Capítulo 59. Sentimientos depresivos.

Al día siguiente Samantha llegó al bar con una visible depresión. McGraw quiso animarla mostrándole más fotografías que había encontrado entre sus cosas del tiempo en que trabajaba con Eleonora, para incluirlas en la pared de recuerdos que pensaban diseñar, pero ella no se mostraba receptiva.

Él pronto comprendió su estado y la dejó sola. Samantha se había encerrado en su oficina a pensar, con la mirada fija en el trozo de cielo que se apreciaba por la ventana.

—Amiga, ¿qué te pasa? Me dicen que estás triste, pero yo vengo a alterar tus nervios de nuevo —comunicó Jenny al entrar.

Como Samantha se encontraba de espaldas a la puerta, la mujer tuvo que rodear el escritorio para poder estar frente a ella. Al ver los ojos hinchados por el llanto de su amiga se angustió.

—¿Qué pasó? —dijo arrodillándose frente a ella.

—Comprobé que soy una miserable que nunca debió de haber nacido.

Sus palabras angustiaron a Jenny.

—¡¿Por qué dices eso?!

—Soy un error que lo único que hace es dejar problema
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