No resistiría un día sabiendo que no estás en este mundo. No me dejes mi amor…
Algo sucede, algo no está bien. Ya debería haber tenido respuesta de Leila y no me ha llegad nada, camino de un lado a otro esperando la llamada de James, me siento desesperado. José me dijo que se encontraba muy desmejorada, muy delgada porque es incapaz de probar bocado más de una vez en el día y eso n es buena señal, razón por la cual decidí escribirle para que supiese de mí y se animara a comer algo incluso, le envié unas bombas dulces rellenas de chocolate las que comíamos normalmente cuando nos encontrábamos – o las veces que lo hicimos – en mi ático, esos momentos vivirán en mis recuerdos para siempre porque después de esto dudo que todo vaya a ser igual para nosotros.
— ¿Nada aun Jonás? – niego con la cabeza.
— Jackie no me contesta tampoco, llamo a cada uno de los teléfonos que tengo de los chicos y nada tío, parece que todos han cambiado la tarjeta – asiento.
— Si, bueno. Yo lo sugerí y al parecer obedecieron todos ¡maldita sea! – golpeo la mesa con el puño.
— ¿Crees que sucede algo? – indaga en voz baja.
— ¡Estoy seguro de ello, tío! – alza las cejas interrogante —. Hace dos días envié un paquete para ella, dándole a entender que no la he abandonado – suspiro — esperaba respuesta anoche y mira hoy la hora que es, no sé nada. Ya me siento desesperado, pasa algo con Leila y es de gravedad – mis ojos se humedecen ante el pensamiento de que le haya sucedido algo malo.
— ¿Quieres que vaya y averigüe algo? – palmea mi hombro.
— Te lo agradecería en verdad Robert, ya el dolor de no poder verla me está matando para entonces… no saber de ella – mis ojos pican, pero me rehúso a dejar correr las lágrimas que amenazan con salir de ellos.
— Entonces déjamelo a mí, yo iré a ver a Jackie después de la visita a Adam Wesley – sonríe con confianza.
— ¡Gracias tío, de verdad no sé cómo pagarte esto! – le resta importancia con un movimiento de su mano derecha.
Mi teléfono suena y reconozco el número de inmediato: Liroy.
— Te envío la dirección por mensaje – hace una pausa para agregar: — ¡Demonio… lo quiero vivo! – sonrío de lado.
…
Nos encontramos frente a la bodega donde extraeremos el paquete, tres autos con efectivos policiales y dos con miembros de la pandilla se encuentran ubicados estratégicamente para no ser vistos. La reunión dura más de lo previsto ya que fue convocada a las tres de la tarde y dan las seis cuarenta y dos, nadie ha salido todavía de allí, no se escuchan ruidos, ni se percibe movimiento alguno.
— ¡Jonás eres blanco fácil, retírate! – escucho a Brennan por la radio —. Nosotros nos encargaremos, debes ir a la clínica de tu padre – arrugo la frente y miro a Robert.
— ¿Qué sucede Brennan? – no me voy a ir ahora que estamos cerca de desmantelar la maldita mafia…
— ¿Qué no escuchas nunca tío? ¡dije ahora! - su grito molesta mi oído y me cabrea.
— ¿Sabes que Swayer? ¡vete a la puta m****a! – grito de vuelta —. Me dices que pasa o no me muevo de aquí – gruñe.
— Hay una situación de riesgo y Leila se encuentra involucrada – es todo lo que dice y mi cabeza comienza a dar vueltas —, conduce hasta la intersección para cambiar de auto. Mis hombres te van a escoltar ya está todo cubierto, debes irte campeón, tu Muñeca te necesita – salgo a toda velocidad del sitio.
— ¡Eh tío cálmate, no sabes lo que sucede! – espeta Robert, tratando de que baje la velocidad.
— Ya escuche lo que tenía que saber – respondo a su comentario.
— ¡Pero muertos no le servimos a nadie! – bajo medianamente la velocidad al llegar hasta la intersección.
El vehículo se encuentra parqueado al lado del Lincoln negro propiedad de Brennan, pasa algo malo ¡lo sé! Leila está en peligro, de no ser así, no me prestaría su hijo menor. Salgo del auto con intención de llegar al parqueado cuando un dolor agudo se me presenta en el estómago y devuelvo todo el contenido. El pánico se presenta en forma de ácido estomacal, el que haya dicho que este tipo de dolor no es físico, se ha equivocado hasta el fondo porque no puedo moverme del lugar, así como tampoco puedo dejar de vomitar. Robert sostiene mi cuerpo por debajo de los brazos y dos hombres a quienes conozco perfectamente bajan del auto al instante.
