En este momento, el maestro Duque tenía toda su atención puesta en desalentar a los miembros del Valle Umbra. Lo que más odiaba ver era que los miembros del Valle Umbra se regocijaran y se sintieran superiores. El decano Domínguez lanzó una mirada fría al maestro Duque, sabiendo que en ese momento él estaba al borde de convertirse en una persona resentida.

Sin embargo, como decano, no podía simplemente permitir que el maestro Duque continuara humillando al Valle Umbra sin responder.

El decano Domínguez se rió fríamente y dijo:

—¿Cómo sabes que Yadon y Yanis, de tu facción, podrán tener éxito en la refinación? En la primera competición, el rendimiento de esos dos no fue ni siquiera comparable a nuestros Xiomaro y Cerauno del Valle Umbra cuando se combinaron. Solo mil ciento cincuenta runas de energía, y aquí somos cien más. Al comparar ambas, ¿no puedes ver quién es más fuerte y quién es más débil?

El maestro Duque ya se había vuelto un poco irracional debido a la frustración. En este