¿Mi nombre? ¿Mi nombre?
Mi nombre…
Realmente no tiene relevancia. Si te lo dijera lo estarías olvidando pasadas unas horas y en unos días ni siquiera sabrías con que letra empezaba o como sonaba.
Así que, no es relevante. No podría decirlo incluso si me mataras.
Pero te diré que, me han llamado de muchas otras formas, quizá a ti también te sirva alguna de ellas, por ejemplo: Asqueroso. Imbécil. Estúpido. Hijo de puta. Maldito enfermo. Idiota. Psicópata. Monstruo. Loco. Demente. Sucio.
Cualquiera de estos nombres podría serte útil, elige el que más te guste pues al final lo terminaras empleando conmigo tarde o temprano, además que, es más sencillo que darte un nombre, ¿no? Estos jamás escaparán de tu cabeza aun cuando lo desees. Son nombres que se quedarán contigo en las noches largas o cuando pienses en algo malo en algo podrido, entonces, puedes llamarme así.
De cualquier manera, si aún con ellos deseas que de verdad te dé un nombre por el cual llamarme, te aconsejaría que lo dejaras por la paz, no te lo diré de ninguna manera. Ya te lo he dicho, incluso si llegaras a matarme, no te diría mi nombre, ese es el único secreto que tengo conmigo, lo único que me pertenece ahora y necesito que siga siendo de esa manera.
Si aun así y con todo lo que te he dicho hasta ahora aun sientes curiosidad por el maldito nombre, entonces, te diré que puedes llamarme “K”. Es sencillo. Fácil de recordar para todos y creo que nos sentiremos más cómodos con una letra que podría significar muchas cosas.
En fin, ahí lo tienes, “K”, será mi nombre durante el tiempo que me tome contarte la historia que traigo entre manos.
¡Genial, soy K, es un placer conocerte! No te preocupes, no me interesa saber tu nombre, si deseas decirlo simplemente te ignoraré. Los nombres en ocasiones son importantes, debes mantenerlos contigo más que cualquier otra cosa.
¡Ah! ¿Por qué voy a contarte una historia? Bueno, es simple, necesito evidencia de todo lo que sucedió y de que fue real. Que yo sigo siendo real. Y que mi locura no es solo una simple estupidez. No…
Probablemente creas que es una tontería, pero, está bien, sinceramente no me importa mucho lo que pienses o tengas que decir al respecto.
¿Cómo me veo? Ja, ja, ja, eres bastante gracioso. Pero, ¿por qué debería decírtelo? En algún momento dentro de la historia lo sabrás y lo tendrás claro, ¿no? Mmm… ¿no estás convencido? Digamos que, no luzco mal, si lo hiciera no tendría sentido lo que hago y con quien lo hago. ¿No crees?
Mmm… ¿Sigo sin convencerte? Bien, eres bastante persistente y algo arrogante, me agradas.
Hasta este momento intento creer que has deducido que soy un hombre, ¿joven, mediana edad, mayor? No sé cómo podríamos catalogarlo, pero justamente al día de hoy tengo 26 años. ¿Te sorprendió que por fin te diera una respuesta concreta? Sí… a mí también, es extraño.
Te diré que no tengo rasgos realmente característicos; ojos azules, cabello negro. Ordinario si me lo preguntas. Entonces, ¿he apaciguado tu duda al respecto a mi apariencia? ¿No? Bien, tampoco me importa en realidad, solo estoy tratando de que esta estúpida carta sea un poco más larga antes de empezar.
¿Cómo es mi actitud? Veamos... Mmm… no vas a creerlo, pero soy alguien bastante reservado y callado. Al igual que tú, querido amigo, me impresiono a mí mismo cada vez que esas palabras salen de mi boca. Como sea, soy alguien muy tímido, aunque no demasiado pues sino no tendría sentido estar aquí para contarte todo esto.
Tocando ese tema, creo entonces que eres muy curioso en general, porque aún sigues aquí a pesar de todo lo que he dicho. No te culpo. También tengo curiosidad por cómo voy a contarte esta historia.
¿Cuándo empezaré la historia? Ja, ja, ja. Cuando yo quiera, simplemente debes ser paciente y quédate a mi lado no vas a arrepentirte, al menos, pasaremos un rato agradable, bueno, es lo que espero.
¿De qué va la historia?
Sobre mí.
Sobre cómo no voy a decir mi nombre.
Sobre el chico que conocí y cambio una parte de mí y como lo odio por eso.
Sobre mi estilo de vida.
Así que, quédate quieto y escucha.
Con amor “K”.
