"K, estoy enamorado de ti"
Fueron solo cinco palabras, cinco palabras que me dejaron frío, un poco nervioso. No pude contestar nada, solo presioné una vez más mi mano con la suya y lo miré.Sonreí a la nada mientras veía como Cameron manejaba rumbo al estacionamiento. Entre el edificio sintiéndome más cálido, un poco más ligero y feliz. Subí al ascensor directo al departamento, mientras cargaba mi mochila en el hombro. El pasillo estaba en silencio, podía escuchar el leve murmullo de una televisión encendida que venía de alguno de los departamentos contiguos, presioné el código de acceso a la casa de Cameron y la puerta se abrió con un suave clic. Aspiré el suave aroma a hojas de té y café que se mezclaban en el ambiente de la estancia, bajé la mochila del hombro y la dejé sobre el suelo, me quité los za¿Mi nombre? ¿Mi nombre?Mi nombre…Realmente no tiene relevancia. Si te lo dijera lo estarías olvidando pasadas unas horas y en unos días ni siquiera sabrías con que letra empezaba o como sonaba.Así que, no es relevante. No podría decirlo incluso si me mataras.Pero te diré que, me han llamado de muchas otras formas, quizá a ti también te sirva alguna de ellas, por ejemplo: Asqueroso. Imbécil. Estúpido. Hijo de puta. Maldito enfermo. Idiota. Psicópata. Monstruo. Loco. Demente. Sucio.Cualquiera de estos nombres podría serte útil, elige el que más te guste pues al final lo terminaras empleando conmigo tarde o temprano, además que, es más sencillo que darte un nombre, ¿no? Estos jamás escaparán de tu cabeza aun cuando lo desees. Son nombres que se qu
—¿Cuál es tu nombre? — preguntó, me senté sobre las sábanas revueltas de aquel hotel; mi cuerpo se sintió débil por algunos segundos; desaté la venda de mis ojos lentamente de espaldas al hombre que estaba conmigo en esa habitación, él no necesitaba ver mi rostro otra vez de todas formas.Guardé silencio.Miré mi cuerpo, podía ver y ser consciente de las marcas que sus manos y sus dientes habían dejado sobre mi piel, había algo de sangre en mis muslos y un regusto amargo en mi boca, tragué, mi garganta ardía.—¿No me has oído? pregunté, cuál es tu nombre — su voz ronca llenó la estancia, un escalofríos recorrió mi columna vertebral, sus manos tocaron mis hombros apretándolos con fuerza, eran ásperas en comparación a c&oacu
El agua fría cayó directamente sobre mi espalda, cerré los ojos y me concentré en el sonido del agua fluyendo por mi cuerpo hacía el suelo de la ducha y a la alcantarilla. Traté de no pensar en nada más, ya había tenido suficiente intentando dibujar durante toda la madrugada aquel par de manos del tipo del tren.Cerré el agua de la ducha y tomé la toalla que había dejado sobre el lavamanos, cubrí mi cintura con ella y me miré al espejo, las ojeras de un tenue color púrpura enmarcando mi rostro dándole un toque algo siniestro, mi cabello oscuro y algo largo cayó sobre mis ojos, esos ojos que siempre me devolvían la mirada un poco más asqueados que el día anterior. Sonreí, pero esa sonrisa jamás llegó a esos ojos azul prusia. Le di un puñetazo a esa imagen, el espejo tembló y un par de grietas
Tan delicioso... Pero tan insoportable.Las manos de Adam tomaron con fuerza mi cintura, podía sentir cómo sus dedos se clavaban en mi piel y como sus caderas chocaban insistentemente contra mis muslos, entrando y saliendo de mí con fuerza, apreté aún más las sábanas de la cama contra mis puños.La venda roja estaba empapada de lágrimas, recuerdo que lo primero que hizo fue besarme con demasiada urgencia y luego tirarme a la cama mientras se desvestía, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que empezamos con aquello, simplemente había llorado más de una vez y mi cuerpo comenzaba a sentirse agotado a medida que los minutos pasaban, pero no parecía como si fuera a detenerse pronto o quizá sí.Susurro algo que no logré descifrar, su cuerpo se tensó por tercera vez aquella noche y un suspiro aco
Corrí.Y seguí corriendo.No sabía cuánto tiempo llevaba haciéndolo o si era el camino correcto para poder llegar a la estación del tren, simplemente tenía que escapar de ese estúpido tipo.Me detuve un momento para recobrar el aliento, las lámparas de la calle iluminaban la acera con una luz amarillenta algo sucia, las motas de polvo se arremolinaban alrededor.Escupí un poco de sangre que se había estado acumulando en mi boca hacía demasiado tiempo. Tomé aire y seguí corriendo.Todo había pasado demasiado rápido, recuerdo haberlo golpeado y él golpeándome de vuelta y luego solo un par de imágenes yendo y viniendo en mi cabeza donde fui golpeado y pateado por aquel sujeto. Después estaba corriendo sin parar, escapando con pris
Mis ojos no podían apartarse de ese par de manos que por días me habían torturado. Sonreí y el par de ojos cafés dejaron la ventana y evaluaron mi rostro con serenidad. Desee tener una maldita tarjeta esa noche, sin embargo, no tenía nada.La mancha de tinta y la forma en que sus venas recorren el dorso de su mano como a un mapa se había quedado impreso en mis pupilas y sabía que esas imágenes jamás me dejarían tranquilo de nuevo.Pensé en levantarme y hablar con él, pero los recuerdos de aquella noche con ese sujeto, Adam, se habían quedado conmigo, aún podía verme a mí mismo corriendo por las calles oscuras tratando de escapar y el dolor que esos golpes me hab&i
Su olor a cigarrillos y su voz ronca.Sus manos temblorosas acariciando mi cuerpo… Sus labios sobre los míos y su voz susurrando mi nombre en la tranquilidad de la noche.❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁Desperté.Y por primera vez en mucho tiempo me sentí solo en aquella habitación.Sentí como mi corazón se rompía una vez más mientras recordaba su voz llamándome mientras sus manos recorrían con paciencia mi cuerpo, como sus labios delgados arrancaban suspiros a los míos y como mis ojos se llenaban de lágrimas cuando él decía que me amaba.Pero él se había marchado.Él me había botado.Sin más se había ido dejando un vacío demasiado frío
—Adam…—Es curioso ver como escapas de mí cada vez que me ves — susurro, sus manos que antes estaban dentro de sus bolsillos rozaron suavemente mi rostro, retrocedí un paso. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.—¿Qué es lo que quieres? — mi voz sonó demasiado baja, demasiado nerviosa, solo deseaba correr.—Verte, por supuesto. ¿Crees que iría a un lugar como ese si no deseara verte? En fin, no sabía que te prostituyes para vivir, realmente pensé que podrías ser alguien un poco decente. Aunque no se ni siquiera porque lo llegué a pensar cuando te acuestas con desconocidos que ves en el tren.—Si lo sabes ahora, porque rayos no me dejas en paz entonces.—Bueno esa noche recibiste demasiado de mi parte, así que, es mi turno ¿no lo