— ¡Oye chico, maldita sea! ¿Qué pasa contigo? – escucho la voz de Randall, pero no puedo moverme, tiemblo como una hoja.
— Tiene un ataque de ansiedad, vamos a sentarlo aquí – reconozco las voces, sin embargo mis ojos se encuentran nublados.
— ¡Sube sus piernas y colócale la cabeza entre ellas antes que entre en shock! – Phil y Robert hacen lo que ordena Randall — ¡Vamos amigo, no me hagas esta m****a, no ahora cuando tu chica te necesita a su lado! – Leila, Leila, Leila, es lo único que mi mente reproduce.
Poco a poco voy recobrando la movilidad en el cuerpo, el entumecimiento de las manos ha cesado casi por completo y las náuseas también. Respiro profundo. Aun no puedo levantar la cabeza, pero considerando la situación, estoy bastante mejor.
— ¡Si jefe, una crisis de pánico! – escucho al mayor de los guardaespaldas hablar con Brennan Medina —. No lo podría decir, si usted no le ha dicho nada, dudo que lo sepa – es grave, lo siento en mi pecho ¡ese maldito dolor que no se va! —, es muy intuitivo y ella es su mujer. Sabe que sucede algo grave – lo sabía.
— ¿Qué pasa Randall? No me mientas, quiero saber – el sujeto gira sobresaltado — ¡habla! – mi tono es autoritario aunque mi voz temblorosa delata el temor que siento ante la respuesta.
— ¡Bien, jefe! – despide al interlocutor y respira profundo antes de hablar —. La pequeña Monserrat, tuvo un accidente en el baño y sufrió una contusión además de las catorce puntadas en el cráneo – mi mundo tambalea de nuevo.
No me di cuenta de que había salido del auto hasta caer en los brazos de Robert de nuevo, las palabras de Randall me golpearon de tal modo que perdí el equilibrio, mis lágrimas bañan su ropa y los gritos desgarran mi garganta. Me arrepiento de haberla dejado sola, no tengo perdón, necesito verla, mi corazón quiere explotar en el pecho por la tristeza que siento.
Solo ella me complementa, me edifica, así como tiene el poder para destruirme… solo ella.
Daría mi vida por la tuya sin siquiera pensarlo, eres tan importante para mí que si solo tuviéramos para escoger vivir uno de los dos, serías tú la que yo salvaría…El traslado hacia el hospital pasó como la seda, Brennan decía la verdad en cuanto a que todo estaba cubierto. Viajamos como si estuviésemos solo en la carretera escoltados por los chicos de la comisaría. Sin embargo mi ansiedad hace del camino una eternidad, necesito llegar rápido antes que todo se complique… más.—Tranquilo compañero, ya estamos cerca – la voz calmada de Robert me saca un poco del nerviosismo.—¡Sí, gracias amigo mío! – aprieto su brazo.Detengo un sollozo furtivo que puja por escapar de mi garganta dolorida. Neces
Jamás estarás sola de nuevo, no estoy dispuesto a dejarte de nuevo, a dejarnos jamás… mi hermosa Leila…Mi padre tenía razón, esta no es mi Muñeca. Es un pequeño saco de huesos encima de una cama de hospital. Cierro los ojos y aprieto los puños para no gritar. El dolor en el estómago regresa aún más agresivo, doblo mi cuerpo reteniendo las rodillas de nuevo y gimo por el dolor no solo emocional sino también físico que me proporciona verla de ese modo. Siento la vista de todos sobre mí, pero los ignoro. Charles es muy amable en decirles que salgan para poder hablar con ella y ¿Cómo no? Llorar a mis anchas porque sé que en cualquier momento romperé en llanto, espero que no a gritos para evitar que se asuste, sin embargo es lo que me provoca: gritar, golpear… acabar con todo a mi paso. &
Eres el único dolor que soportaría una eternidad, duele verte en ese estado. Al que yo te he llevado. Duele ver que me amas a pesar de todo, duele tanto que ya me agrada ese infinito dolor…Marco el número de Malcolm y espero a que responda, no me he percatado de la hora y son casi las tres de la mañana, entre mi lucha interna y el tiempo que llevaba despierto que ha sido unas cuarenta y ocho horas aproximadamente, estuve dormitando en el piso más tiempo del que debía.—¿Jonás? Espero que sea importante porque Lucy cree que estoy engañándola con alguna chica – sonrío porque ese desgraciado es homosexual.—¿Desde cuándo no vives con Lucy? – pregunto con sorna.—Desde hace cinco años, dime que sucede Campeón – suspiro entr
