Isabella
―Pero antes de que la lleve con él, ¿Trae consigo sus documentos completos? ―preguntó la mujer, yo asentí y lo saqué de mi bolso estilo portafolio –dos en uno—, se los entregué y en lo que lo daba una revisión, miré el lugar, desde que había cruzado las puertas del elevador se sintió el ambiente frío, aun así, lo sentí debajo de mi saco del conjunto. “¿Qué tenían calor?” Estábamos en otoño y esto pareció un congelador minimalista y con cuadros con pinturas extrañas. ―Bien, sígame. ―la seguí intentando no encorvarme por los botones de mi blusa y no abrir muchas las piernas al caminar para no romper la falda, “Dios mío, que no mate a nadie con un botón hoy” nos detuvimos frente a las puertas dobles. ―Cada vez que llegues a entrar con el señor Ashgar, tiene que tocar dos veces, así como lo haré, y esperar que le dé la confirmación de que puede entrar.
―Bien. ―asentí entendiendo lo que me estaba diciendo.
―No puedes tocar más de dos. Y hay una cámara de seguridad ahí misma. ―miré donde señaló. ―Tienes que seguir las reglas. ―asentí ahora lentamente entendiendo lo que me estaba diciendo. Tocó la puerta dos veces delicadamente con sus nudillos.
―Adelante―se escuchó la voz masculina y fuerte del otro lado de la puerta.
―Ahora puedes entrar a la entrevista. ―abrió la puerta y me hizo una señal de que entrara, lo hice y cuando pensé que entraría a dejar mis documentos, cerró la puerta detrás de mí. La oficina estaba fría, no se veía a nadie sentado en el escritorio intimidante, lo único que se podía ver desde mi lugar, era la luz de la lámpara del escritorio y a mi lado derecho a un par de metros de distancia una gran y elegante sala de cuero, las ventanas que daban al mundo exterior eran de techo al suelo, se podía ver los edificios vecinos, pero esta vista desapareció cuando se oscureció el vidrio.
―Te dejo―dijo una alta figura saliendo de un cuarto al fondo, ―Sí, tengo que hacerlo yo mismo, mi secretaria no sabe elegir personal para el puesto. Bien sûr, je t’appellerai plus tard. ―y colgó la llamada, las últimas palabras que había dicho me habían hipnotizado: “Claro, te llamaré más tarde,” Amaba el idioma francés, lo dominé en un par de meses, pero nunca tuve la oportunidad de usarlo en mi trabajo anterior.
―Buenos días, señor Ashgar. Soy Isabella Sánchez Figueroa.
―Buenos días, ―no me miró mientras caminó, se acercó a su escritorio para luego dejarse caer en él, la luz de la lámpara apenas dejó visible la mitad de su rostro. No sé por qué me tensé. ―Puede tomar asiento. ―asentí y cuando me acerqué, entré en pánico, “si me siento, ¿Podría romper mi falda?” ― ¿O quiere estar de pie? ―noté que arqueó una ceja y me dio un repaso discreto.
―Preferiría de pie, si no es mucha molestia, señor.
―Bien, entonces vienes para el puesto de asistente personal de presidencia.
― ¿Qué? ―salió esa única palabra sin filtro.
― ¿Perdón? ―dijo de repente no entendiendo al igual que yo.
―Disculpe, ―me aclaré la garganta― ¿El puesto de asistente de presidencia?
―Así es, es la única vacante que tenemos en estos momentos, si mal no recuerdo, lo cual es raro, ya que yo no soy de olvidar algo, ―empezó a revisar los papeles que tenía en la superficie de su escritorio―Eres la persona que recomendó Sophia Maxwell, anteriormente era la jefa de contabilidad y finanzas de WB Automotriz. Ahora lo es de Ashgar Export. ―él esperó una respuesta de mi parte.
―Pensé que el puesto era para una vacante del piso de administración.
―No, es para el puesto de mi asistente personal. ―me tensé.
―Claro, está bien. ―estaba incómoda, no sabía qué hacía una asistente de presidencia.
―Eres Isabella, ―estaba leyendo algo en una tableta, la luz de ese aparato iluminó mejor su rostro y me quedé quieta en mi lugar. “¿Qué es un modelo de revista?”, creí por un momento y luego me regañé mentalmente, pero tenía que ser sincera, esto no funcionaría.
―Disculpe, señor Ashgar―el hombre tensó su mandíbula y levantó la mirada de la tableta. ―Sinceramente, no sé por qué la señorita Maxwell me ha recomendado en un puesto en el que no tengo experiencia, sé qué esto es hacerle perder el tiempo, así que me retiraré. Gracias por su preciado tiempo…―me incliné en despedida y luego me volví a la puerta.
―Deténgase ahí mismo. ―me detuve y me volví hacia él.
