Jacob y Vladimir se encuentran cara a cara, ¿se tratarán con cordialidad o tendrán una charla ultra violeta?
Dormirse con dolor de cabeza y despertarse igual era como no haber descansado, así bajó Isabella las escaleras y casi se cayó al llegar a la sala. Un huracán había pasado y arrasado con todo, ni los sillones estaban en su lugar.Oyó ruido en la cocina y fue hacia allá.—¡¿Qué haces tú aquí, Jacob?!—Limpio.Él dejó la pala y la escoba que cargaba y volteó a verla. Tenía el labio partido y un ojo morado.Isabella retrocedió.—¿Dónde está Vladimir? ¡¿Qué pasó?!—Lo que iba a pasar tarde o temprano, Isabella, nos peleamos por ti. ¿Adivina quién ganó?Horror, eso sintió ella. Las vibras que le transmitía Jacob, con la camiseta toda salpicada de sangre, elevaron sus alertas a nivel nuclear. Ya no era el tipo divertido y seductor, este Jacob no la entretenía ni la calentaba en lo absoluto, sino todo lo contrario.—¡¿Enloqueciste?!—¡Sí! ¡Y que se alegre ese infeliz de que sigue vivo!—¡Basta! Entre tú y yo no hay nada, no tienes derecho de hacer algo así. Qué manera de equivocarme contigo, r
Encerrada en su casa, así estaba Isabella. "¿Con qué pobre ignorante crees que estás tratando, cerdo asqueroso? Si quieres que me vaya de MI casa, tráeme una orden de desalojo. Hasta entonces, ni se te ocurra aparecer frente a mí o te denunciaré por acoso". Dicho aquello, Vladimir se fue con el rabo entre las patas. Y ahora temía verlo aparecer en cualquier momento con la dichosa orden. Qué situación tan angustiante era en la que estaba, ya sin el control de nada, acorralada. Y todo por culpa de Oliver, ojalá y el infeliz no volviera a tener una erección decente en toda su vida. Ya había hablado con George, que intentaría interponer un recurso de protección a la vez que acusaban a Vladimir de extorsión. Llamó a Tom.—Quiero que investigues a alguien más, lo de Erick Johnson no nos ha llevado a nada. Se trata de Vladimir Hertz.—¿Qué te hace sospechar que pudo hacerle algo a tu hija?—Nada, no está relacionado con Matilde. Quiero que busques cualquier cosa para hundirlo, denuncias p
—Mary tenía razón, alguien me hizo mal de ojo o alguna brujería por el estilo, no tengo otra explicación.En el bar del hostal Swizz, Isabella bebía un vaso de whisky. La ropa que llevaba puesta y el contenido de su bolso eran las únicas pertenencias que tenía, todo lo demás se había quedado dentro de la casa."Él podrá ser el nuevo dueño de la casa, pero no de lo que está en su interior, así que no te preocupes, tus cosas están a salvo, la ley las protege", le había dicho George.Isabella confiaba cada vez menos en la ley, el mundo jamás había sido tan injusto para ella como lo era ahora, que literalmente lo había perdido todo.—Toma lo que necesites, todo lo que tengo está a tu disposición. —Jacob ya se había dado su baño y tomado sus analgésicos. Apenas se mantenía en pie—. Me gustaría acompañarte... eres bienvenida en mi cama si gustas.—Descansa, Jacob.Ella siguió bebiendo, pensando en sus aciertos y errores, en el camino que con tanta confianza había transitado y que la había ll
Por la mañana, la habitación seguía a oscuras, las gruesas cortinas se encargaban de dar un ambiente de noche eterna, porque era ese el momento en que los secretos encontraban la puerta abierta y salían a dar paseos. Había cosas tan indebidas y reprobables que sólo podían hacerse de noche, porque ni siquiera quienes las ejecutaban deseaban mirarse haciéndolas. Y al amanecer, los secretos volvían a su escondite y la puerta se cerraba, los hombres seguían siendo intachables caballeros y las mujeres honradas damas. Había unas cuerdas junto a la cama y una fusta también. Lencería desgarrada, preservativos usados, evidencias de una noche agitada. La cama no estaba vacía, él venía recién despertando; ella seguía esposada al respaldo de la cama. Tenía los brazos entumecidos, eso era lo mínimo que se merecía por haber sido una niña mala. —¿Ya se terminó el juego? No siento las manos.—Esto está recién empezando. Y nadie te dio permiso para hablar, yo te avisaré cuándo y para qué usar la boca
