Isabella
Empresas Ashgar Export
―No es nada del otro mundo este trabajo, solo lo que tiene es que debes de tener un paso delante de mí. ―arrugué mi ceño por un momento. ―No importa que no tengas experiencia, para ser sincero, ―se pasó una mano por su rostro y luego me miró―Estoy teniendo bastante dificultad para tener una asistente personal, sé qué mi secretaria lo está saboteando porque quiere que dependa de ella, pero no le daré el gusto. ―alcé mis cejas con sorpresa. ―Así que estarás a prueba un mes como mi asistente personal.
―Gracias, señor. ―dije tranquila, pero por dentro estaba emocionada por qué realmente iba a tener trabajo, aunque no como administradora, pero… ¿Cuánto gana una asistente? Dios, espero que pueda ayudarme el sueldo a volver a levantarme económicamente.
―Pasa con Eleonor para que te dé toda la información que necesitas para poder cumplir con las obligaciones del puesto y…―levantó su mirada oscura dando un repaso, luego se cruzó con la mía entrecerrando sus ojos. ―Pida un uniforme, no se permite vestir de manera… Provocativa.
― ¿Perdón? ―pregunté, ― ¿Provocativa? ―Formó una línea con sus labios y mostró un gesto de desaprobación, ―Sí, señor Ashgar. ¿Otra cosa más?
―Puedes retirarte, comienzas mañana a las seis de la mañana. ―luego se levantó tomando su celular quien sabe de dónde y se puso a hablar en portugués. Caminé a la salida con el corazón latiendo a toda prisa. Cerré la puerta detrás de mí y caminé por el pasillo, di vuelta y más allá, estaba Eleonor Bruce. Por su forma de mirarme, estaba dispuesta ella a sabotearme como dijo el señor Ashgar, pero no soy de las que se dejan. Y pensar que me iba a ir dejando la oportunidad de no ser por qué me dio en mi orgullo: “¿No te vas a arriesgar?” Tomé aire y lo solté entre dientes intentando tranquilizarme.
Ella sonrió, pero no le llegó a los ojos, primera observación.
―Bienvenida a su mes de prueba señorita Sánchez, me acaba de informar el señor Ashgar que le entregara el libro con lo que él ha estado agregando para que se cumpla al pie de la letra. Tiene que cuidarlo mucho, ya que él se enoja si encuentra siquiera una mancha o un dobles. ―me entregó un folder grueso con documentos, iba a hojearlo, pero mejor esperaría cuando llegara al departamento.
―Gracias. ―le dije.
―Necesitarás suerte para poder aprenderte todos esos documentos para mañana antes de las seis de la mañana, ¿Por qué si te ha dicho que tu entrada es a las seis de la mañana? ―Sí, señora Bruce. ―ella sonrió y arqueó una ceja.
―Entonces, suerte. ―luego sonrió triunfante dándose la vuelta para rodear su escritorio y se sentó en su silla poderosa de cuero. ―Por cierto, ―dijo y señaló un escritorio en un rincón. ―Ese es tu área de trabajo. Límpialo antes de usarlo.
―Sí, señora Bruce. ―miré el escritorio con una PC, un teclado y una mesa a lado como para poner carpetas o libros. Tenía que aprender todo lo que se hacía en esta empresa si quería callarle la boca a la señora Bruce.
―También te tengo que poner al tanto, ―me volví a ella cuando dejé el folder con los documentos. ―Tienes que estar totalmente disponible para el señor Ashgar, suele viajar bastante y cuando él no está, yo soy la jefa.
―Sí, señora Bruce. ―pude ver la molestia en su mirada. ― ¿Otra cosa, señora Bruce?
―No. Solo que tienes que aprenderte todo eso que te di, no puedes tener fallas por qué a la primera, tendrás que marcharte. Se acaba tu mes de prueba.
― ¿Y por qué no duran las demás que han venido? ―ella ignoró mi pregunta fingiendo mirar la pantalla de su iMac. ―Me imaginé. ―murmuré entre dientes volviéndome hacia el escritorio, no estaba sucio o roto, estaba impecable, solo era organizar los muebles.
―Tendrás que pasar a personal para ordenar un uniforme a tu medida, no puedes vestir tan… Provocativa. ―cerré los ojos al escuchar de nuevo esa palabra, me volví a ella y le puse una sonrisa fingida.