― ¿Sí? ―él presionó de nuevo sus labios con dureza, se levantó y tomó un control para después darme cuenta de que la luz estaba empezando a iluminar la oficina por completo. “Qué impresionante, tanta tecnología avanzada”
―Eres recomendada de ella, así que dimos prioridad, ya que preferimos los recomendados de los mejores empleados, y ella no es la excepción. ―Hizo una pausa― ¿Así te irás sin más? ¿Solo por qué no es de administradora? ―me tensé.
―No tengo experiencia en ser una asistente, señor.
―Entonces, ¿Por qué no arriesgarte? ―metió las manos en sus bolsillos de su pantalón elegante de vestir y se recargó en la orilla de su escritorio mirando directamente hacia mí. Caminé hacia él y me detuve a cierta distancia prudente y luego asentí lentamente.
―Lamento que haya visto esa parte de mí. ―él apenas estiró discretamente las comisuras de sus labios, pero luego alzó una ceja.
―Entonces empecemos la entrevista. ―rodeó el escritorio e intenté no mirarlo mucho, llegó a su silla y luego suspiró tomando su tableta. ―Por lo que veo en tu solicitud en línea es que tienes experiencia en todo lo que se refiere a lo administrativo.
―Sí, señor. ―contesté, luego dejó su tableta en la superficie del escritorio frente a él, su mirada cruzó con la mía. Me tensé, la mirada era bastante intensa que incomodaba, no sabía para donde mirar. No dije nada más, incluso estoy a punto de buscar la ruta de escape más cercana.
Isabella Empresas Ashgar Export ―No es nada del otro mundo este trabajo, solo lo que tiene es que debes de tener un paso delante de mí. ―arrugué mi ceño por un momento. ―No importa que no tengas experiencia, para ser sincero, ―se pasó una mano por su rostro y luego me miró―Estoy teniendo bastante dificultad para tener una asistente personal, sé qué mi secretaria lo está saboteando porque quiere que dependa de ella, pero no le daré el gusto. ―alcé mis cejas con sorpresa. ―Así que estarás a prueba un mes como mi asistente personal. ―Gracias, señor. ―dije tranquila, pero por dentro estaba emocionada por qué realmente iba a tener trabajo, aunque no como administradora, pero… ¿Cuánto gana una asistente? Dios, espero que pueda ayudarme el sueldo a volver a levantarme económicamente. ―Pasa con Eleonor para que te dé toda la información que necesitas para poder cumplir con las obligaciones del puesto y…―levantó su mirada oscura dando un repaso, luego se cruzó con la mía entrecerrando sus o
IsabellaMe quedé impactada con lo que mis ojos estaban leyendo, “Contrato permanente” cuando levanté la mirada en dirección ahora a mi nuevo jefe, él estaba enfrascado en una conversación en árabe y aunque sabía el idioma intenté no prestar atención hasta que se refirió a mí.“Es mi nueva asistente, así que si te pregunta mi madre dile que fue muy difícil encontrar a alguien con una con buenas referencias y confiables.” El hombre asintió y sonrió, desvié disimuladamente mi mirada, mi corazón se agitó con fuerza al ver el sueldo, tengo que hacer una exhaustiva investigación para saber cómo ser la mejor en este puesto. Lo firmé sin duda alguna y luego esperé a que terminaran la conversación, al hacerlo, le entregué al hombre mi contrato.— ¿Está todo bien, señorita Sánchez? —preguntó mi ahora jefe, el señor Ashgar. Asentí educadamente. —Bien, hay un baño en esta planta, sale y a la derecha al final lo encuentra, cámbiese y tire ese conjunto que tiene puesto. —alcé mis cejas y él se per
IsabellaAl final no había podido seguir con los siguientes puntos por qué le habían llamado al señor Ashgar y era de larga distancia, me dio indicaciones para que me quedara en mi lugar y así fue. Revisé el folder y encontré la lista de los contactos primordiales de él, así como los números de emergencia, los restaurantes que suele comer o pedir a domicilio. Solté un suspiro al ver que era bastante lo que necesitaba aprender con urgencia. Llegó la hora del almuerzo y seguí leyendo.―Veo que te estás esmerando para ser la asistente del señor Ashgar. ―dijo la secretaria frente a mí, la mujer se veía que era de armas a tomar, pero lo que ella no sabía era que yo también, y aunque haya firmado ya un contrato permanente, lucharía para permanecer todo el tiempo posible y que el señor Ashgar me necesite más que esa mujer. Le puse una sonrisa amable, pero ella no sabía que fingida.―Sí, se ve que está fácil, es cuestión de memorizar números, nombres y apellidos.―No solo es memorizar, es ten
