La vida me ha entregado una oportunidad contigo y hoy la voy a aprovechar...
El juicio fue suspendido ese día por los acontecimientos dados, pero fue retomado una semana después y al testificar en contra de las dos mujeres malas, todo encajó en su lugar menos mi relación con Leila. En ese momento todo fue dicha y felicidad para ellos, pero para mí fue todo un infierno el que no me permitieran acercarme, Owen me explicó que su padre necesitaba tiempo con ella para recuperar el perdido y por esa razón se negaba a dejar que me viera y nadie le hacía frente.
Esperé cinco meses y medio para que se dieran su tiempo, esperé pacientemente para que disfrutaran el uno del otro hasta que mi paciencia expiró el día que ella, junto a su primo – que no me gusta para nada porque no es su familia – Antony se hallaban “solos” en una di
Eres y serás siempre lo que quiero anhelo y deseo, mi vida, el corazón que palpita en mi pecho, el alma que llena mi cuerpo, tu Leila Monserrat eres el cielo de mis días y el infierno de mis noches. Solo tú me haces feliz, solo tú fuiste capaz de cambiar mi vida por completo...Hasta que te encontré... Mi Alma Gemela. JS.Me desperezo en una cama que conozco perfectamente, levanto los brazos y me estiro como un felino disfrutando del dolor delicioso en el cuerpo y una satisfacción que solo me deja el sexo sórdido y salvaje que me da este hombre, el hombre que amo, el único en mi vida: Jonás Serrano.Repaso los acontecimientos de la noche anterior, Antony pretendiendo besarme ¡qué atrevido! yo defendiéndome y luego él, estrechándome entre sus brazos y dándome el bes
Leila Monserrat, una estudiante brillante hija de uno de los hombres más influyentes en la ciudad de Seattle, bella y con la alegría desbordante hasta que él la vio y se acercó.Un ser oscuro cubierto de secretos, cubierto de tinta e impregnado de una pasión enfermiza y autodestructiva que solo ella supo entender, pero su vida acabó en el momento que él se fue, la abandonó.Ahora su existencia se ahoga en el llanto y el delirio de volver a verlo, de tenerlo. Su piel lo anhela y su cuerpo sufre ante su ausencia. Pero él no está, huyó de ella.¿Empezará de nuevo?¿Dará un vuelco su vida sin el amor que se metió en su piel y que la desgarró?Nada aplaca su llanto, nada llena ese abismo que es su existencia, por su ausencia…
"Ni siquiera la muerte podrá separarme de ti, eres mi vida entera y si debo pelear en el infierno por regresar... no dudes que lo haré y estaremos juntos toda la eternidad. Somos Almas Gemelas". Jonás S.Mi garganta desgarrada por los gritos y el llanto duele como el infierno, los paramédicos intentan resucitarlo casi sin éxito. Siento que mi cuerpo se desvanece poco a poco, mi vida se va con él, con su último suspiro…Un mes después… —No puedes pasarte la vida encerrada Leila – las palabras de Alice llegan distrcionadas a mis oídos.Llevo este último mes sin salir y mi alma se hace pedazos cada vez que lo recuerdo. Es como si la tierra se lo hubiese tragado, no he sabido nada de él aunque sus padres se encuentran destrozados tambi&eacu
Nada es más difícil que estar sin ti… ni siquiera el dolor de mi pecho…—Sigo pensando que deberías desistir de esa idea, tío – el tono preocupado de Robert me hace dibujar una leve risa en los labios —. Por lo menos hasta que sepamos quien pus precio a tu cabeza giro para mirarlo a los ojos.—No sé quien me quiere muerto Rob, pero te aseguro que Liroy no fue – la seguridad de mi voz lo abruma y debo confesar que a mí también —, el que me quiere muerto es de mas arriba en la cadena y esto – señalo la herida aun fresca en mi pecho — no era para mí – me estremezco al pensarlo —. Esta bala era para Leila – sus ojos se abren y tira de su cabello.—¡Hay que joderse hermano! – camina alrededor de la estancia —¿Qui&e
Cuarenta y cinco días desde que lo arrancaron de mí, no solo se lo llevaron a él, sino que se llevaron mi aliento de vida… No estoy orgullosa de haberme cortado la muñeca, pero de algún modo – muy retorcido por cierto – me siento en paz conmigo misma al saber que llevo una herida en mi cuerpo igual que Jonás al recibir en su pecho la bala que llevaba mi nombre. Soy consciente del dolor de mis familiares y el trauma que supone para mi hermano haberme encontrada con la muñeca rota, la incisión fue bastante profunda por lo cual perdí mucha sangre, era de esperar que muriera, sin embargo la rapidez de sus movimientos y su precisión al administrarme los primeros auxilios me hace reflexionar en que le debo la vida.—¡Hola extraña! – me giro para quedarme absorta en el chico de veintidós a
No resistiría un día sabiendo que no estás en este mundo. No me dejes mi amor…Algo sucede, algo no está bien. Ya debería haber tenido respuesta de Leila y no me ha llegad nada, camino de un lado a otro esperando la llamada de James, me siento desesperado. José me dijo que se encontraba muy desmejorada, muy delgada porque es incapaz de probar bocado más de una vez en el día y eso n es buena señal, razón por la cual decidí escribirle para que supiese de mí y se animara a comer algo incluso, le envié unas bombas dulces rellenas de chocolate las que comíamos normalmente cuando nos encontrábamos – o las veces que lo hicimos – en mi ático, esos momentos vivirán en mis recuerdos para siempre porque después de esto dudo que todo vaya a ser igual para nosotros.— 
Daría mi vida por la tuya sin siquiera pensarlo, eres tan importante para mí que si solo tuviéramos para escoger vivir uno de los dos, serías tú la que yo salvaría…El traslado hacia el hospital pasó como la seda, Brennan decía la verdad en cuanto a que todo estaba cubierto. Viajamos como si estuviésemos solo en la carretera escoltados por los chicos de la comisaría. Sin embargo mi ansiedad hace del camino una eternidad, necesito llegar rápido antes que todo se complique… más.—Tranquilo compañero, ya estamos cerca – la voz calmada de Robert me saca un poco del nerviosismo.—¡Sí, gracias amigo mío! – aprieto su brazo.Detengo un sollozo furtivo que puja por escapar de mi garganta dolorida. Neces
Jamás estarás sola de nuevo, no estoy dispuesto a dejarte de nuevo, a dejarnos jamás… mi hermosa Leila…Mi padre tenía razón, esta no es mi Muñeca. Es un pequeño saco de huesos encima de una cama de hospital. Cierro los ojos y aprieto los puños para no gritar. El dolor en el estómago regresa aún más agresivo, doblo mi cuerpo reteniendo las rodillas de nuevo y gimo por el dolor no solo emocional sino también físico que me proporciona verla de ese modo. Siento la vista de todos sobre mí, pero los ignoro. Charles es muy amable en decirles que salgan para poder hablar con ella y ¿Cómo no? Llorar a mis anchas porque sé que en cualquier momento romperé en llanto, espero que no a gritos para evitar que se asuste, sin embargo es lo que me provoca: gritar, golpear… acabar con todo a mi paso. &