― ¿Por qué dice que es provocativa? Si está a la misma altura que su falda, no estoy enseñando piel como la que me ha recibido al entrar a la empresa.
―La tienes muy… Ajustada. ―me señaló la blusa de vestir debajo de mi saco.
―Oh, es la talla.
―Deberías de elegir una talla acorde a la tuya, no embutirte a la fuerza en una que no es. ―sus palabras calaron de alguna forma dentro de mí.
―Gracias. ―ella arqueó una ceja, luego me volví hacia el escritorio dándole la espalda, no podía sentarme de nuevo, -la primera fue en el bus- y había tronado un poco. Mejor iría de inmediato por un uniforme a mi talla o quedaría en vergüenza una vez que le saque el ojo con un botón a alguien, - o a la señora Bruce- aunque por su actitud despectiva, no estaría mal acomodarle un poco la quijada. ―Una pregunta, ¿Podría indicarme en que piso está personal?
―Yo bajaré a personal, puedes seguirme. ―era la voz del señor Ashgar. ―Así firmo de una vez el mes de prueba. ―asentí y noté cuando la señora Bruce se puso de pie de un movimiento como soldado.
―Si quiere yo la llevo, señor. ―dijo la señora Bruce buscando aprobación de su parte.
―No. He dicho que voy yo, gracias. ―entró al elevador y me hizo seña de que lo hiciera ya, entré torpemente y me puse hasta atrás, presionó el botón veinte y las puertas se empezaron a cerrar, cuando esto pasó, pude notar su tensión. No tenía el saco del traje puesto, solo su camisa de vestir la dejaba a la vista, desde mi lugar, vi su espalda ancha y como la tela estaba ajustada a sus brazos. “Dios, este es un dios griego pulido en los cielos” me aclaré la garganta alejando esos pensamientos inaceptables para mí. El elevador se detuvo y salió, no me cedió el paso. Lo seguí, el ruido que se escuchó cuando las puertas del elevador se abrieron, cesó cuando él salió. Nos detuvimos frente a un señor en traje. ― ¿El señor Mohamed?
―Lo está esperando adentro, señor Ashgar.
―Gracias, ―me hizo seña de que entrara con él, al entrar a la oficina, el hombre alto y corpulento, se puso de pie.
―Señor Ashgar, tengo todo listo. ―le informó.
―Perfecto, necesito…―me miró discretamente, luego suspiró y negó como desaprobando algo, luego miró al otro hombre. ―Un uniforme provisional en lo que le compro otro más adecuado a su puesto.
―Sí, señor Ashgar, ―me miró e hizo una inclinación―Bienvenida, señorita Sánchez. Pase por aquí, ―me señaló una entrada, lo seguí y entonces me di cuenta de que era el área de uniformes, tomó uno de un estante y me lo entregó. ―Espero no equivocarme de talla. ―agradecí con un movimiento de barbilla y miré la etiqueta, era dos tallas más grandes que la mía original antes de subir de peso estos meses. ― ¿No lo es? ―preguntó preocupado.
―Está bien, gracias. ―me aclaré la garganta― ¿Si bajo de peso, se puede cambiar la talla? ―él asintió.
―Claro, por supuesto.
―Gracias―luego salimos de la habitación y estaba el señor Ashgar sentado en la silla frente al escritorio.
― ¿Listo? ―preguntó al hombre.
―Sí, ―tomó unos documentos y me los entregó. ―Aquí tiene señorita Sánchez, este es el contrato de su puesto de trabajo como asistente personal.
―Gracias. ―dije aceptando los documentos.
―Toma asiento y léelos con calma, en lo que arreglamos un asunto el señor Mohamed y yo.
―Sí, señor Ashgar. ―pero no tomaría el asiento por qué reventaría mi falda. Comenzaron a hablar en árabe así que me centré en leer los documentos de pie a lado del gran sillón de cuero, entonces mis ojos se abrieron de par en par al leer: Contrato Permanente y el sueldo a lado con una cantidad tres veces más de lo que ganaba en mi anterior trabajo como administradora…“¿Qué es lo que hace una asistente personal para el señor Ashgar?”