IsabellaEstaba en total shock cuando sus palabras salieron de su boca. “Vaya, este trabajo es el soñado de cualquier persona” Sueldo, prestaciones y ahora este plus, un auto nuevo.— ¿Está bien? —preguntó el señor Ashgar, asentí de inmediato y bajé con cuidado del auto para quedarme a cierta distancia por educación.—Gracias, señor Ashgar, es solo que es algo elegante para ser un plus. —él arqueó una ceja.—Todos mis empleados más cercanos, de entera confianza, tienen un plus. —alcé mis cejas y asentí lentamente.—Gracias, señor Ashgar.—Solo llámame «Señor». Mañana podrás empezar a usarlo. —asentí recordando lo de las reglas.—Sí, señor. —me hizo señas de que cerrara la puerta del auto y lo siguiera.— ¿Y dónde dice que vive? ¿Está cerca de la empresa? —preguntó curioso al parecer. Seguí caminando detrás de él.—A unos veinte minutos en autobús. Vivo en la zona de Rockville. Tengo un departamento.—Oh, ya sé dónde. Tienen buena vista a la ciudad. —Noté la sorpresa—Es una buena zona,
Isabella El señor Ashgar se retiró dejándome ahí de pie haciendo un gesto formal de despedida en medio de mi sala, tenía el corazón latiendo a toda prisa, todo era tan extraño y demasiado bueno que necesitaba una dosis de realidad. Llamé a mis hermanos en México y cuando les he contado todo lo que estaba actualmente pasando, se han quedado pasmados, intrigados, preocupados y pensaban igual que yo: “Era demasiado bueno para ser cierto” Julio preguntó si no era uno de esos jeques que tenían a su propio personal para desaparecer gente como lo habían visto en las noticias meses atrás, Luis estaba de cierto modo impresionado por el sueldo y las prestaciones, pero pensaba igual, era como sacarse la lotería de manera inesperada. —Pero ya has firmado y ya no hay vuelta atrás, y es mejor andar con pie de plomo con ese tipo de gente, Isa. Tienes que tener muchísimo cuidado, no quiero despertar una mañana y no saber de ti. —dijo Julio, solté un largo suspiro. —Pero debemos de ver el lado bueno
ZaidRepasé mentalmente todo lo sucedido el día de hoy, el escuchar cómo había empezado la oración la señorita Sánchez con “Dijo la señora Bruce…” me hizo molestar. No iba a dejar que mi madre y la señora Bruce ganaran en mi territorio. Así que había decidido llevar a mi asistente conmigo a la boda de mi hermano en Abu Dabi, y así no llevar a la señora Bruce. No entendí por qué tanto afán por inmiscuirse en mi vida. ¿Creía que faltaría a mi palabra de casarme con la hija menor de uno de los jeques más importantes de Dubái? Cuando daba mi palabra, la cumplía.Durante la noche, me había paseado por mi jardín como solía hacerlo cuando estaba estresado, tomaba un poco de aire y así tranquilizaba mi mente. Sabía que tarde o temprano tenía que enfrentarme a todas mis responsabilidades familiares y que empeoraría más mi relación con mis padres de lo que ya estaba, era el menor de cuatro, el mayor estaba soñando con tomar el lugar de nuestro padre, el del medio, estaba a punto de casarse y su
Isabella Durante el trayecto al aeropuerto, revisé las horas de vuelo, así como el clima en Dubái. Estaba emocionada de que iba a conocer hermosos lugares, rascacielos impresionantes y claro, a la familia de mi jefe. El solo recordar las costumbres y tradiciones de los árabes, me provocó un poco de emoción e inquietud. “¿Y si falto al respeto sin darme cuenta?”, negué de inmediato, me dedicaría a aprender más de su cultura y evitar cualquier error. — ¿Está nerviosa? —preguntó mi jefe, levanté la mirada de la pantalla de mi celular y lo giré sobre mi regazo. —Un poco, señor. —confesé, pero seguí de manera profesional, sentí como mi tripa se removió implorando un poco de alimento. Por su arqueo de ceja podría jurar que se ha escuchado, me aclaré la garganta y desvié la mirada por la ventanilla, avergonzada y llevándome la mano a mi estómago, no quería ver su rostro, intenté controlar los nervios y entonces escuché ruido de papel, cuando regresé la mirada, él, en todo su pose elegante
Isabella Vuelo de Toronto a Dubái. Eran las 3:45 am cuando el avión despegó de la pista privada del Aeropuerto Internacional Toronto Pearson, el señor Ashgar estaba aún molesto, que molesto, rabioso. No le había dirigido la palabra a la señora Bruce desde que había subido. Estaríamos durante doce horas y cincuenta minutos, volando y no quería imaginar cómo sería el viaje. Miré el reloj y calculé aproximadamente a qué horas llegaríamos a Dubái, “A eso de las tres y media, o cuatro de la tarde, esto será eterno” pensé, luego solté un suspiro discreto. Dos azafatas se encargaron de darnos todo lo que necesitábamos, entre eso, las frazadas que estaban realmente calientes, el sillón se hacía una cama individual para mi sorpresa, cuando el señor Ashgar me señaló de dónde tirar, solté una exclamación que le hizo sonreír, pero lo disimuló bastante bien. Después de un largo rato en el que alcancé a dormir un poco, me exalté cuando escuché voces, era el señor Ashgar y la señora Bruce. —Le o