Tus enemigos son los míos, por esa razón siempre pelearé tus batallas, eres mi razón de vivir… J.S.Observo su hermoso rostro desfigurado por el dolor, se me escapa un fuerte sollozo cuando me percato de que su mano tiembla sobre el picaporte de la puerta. Entonces da dos pasos y cae de rodillas al pie de la cama llorando como un pequeño. Un dolor agudo atraviesa mi cuerpo, es lo mismo que él siente, culpa, arrepentimiento. Remordimientos. Debí ser más precavida en mis decisiones y no ponerlo a él en esta situación.—¡Jo… Jonás! – mi voz sale grave y rasposa —. Ven por… por… favor – levanta el rostro bañado en lágrimas, respira profundo tratando de tranquilizar su respiración.—¡Muñeca yo… perd&oacut
No dudes que preferiré sufrir tu dolor, no dudes que estaré contigo siempre, nunca dudes que te amaré eternamente…Leila esta tan aturdida por las palabras de su hermano que no puede moverse, acaricio sus ahora muy delgados brazos para darle calor y confortarla un poco, no voy a mentir; ante la información que le proporciona James en este momento yo también he expresado mis dudas porque ¡vamos, el puto viejo me envió a la cárcel! Eso no es cualquier cosa, de paso me acusó de violación cuando ni siquiera había tocado a su hija, bueno tal vez si un poco, pero no para hacer esa maldita acusación que llevó a mi muñeca a…¡Dios lo recuerdo y me enfurezco!Y ahora da la casualidad que el tío es un puto ángel y que todo lo hizo influenciado por la loca de Lara Monserrat – que
Estar a tu lado para mí es estar vivo, jamás te abandonaré de nuevo. No podría. En el momento que lo hice, parte de mí murió por dejarte y apenas la estoy recuperando… J.S.He tratado de conciliar el sueño y es imposible, Jonás se encuentra a mi lado, su aliento tibio choca con mi cuello proporcionándome una sensación de codicia y anhelo bastante conocida, en una sola palabra: quiero sexo. Giro para quedar de frente a su hermoso rostro, se lo ve cansado y ojeroso, pero igual de imponente, soberbio. Y sigue siendo mío.De repente una realidad avasalladora me invade: estoy horrible. Ayer cuando me levanté a asearme con la ayuda de Jackie y Alice, al ver mi reflejo en el espejo lloré casi a gritos por mi apariencia ¿Qué me hicieron? Mi piel ya no es pálida, es gris. Parezco un esqueleto ambulante, no soy ni siq
El dolor más grande me lo proporcionarías tú al decirme que no me amas. Sería fulminante, pero aun así, jamás me iría, siempre estaría ahí para ti… J.S.La estancia en la clínica se me hace eterna la verdad, Jonás no me deja sola en ningún momento salvo cuando tengo alguna revisión. Han pasado ya diez días desde que ingresé y los resultados a pesar de todo lo malo han sido bastante favorables. Mi posición de no irme al apartamento con mi novio sigue en pie, solo falta que se materialice y no me atrevo a decírselo es decir; no tengo claro si es por él o por mí, pero las palabras nunca salen de mi garganta. Salgo del baño con la toalla enrollada y él ingresa con una bolsa de comida, levanta la vista hacia mí repasándome como siempre, como si no pareciera un extraterrestre con la pie
La rabia es mi enemiga y siento que te estoy perdiendo ¡vuelve a mí por favor! Alivia este dolor… Llora de nuevo por mis palabras, ni es una declaración en vano; es lo que siento en realidad, ella es mi vida, mi razón de estar cuerdo en este maldit momento para no destrozar a quien la lastimó de esa manera. No puedo creer que haya querido terminarme, pero la entiendo en realidad, debe ser difícil para ella, sin embargo al sentir sus dudas no pude dejarla ir, es demasiado para mi corazón y a pesar de soy un egoísta de m****a, la amo desesperadamente y me niego a que me abandone. Estoy dispuesto a llevarme por delante a quien sea para que ella este bien. —¡Muñeca recuéstate conmigo, pensemos las cosas por favor! – mi cuerpo tiembla por el contacto, la deseo más de lo que puedo pensar —. Dime por qué lloras así, dime que te tiene así – se recuesta a mi pecho y solloza tan fuerte que las palabras no sa