IsabellaMe quedé impactada con lo que mis ojos estaban leyendo, “Contrato permanente” cuando levanté la mirada en dirección ahora a mi nuevo jefe, él estaba enfrascado en una conversación en árabe y aunque sabía el idioma intenté no prestar atención hasta que se refirió a mí.“Es mi nueva asistente, así que si te pregunta mi madre dile que fue muy difícil encontrar a alguien con una con buenas referencias y confiables.” El hombre asintió y sonrió, desvié disimuladamente mi mirada, mi corazón se agitó con fuerza al ver el sueldo, tengo que hacer una exhaustiva investigación para saber cómo ser la mejor en este puesto. Lo firmé sin duda alguna y luego esperé a que terminaran la conversación, al hacerlo, le entregué al hombre mi contrato.— ¿Está todo bien, señorita Sánchez? —preguntó mi ahora jefe, el señor Ashgar. Asentí educadamente. —Bien, hay un baño en esta planta, sale y a la derecha al final lo encuentra, cámbiese y tire ese conjunto que tiene puesto. —alcé mis cejas y él se per
IsabellaAl final no había podido seguir con los siguientes puntos por qué le habían llamado al señor Ashgar y era de larga distancia, me dio indicaciones para que me quedara en mi lugar y así fue. Revisé el folder y encontré la lista de los contactos primordiales de él, así como los números de emergencia, los restaurantes que suele comer o pedir a domicilio. Solté un suspiro al ver que era bastante lo que necesitaba aprender con urgencia. Llegó la hora del almuerzo y seguí leyendo.―Veo que te estás esmerando para ser la asistente del señor Ashgar. ―dijo la secretaria frente a mí, la mujer se veía que era de armas a tomar, pero lo que ella no sabía era que yo también, y aunque haya firmado ya un contrato permanente, lucharía para permanecer todo el tiempo posible y que el señor Ashgar me necesite más que esa mujer. Le puse una sonrisa amable, pero ella no sabía que fingida.―Sí, se ve que está fácil, es cuestión de memorizar números, nombres y apellidos.―No solo es memorizar, es ten
IsabellaEstaba en total shock cuando sus palabras salieron de su boca. “Vaya, este trabajo es el soñado de cualquier persona” Sueldo, prestaciones y ahora este plus, un auto nuevo.— ¿Está bien? —preguntó el señor Ashgar, asentí de inmediato y bajé con cuidado del auto para quedarme a cierta distancia por educación.—Gracias, señor Ashgar, es solo que es algo elegante para ser un plus. —él arqueó una ceja.—Todos mis empleados más cercanos, de entera confianza, tienen un plus. —alcé mis cejas y asentí lentamente.—Gracias, señor Ashgar.—Solo llámame «Señor». Mañana podrás empezar a usarlo. —asentí recordando lo de las reglas.—Sí, señor. —me hizo señas de que cerrara la puerta del auto y lo siguiera.— ¿Y dónde dice que vive? ¿Está cerca de la empresa? —preguntó curioso al parecer. Seguí caminando detrás de él.—A unos veinte minutos en autobús. Vivo en la zona de Rockville. Tengo un departamento.—Oh, ya sé dónde. Tienen buena vista a la ciudad. —Noté la sorpresa—Es una buena zona,
Isabella El señor Ashgar se retiró dejándome ahí de pie haciendo un gesto formal de despedida en medio de mi sala, tenía el corazón latiendo a toda prisa, todo era tan extraño y demasiado bueno que necesitaba una dosis de realidad. Llamé a mis hermanos en México y cuando les he contado todo lo que estaba actualmente pasando, se han quedado pasmados, intrigados, preocupados y pensaban igual que yo: “Era demasiado bueno para ser cierto” Julio preguntó si no era uno de esos jeques que tenían a su propio personal para desaparecer gente como lo habían visto en las noticias meses atrás, Luis estaba de cierto modo impresionado por el sueldo y las prestaciones, pero pensaba igual, era como sacarse la lotería de manera inesperada. —Pero ya has firmado y ya no hay vuelta atrás, y es mejor andar con pie de plomo con ese tipo de gente, Isa. Tienes que tener muchísimo cuidado, no quiero despertar una mañana y no saber de ti. —dijo Julio, solté un largo suspiro. —Pero debemos de ver el lado bueno
