—Tócame — susurre, Cameron sonrió.
Sus dedos recorrieron mis mejillas apartando las lágrimas que aún continuaban cayendo por ellas, su sonrisa vaciló un segundo, pero se mantuvo firme al final.
Tomó mi mano y me atrajo a su cuerpo, olía a lluvia y a menta, inhale profundamente tratando de calmarme y grabar su aroma en mi memoria.
—¿Vas a decirme qué fue lo que pasó? — pregunto de nuevo, sus labios se pegaron a mi cabello y me sostuvo durante lo que pareció una vida entre sus brazos tratando de hacerme sentir mejor, no tan estúpido, un poco menos cobarde.
Pero me sentía justo así, un estúpido aferrándose a otra persona que no conocía que podría ser incluso peor que Adam.
Ya no importaba, nada de esto importaba ya. Quería sentirme bien,
—Entonces, K, he estado pensando mucho en algo que dijiste ayer, así que voy a preguntarlo ahora... ¿tú aún quieres que te toque? — sonreí una sonrisa bastante tensa mientras me acercaba hasta donde él se encontraba, su tono había sido demasiado serio como para estar bromeando, sin embargo, algo en él me hacía dudar, algo en la forma de mirarme y de hablar me decía que corriera.—Lo lamento, yo… Solo…—Ah, está bien, realmente no pensé que lo dijeras en serio — la seriedad de su rostro se volvió incomodidad, dejó la taza sobre la barra y me dio la espalda, cuando volteo de nuevo sostenía un vaso de agua y una caja de medicamento.—El médico me dijo que tomaras esto cuando despertaras, son analgésicos — me acerqué a él y tom&eacu
Mina murmuró algo que fui incapaz de entender gracias a esos ojos cafés que me miraban desde el otro lado del pasillo; mis uñas se clavaron en las palmas de mis manos cuando vi a la chica de antes, su cabello cobrizo recogido en un moño flojo y sus uñas ahora de un color rosa chillón que me molestó casi de inmediato. Vi cómo tomó la mano de Cameron por encima de la mesa, sus ojos se apartaron de mí entonces y miró a la chica con una sonrisa tranquila en los labios.Lance una maldición con los dientes aprietas, Mina elevó una ceja, pero estaba más ocupado en encender otro cigarrillo y su segunda taza de café que en mí, lo dejó pasar.La chica besó la barbilla de Cameron, mis manos temblaron, ¿realmente me estaba sintiendo celoso? ¿En verdad me había enamorado de alguien como él? ¿Era posible siquiera? La &
Cameron tomó mi mano con la suya y me hizo detenerme, me quedé ahí de pie mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas sin razón. Ninguno de los dos dijo nada más por un largo momento, solo estuvimos ahí, con nuestras manos entrelazadas en un silencio que se escapaba y gritaba con fuerza.—¿K? — cuando por fin lo escuche llamarme de nuevo, las lágrimas en mis mejillas habían desaparecido, sin embargo, aun dolía, su voz, todo, dolía.—Yo… Solo deja que me vaya.—¿Tienes miedo de mí? — preguntó, su mano se deslizó de la mía, un vacío quedó ahí donde se unía con mi propia mano.No dije nada.—¿Qué es lo que sucede?—¿Qué es lo que quieres de mí? Nos conocimos por casualidad en el tre
—Shh… Hey, está bien — sus labios recorrieron los míos con suavidad, demasiado nerviosos, pero a la vez tan firmes que asustaba.—Cameron... — su nombre salió en gemido tembloroso, su risa invadió la habitación, su aroma a menta y tinta se quedaron en mi nariz.—No digas nada, todo va a estar bien, te lo prometo — sus labios se quedaron un momento más sobre los míos, sabía tan bien, él era tan cálido, tan malditamente familiar que me sentía mareado. Sus manos estaban debajo de mi jersey gris, sus dedos largos y su suave palma acariciaban mi piel con deseo, un gemido más alto escapó de mis labios, sus dientes me mordieron con suavidad mientras se alejaba un poco de mí para verme.—¿Quieres que vaya más despacio? — pregunto, tomo mi mano y besó suavemente la parte interna de mi mu&
Hye.Hye, era la mejor persona del mundo para mí.Ella era todo lo que tenía, lo que necesitaba conmigo. Fue mi amiga, mi compañera, mi amante, el amor de mi vida, mi prometida, mi guía en las noches oscuras.La amé más que a mí mismo o mi propia vida.Ella era simple y hermosa.Cuando no pude ver más su cabello negro y sus ojos azules, cuando su cálido aroma se alejó de mí y su sonrisa dejo de brillas para mí, todo se rompió.Comencé a ahogarme en lo profundo de un lago de mi propia tristeza.Todo lo que alguna vez tuve se escapó de pronto de mis manos y solo estaba Leah para ver y tratar de recoger los pedazos que quedaron de mí, así que, como un idiota me aferré a ella, a su manera despreocupada de qu
Su risa.La forma en que sus manos recorrieron mi cuerpo con ternura, como si sostuviera algo realmente valioso y frágil.Su voz susurrando en mi oído palabras que era incapaz de creer en la oscuridad de su habitación; sus labios y su lengua trazando pequeños caminos en mi piel pálida que eran imposibles de borrar ahora.Él.La manera delicada en que me tomó entre sus brazos aun cuando yo tenía demasiado miedo de cometer un error.Ya no quería pensar de nuevo en todo lo que pasó esa noche, solo quería dormir y sentirme diferente, menos perdido, menos absurdo.El agua de la tina se había enfriado hacia horas, afuera aún podía escuchar las gotas de lluvia cayendo con fuerza, cerré los ojos, había sido la primera vez en mucho tiempo que no había cubierto mis ojos cuando estaban con alguien, era la primer
Cameron me miró de nuevo y suspiró pesadamente.—Entra, hablemos adentro — su voz fría golpeo parte de mí, suspiré y pasé una mano por mis cabellos, él observó detenidamente ese ligero toque.—Pero…—Está bien, Leah se irá pronto. No tienes que decir mucho hasta que ella se vaya. Después de eso podremos hablar, ¿está bien?—Cameron.—Hablaremos después, entra voy a prepararte algo de té.—Gracias… — susurré, él asintió, entre a la casa.Su casa era tal y como la recordaba, suelos de madera y colores oscuros, una de las ventanas de la sala le confería un poco más de luz, pero en general era bastante elegante y sobrio.—Toma asiento, prepararé el té — su voz se arrastr&o
—Vete, no quiero verte más — la vi darme la espalda y cubrirse hasta la barbilla con las sábanas blancas del hospital, intenté acercarme, pero la mano de Cameron se cerró en mi brazo y me atrajo hasta él de nuevo, besó mi cabello.—Vamos, vendremos después. Dejemos que descanse — susurró en mi oído, mi cuerpo temblaba, tenía demasiado frío.—No quiero volver a verlos.—Mamá…—No me llames así, es culpa tuya que ahora tu padre esté en la cárcel. Eres un estúpido.—Señora Jo…—No me hables. Llévate a ese idiota de una vez por todas.—Su hijo no hizo nada, fui yo quien llamó a la policía.—No me interesa. Solo lárguense.—Mamá, yo&hell