de la montaña a unas personas paradas en la mitad de la autopista. —¿Segura que ellos son los que estaban robando información del gobierno? — cuestionó Vanessa mirando con detenimiento a Heather, la cual con firmeza asintió —increíble, son niños— abrió con notoriedad su boca en señal de asombro.—¿Cómo crees que algo así es posible? — rodó los ojos la mayor conteniendo su risa —está bien, es muy posible; pero en ese caso, son personas de edad promedio disfrazadas de niños pequeños, de esa manera no podrían atraparlos tan fácil.—Al parecer el mundo est&
Vanessa, era una chica de campo que vivía aún con sus padres. Claro que no vivía ahí de balde, cuidar de los animales era una de sus numerosas actividades diarias, ella amaba la tranquilidad que el campo le daba a pesar de estar todo el día persiguiendo gallinas y bañando cerdos.—¡Vanessa! — gritaba Danna para llamar la atención de su amiga la cual se encontraba lejos de ahí —¡Oye! — gritaba una vez más al notar que la mencionada no se percataba de su existencia, corrió en su dirección y llegó completamente exhausta.—Oh Danna, estás aquí— comentó con una sonrisa sin enterarse de las numerosas veces que su amiga la había llamado.—¡Claro que estoy aquí! ¿No ves que casi me muero? Ese ganso me persiguió otra vez— se dejó caer en el suelo.Vanessa se re&
Los planes de Vanessa eran comprar una casa sencilla y buscar algún empleo en el que su «fuerza bruta» fuese necesaria, por el lado opuesto, Dana planeaba comprar una mansión, renovar sus guardarropas y hacerse notar en la «Clase alta» Dos chicas diferentes con planes completamente opuestos. A Vanessa no le interesaba para nada ser el centro de atención y por esa misma razón había entablado una gran amistad con Danna la «opacadora» Danna se llevaba la atención mientras Vanessa era solo su amiga o acompañante.—¡No quiero esa casa! Es muy antigua, se nos puede caer encima— sentenció Danna desviando la mirada. Vanessa intentaba llegar a un acuerdo, pero eso era más que imposible.—¡¿Qué es lo que quieres hacer?! Llamar la atención así, únicamente nos traerá problemas— le dio la espalda a su amiga
—¡¿Vanessa?!— exclamó casi de un grito llamando la atención de una pareja a su lado. Con una sonrisa se disculpó y optó por esperar a que sus caminos se encontraran o su amiga la viera, era increíble, la chica que jamás estaría en ninguno de esos lugares y mucho menos desearía llamar la atención estaba delante de ella con una enorme sonrisa y costosas joyas. —Esta no es la Vanessa que conozco ¿Qué le sucedió? Será ella o… ¡Eso es! No había forma de que fuese su Vanessa la explicación más lógica era que solo llevaba su cara, era una persona completamente diferente a la Vanessa que ella conocía, porque no era Vanessa. Con esta revelación Danna decidió seguir con su feliz y afortunada noche, quizá saldría con algún pretendiente de ahí.• ────── ✾ ─────
—¡¿Qué?! Pero ¿Por qué? Serás el centro de atención del lugar y podrás pasar tiempo con este bello espécimen de hombre— aclaró Paolo intentando que Vanessa cambiara de opinión. —Como usted ha dicho, sería el centro de atención y tendría que pasar tiempo con usted, nos conocimos hace una hora y ya no lo soporto, agotó mi energía— aclaró Vanessa, a ella no le gustaba estar rodeada de personas, su energía social se agotaba muy fácil. Ermitaña, esa era la palabra que la podría definir en ese momento. —¿Ya no me soporta? — preguntó Paolo notablemente ofendido —si es por lo que pasó antes ¡Todo fue un malentendido! — intentó excusarse. Pero al ver que no obtenía ninguna reacción por parte de Vanessa intentó usar su lado «sentimental» para convencerla, era una chica así que, según Paolo, ella podría sentirse mal por su situación y aceptar. —Está bien, seré honesto c