ZaidRepasé mentalmente todo lo sucedido el día de hoy, el escuchar cómo había empezado la oración la señorita Sánchez con “Dijo la señora Bruce…” me hizo molestar. No iba a dejar que mi madre y la señora Bruce ganaran en mi territorio. Así que había decidido llevar a mi asistente conmigo a la boda de mi hermano en Abu Dabi, y así no llevar a la señora Bruce. No entendí por qué tanto afán por inmiscuirse en mi vida. ¿Creía que faltaría a mi palabra de casarme con la hija menor de uno de los jeques más importantes de Dubái? Cuando daba mi palabra, la cumplía.Durante la noche, me había paseado por mi jardín como solía hacerlo cuando estaba estresado, tomaba un poco de aire y así tranquilizaba mi mente. Sabía que tarde o temprano tenía que enfrentarme a todas mis responsabilidades familiares y que empeoraría más mi relación con mis padres de lo que ya estaba, era el menor de cuatro, el mayor estaba soñando con tomar el lugar de nuestro padre, el del medio, estaba a punto de casarse y su
Isabella Durante el trayecto al aeropuerto, revisé las horas de vuelo, así como el clima en Dubái. Estaba emocionada de que iba a conocer hermosos lugares, rascacielos impresionantes y claro, a la familia de mi jefe. El solo recordar las costumbres y tradiciones de los árabes, me provocó un poco de emoción e inquietud. “¿Y si falto al respeto sin darme cuenta?”, negué de inmediato, me dedicaría a aprender más de su cultura y evitar cualquier error. — ¿Está nerviosa? —preguntó mi jefe, levanté la mirada de la pantalla de mi celular y lo giré sobre mi regazo. —Un poco, señor. —confesé, pero seguí de manera profesional, sentí como mi tripa se removió implorando un poco de alimento. Por su arqueo de ceja podría jurar que se ha escuchado, me aclaré la garganta y desvié la mirada por la ventanilla, avergonzada y llevándome la mano a mi estómago, no quería ver su rostro, intenté controlar los nervios y entonces escuché ruido de papel, cuando regresé la mirada, él, en todo su pose elegante
Isabella Vuelo de Toronto a Dubái. Eran las 3:45 am cuando el avión despegó de la pista privada del Aeropuerto Internacional Toronto Pearson, el señor Ashgar estaba aún molesto, que molesto, rabioso. No le había dirigido la palabra a la señora Bruce desde que había subido. Estaríamos durante doce horas y cincuenta minutos, volando y no quería imaginar cómo sería el viaje. Miré el reloj y calculé aproximadamente a qué horas llegaríamos a Dubái, “A eso de las tres y media, o cuatro de la tarde, esto será eterno” pensé, luego solté un suspiro discreto. Dos azafatas se encargaron de darnos todo lo que necesitábamos, entre eso, las frazadas que estaban realmente calientes, el sillón se hacía una cama individual para mi sorpresa, cuando el señor Ashgar me señaló de dónde tirar, solté una exclamación que le hizo sonreír, pero lo disimuló bastante bien. Después de un largo rato en el que alcancé a dormir un poco, me exalté cuando escuché voces, era el señor Ashgar y la señora Bruce. —Le o
IsabellaAun en vuelo a Dubái...Cuando escuché las últimas palabras del señor Ashgar me quedé casi con la boca abierta, ¿Cómo que la mayoría de mi trabajo será ser esa barrera entre él y ella? ¿Mi trabajo será ser la que…? Espera, Isa, te va a pagar un sueldo triple al anterior así que puedes ser hasta su Hulk si quiere.Asentí lentamente a sus palabras y él mostró satisfacción.—Solo necesito que me guíe exactamente por donde querrá que me encamine y así no tropezar. —fue lento, pero entendió a lo que me refería.—En primera, —tomó una bocanada de aire y luego desvió la mirada, retomó el caminar por el espacio y se volvió a detener para posar su mirada en mí. —Primero pensaré exactamente lo que quiero que haga cuando lleguemos. Ella querrá quedarse cerca de mí, —hizo una pausa—Pero lo que nadie sabe de mi familia y ella es que yo he comprado mi propio lugar para llegar cuando venga de visita. —Arrugué mi ceño.—¿Siempre llegaba a casa de su familia? —él tensó su mandíbula y su mirad