—¿Cuál es tu nombre? — preguntó, me senté sobre las sábanas revueltas de aquel hotel; mi cuerpo se sintió débil por algunos segundos; desaté la venda de mis ojos lentamente de espaldas al hombre que estaba conmigo en esa habitación, él no necesitaba ver mi rostro otra vez de todas formas.Guardé silencio.Miré mi cuerpo, podía ver y ser consciente de las marcas que sus manos y sus dientes habían dejado sobre mi piel, había algo de sangre en mis muslos y un regusto amargo en mi boca, tragué, mi garganta ardía.—¿No me has oído? pregunté, cuál es tu nombre — su voz ronca llenó la estancia, un escalofríos recorrió mi columna vertebral, sus manos tocaron mis hombros apretándolos con fuerza, eran ásperas en comparación a c&oacu
El agua fría cayó directamente sobre mi espalda, cerré los ojos y me concentré en el sonido del agua fluyendo por mi cuerpo hacía el suelo de la ducha y a la alcantarilla. Traté de no pensar en nada más, ya había tenido suficiente intentando dibujar durante toda la madrugada aquel par de manos del tipo del tren.Cerré el agua de la ducha y tomé la toalla que había dejado sobre el lavamanos, cubrí mi cintura con ella y me miré al espejo, las ojeras de un tenue color púrpura enmarcando mi rostro dándole un toque algo siniestro, mi cabello oscuro y algo largo cayó sobre mis ojos, esos ojos que siempre me devolvían la mirada un poco más asqueados que el día anterior. Sonreí, pero esa sonrisa jamás llegó a esos ojos azul prusia. Le di un puñetazo a esa imagen, el espejo tembló y un par de grietas
Tan delicioso... Pero tan insoportable.Las manos de Adam tomaron con fuerza mi cintura, podía sentir cómo sus dedos se clavaban en mi piel y como sus caderas chocaban insistentemente contra mis muslos, entrando y saliendo de mí con fuerza, apreté aún más las sábanas de la cama contra mis puños.La venda roja estaba empapada de lágrimas, recuerdo que lo primero que hizo fue besarme con demasiada urgencia y luego tirarme a la cama mientras se desvestía, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que empezamos con aquello, simplemente había llorado más de una vez y mi cuerpo comenzaba a sentirse agotado a medida que los minutos pasaban, pero no parecía como si fuera a detenerse pronto o quizá sí.Susurro algo que no logré descifrar, su cuerpo se tensó por tercera vez aquella noche y un suspiro aco
Corrí.Y seguí corriendo.No sabía cuánto tiempo llevaba haciéndolo o si era el camino correcto para poder llegar a la estación del tren, simplemente tenía que escapar de ese estúpido tipo.Me detuve un momento para recobrar el aliento, las lámparas de la calle iluminaban la acera con una luz amarillenta algo sucia, las motas de polvo se arremolinaban alrededor.Escupí un poco de sangre que se había estado acumulando en mi boca hacía demasiado tiempo. Tomé aire y seguí corriendo.Todo había pasado demasiado rápido, recuerdo haberlo golpeado y él golpeándome de vuelta y luego solo un par de imágenes yendo y viniendo en mi cabeza donde fui golpeado y pateado por aquel sujeto. Después estaba corriendo sin parar, escapando con pris
Mis ojos no podían apartarse de ese par de manos que por días me habían torturado. Sonreí y el par de ojos cafés dejaron la ventana y evaluaron mi rostro con serenidad. Desee tener una maldita tarjeta esa noche, sin embargo, no tenía nada.La mancha de tinta y la forma en que sus venas recorren el dorso de su mano como a un mapa se había quedado impreso en mis pupilas y sabía que esas imágenes jamás me dejarían tranquilo de nuevo.Pensé en levantarme y hablar con él, pero los recuerdos de aquella noche con ese sujeto, Adam, se habían quedado conmigo, aún podía verme a mí mismo corriendo por las calles oscuras tratando de escapar y el dolor que esos golpes me hab&i
Su olor a cigarrillos y su voz ronca.Sus manos temblorosas acariciando mi cuerpo… Sus labios sobre los míos y su voz susurrando mi nombre en la tranquilidad de la noche.❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁Desperté.Y por primera vez en mucho tiempo me sentí solo en aquella habitación.Sentí como mi corazón se rompía una vez más mientras recordaba su voz llamándome mientras sus manos recorrían con paciencia mi cuerpo, como sus labios delgados arrancaban suspiros a los míos y como mis ojos se llenaban de lágrimas cuando él decía que me amaba.Pero él se había marchado.Él me había botado.Sin más se había ido dejando un vacío demasiado frío
—Adam…—Es curioso ver como escapas de mí cada vez que me ves — susurro, sus manos que antes estaban dentro de sus bolsillos rozaron suavemente mi rostro, retrocedí un paso. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.—¿Qué es lo que quieres? — mi voz sonó demasiado baja, demasiado nerviosa, solo deseaba correr.—Verte, por supuesto. ¿Crees que iría a un lugar como ese si no deseara verte? En fin, no sabía que te prostituyes para vivir, realmente pensé que podrías ser alguien un poco decente. Aunque no se ni siquiera porque lo llegué a pensar cuando te acuestas con desconocidos que ves en el tren.—Si lo sabes ahora, porque rayos no me dejas en paz entonces.—Bueno esa noche recibiste demasiado de mi parte, así que, es mi turno ¿no lo
—Tócame — susurre, Cameron sonrió.Sus dedos recorrieron mis mejillas apartando las lágrimas que aún continuaban cayendo por ellas, su sonrisa vaciló un segundo, pero se mantuvo firme al final.Tomó mi mano y me atrajo a su cuerpo, olía a lluvia y a menta, inhale profundamente tratando de calmarme y grabar su aroma en mi memoria.—¿Vas a decirme qué fue lo que pasó? — pregunto de nuevo, sus labios se pegaron a mi cabello y me sostuvo durante lo que pareció una vida entre sus brazos tratando de hacerme sentir mejor, no tan estúpido, un poco menos cobarde.Pero me sentía justo así, un estúpido aferrándose a otra persona que no conocía que podría ser incluso peor que Adam.Ya no importaba, nada de esto importaba ya. Quería sentirme bien,