Capítulo 107

Dixon.

El viaje de regreso fue tranquilo, Chantal, como de costumbre, se quedó dormida. Sus dedos estaban entrelazados y él podía notar cierta paz en su semblante. Aparcó frente a su edificio, había anochecido y era hora de separarse, cosa que él no quería. Sopesó la idea de secuestrarla y llevarla hacia su apartamento, pero no quería acelerar las cosas, aunque las ganas de poseerla le estaban quitando el juicio.

—Hemos llegado —susurró en su oreja y luego comenzó a dejar pequeños besos sobre esta.

Ella rio por las cosquillas que le causaba. Se giró y juntó sus labios con los de él. Sus bocas se fundieron. El deseo llameante se esparcía por sus cuerpos con cada lamida y mordida que se propinaban. Quería más, y la rizada también, lo sabía por la forma en que ella tocaba sus brazos, su pecho y abdomen.

Él no se pudo aguantar, fue dejando un rastro húmedo con sus labios sobre el cuello de Chantal. Llegó hasta su pecho y comenzó a subir el sueter de tela fina que cubría la magnificencia
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