—¡¿Por qué no me avisaste de inmediato?! ¡¿Cuál es tu problema?! —esas fueron las preguntas que Isabella le gritó en la cara a Jacob al saber de la llamada de Tom.No le dio tiempo de explicarse porque llamó de inmediato al detective. Una luz de esperanza se había encendido con la llamada de su hija y ahora tal vez por fin se abriría una puerta para encontrarla.—Te llamé por el último encargo, Vladimir Hertz.—Ah, era eso. ¿Qué averiguaste? —El tipo tiene un historial intachable, sin multas de tránsito, paga sus impuestos, sus empleados lo adoran, pero esa no es nada más que una fachada.—Claro, ya dejó ver su verdadera cara.—Tiene una doble vida, la del empresario y filántropo que es un ejemplo de rectitud y honradez y la del hedonista que no escatima en gastos para poder llevar a cabo sus "pasatiempos". —¿Y cuáles serían esos pasatiempos?—Frecuenta clubes donde se practica el sadomasoquismo, tengo un contacto que se maneja en ese mundo y Hertz no es un novato en el tema.—Eso no
En medio de la bruma que le humedecía los sesos a Isabella, un brillante recuerdo lo iluminó todo con su esplendor.Durante una cena en casa de sus suegros y aburrida de la charla de Oliver con sus parientes, salió a ver a Matilde, que jugaba en el jardín. La niña, de cinco años, estaba tirada en el pasto, cerca de la pileta.—¡Matilde! ¡Matilde, hija! —la sacudió, la niña no reaccionaba—. ¡Ayuda! Una risita le devolvió el alma al cuerpo. Matilde había abierto los ojos y se reía de ella y del espantoso horror que le había causado.—¿Por qué hiciste eso? No es gracioso, hija.—Estoy aburrida, te dije que no quería venir.Isabella se dejó caer en el pasto también, todo el cuerpo le temblaba. Tenía unas ganas terribles de llorar, pero se alegró de que todo fuera una broma, por muy de mal gusto que le pareciera.—Mami, ¿los pájaros pueden llegar a las estrellas?Matilde miraba el inmenso cielo estrellado que se desplegaba majestuoso sobre ellas.—No, cariño, no vuelan tan alto.—¿Y las av
Levantar el hervidor fue una tarea monumental para alguien con una clavícula rota y varios dedos esguinsados, pero Jacob logró llegar con la bandeja a la habitación. Eran pasadas las tres de la tarde, Isabella había llegado directo a la ducha y luego se había metido a la cama, donde seguía encogida y en silencio. —¿Podemos hablar?Ella negó, pero se sentó y recibió lo que él le había llevado. Creyó que era café, pero resultó ser chocolate caliente. —Esto es para niños, necesito algo fuerte.—Nada de alcohol ni cafeína. Acepta la tibieza y dulzura de mi chocolate, es como un abrazo. Ella le sonrió y bebió un sorbo, estaba bueno. Tras unos cuantos volvió a hablar.—La policía detuvo a Vladimir y hablé con él. No le daré dignidad a sus palabras repitiendo lo que me dijo, fue la conversación más repugnante que he tenido en mi vida, es un hombre asqueroso y arrastró a mi hija a sus asquerosidades. Y tenía a otra chica con él, Jacob, el muy degenerado se va a hundir, se va a pudrir en la
—El médico dijo que estoy sanando muy rápido, yo le dije que el mérito es de mi enfermera. —Me gustaría merecer el crédito, pero en las actuales condiciones tú haces más por mí de lo que yo hago por ti. —Eso no es del todo cierto, Isabella. Tu compañía es muy valiosa para mí. Además, mi imposibilidad para follar ha permitido que nos conozcamos más allá de lo carnal, pero ya estoy listo para volver a la acción. Dicen que los orgasmos ayudan a sanar más rápido.—Y también son buenos antidepresivos. Habrá que darnos terapia al llegar a tu casa. El sexy coqueteo continuó con un beso de Jacob. Hasta ahora no se habían besado en público, ella lo consideraba de mal gusto, la gente podía esperarse a estar en un lugar privado en vez de exhibir su intimidad de manera tan vulgar, pero ahora comprendía que era sólo por falta de ganas. Un beso de Jacob sabía bien en cualquier momento y no iba a reprimir el deseo de dárselos o recibirlos. Las puertas del ascensor se abrieron. —¡¡ISABELLA!! El